Degradación Política en tiempo de elecciones: Roberto Molina

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09-sinapsiaCuando la democracia se corrompe, la corrupción y la degradación del ejercicio político se ponen de manifiesto.

No existe un día en que no se conozca un caso de corrupción en aquellos que tienen como actividad el ejercicio de la función pública,  muchos de ellos son  emanados de las urnas, algunos surgidos de procesos inciertos, sin el menor margen de legitimidad, en un sistema democrático que todo lo permite.

Es claro que las campañas políticas en México, se han movido dentro de un margen de ilegalidad, con financiamiento incierto y peor aún, con un comportamiento dudoso.

Sin embargo, en un país donde la clase política es una sola, los pactos de impunidad se han hecho necesarios para seguir con este andamiaje cínico que permita transitar sin menores aspavientos, y donde la gobernabilidad de no contar con estos pactos perversos, parece que estaría condenada al fracaso.

En un sentido estricto, la democracia es una forma de organización del Estado, en la cual las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta, que le confieren legitimidad a los representantes.

Pero en los hechos la realidad es diferente.

La demagogia con la que se mueven los representantes populares, sean legisladores, secretarios de estado, delegados federales  y hasta aspirantes a candidatos, ha roto una gran franja de desencanto en la sociedad.

Si los aspirantes a dirigir los destinos del País continúan por la ruta demagógica como estrategia para alcanzar el poder político, el rechazo se incrementará paulatinamente y amenaza con crecer como una bola de nieve.

Los partidos políticos (todos), no han tenido la capacidad de presentar soluciones y propuestas a los grandes problemas del País.

La razón, es sin duda que prefieren mediante el reparto de cuotas y de cuates, continuar con la dosificación de espacios de poder, los cuales les genera riqueza, y los hacen parte de una clase política privilegiada en un país donde existen cincuenta millones de pobres, y donde ellos desde luego, ya no forman parte.

Los políticos han arrastrado a la sociedad a una franja del Chantaje, del cochupo, del soborno, de la informalidad y del tráfico de influencias.

Esto es lo que les ha resultado más fácil, en lugar de garantizar educación,  empleo, salud, seguridad social, sano esparcimiento o diversión.

Los casos de Ayotzinapa,  la casa blanca de la primera dama del País, los contratos de Higa,  los video escándalos sexuales y la frivolidad de los políticos, deja al descubierto el poco interés que tienen por tener un país prospero, democrático y justo. Lo demás es solo es un discurso trillado.

En Oaxaca llegamos a un proceso federal donde los partidos políticos pareciera que compiten por ver quien presenta los peores perfiles.

Sus procesos internos mostraron una vez más su naturaleza, esa que emana un fuerte hedor a podredumbre, en donde los dueños del capital y de los partidos, seguirán imponiéndose sobre la sociedad.

El nuevo PRI, nos muestra en su mayoría a los viejos corruptos del sistema, herederos del poder y de las viejas prácticas antidemocráticas. El PRD, continua con la tradición de convertir a las tribus y a ese instituto político en modernas empresas familiares, y ejemplos sobran. El PAN, nos demuestra que aprendieron las mañas del PRI, y que desde el poder saben utilizar los programas y recursos públicos para hacer campaña sin el menor descaro  y con un cinismo exquisito. Los partidos pequeños continúan con la tradición del reciclaje, y Morena, emerge con una suma de vicios de todos los anteriores, pues trae personajes de bajo perfil. A este partido no le importa el debate ni la presentación de propuestas a la solución de los grandes problemas de los oaxaqueños y los mexicanos.

La degradación política se hace presente en este proceso y nos muestra un escenario adverso, en donde el desencanto de la sociedad puede llevar a una nula participación política o, en su defecto, a que muchos ciudadanos anulen su boleta como un mecanismo de rechazo a la banalidad de las propuestas de los partidos políticos.

El reloj electoral se encuentra en marcha y ha comenzado su cuenta regresiva. O los candidatos actúan con responsabilidad y emiten propuestas para regenerar el tejido social, o la sociedad les presentará su propuesta de divorcio.

Al tiempo.

Vía: Viral Noticias