Hace unos días se estrenó el documental “¡De panzazo!”, trabajo audiovisual que ha levantado polémica por lo mal realizado que está y el exceso de protagonismo del junior de los medios de comunicación Carlos Loret de Mola, fuera de eso, lo importante es que ha puesto sobre la mesa de debate la urgencia de elevar la cantidad y calidad de nuestro sistema educativo público básico. Debido a su relevancia, en esta ocasión le presento una síntesis del documento en el que se basa el documental, denominado: “Metas. Estado de la educación en México 2011”, publicado por la organización sin fines de lucro “Mexicanos primero”.
El primer dato importante que presenta el documento es que de cada 100 niños que ingresan al primer año de primaria, 64 llegan al sexto año, 60 inician sus estudios de secundaria, 51 llegan al tercer año de secundaria y sólo 46 se gradúan con posibilidades de cursar sus estudios de educación media superior. Las cifras son bastante claras, el sistema es incapaz de retener a los jóvenes, lo que crea un serio problema en materia de formación de capital humano.
Aquellos que alcanzan estudiar el bachillerato tienen serios problemas para graduarse, únicamente un 45% del total lo hace (20 de los 46 que llegan a este nivel del sistema educativo), mientras que en países como Finlandia lo hace el 95%, lo mismo en Japón, en Reino Unido 92%, Nueva Zelanda 90%, Corea 89%, Estados Unidos 76%, Brasil 74% y China 65%. Relacionado con lo anterior, mientras que en los países más ricos el promedio de años de escolaridad son 11.9, en México son 8.6.
Por otra parte, los pocos años que los mexicanos vamos en promedio a la escuela no son exactamente lo que desearíamos. Aunque el calendario oficial es de 200 días, en la experiencia de cientos de miles de niños, el número de días escolares es varias veces menor, principalmente en algunos estados del sur y centro del país que se ven continuamente afectados por las movilizaciones magisteriales. Los días perdidos en un estado como Oaxaca llegan a ser fatales, ya que para cuando un niño termina la primaria, habrá cursado un año menos que el resto de sus connacionales.
Aún y cuando no hubiera suspensiones, la jornada oficial es insuficiente, el sistema público de educación básica se caracteriza por jornadas reducidas, de apenas 4.5 horas en promedio para primaria y de 6.5 horas para secundaria. Si a esto se le suma que los profesores pierden el tiempo en asuntos administrativos e imponiendo orden en las aulas, se tienen jornadas educativas todavía más reducidas. El tiempo formativo típico para los alumnos en México es de 562 horas, mientras que en Corea del Sur es de 1,195, Finlandia 1,172, Estados Unidos 710 y Francia 875.
Además de que pocos mexicanos llegan a los niveles educativos superiores y los que llegan han recibido muy pocas horas efectivas de atención, México enfrenta un problema de bajo aprendizaje, cuando estamos en las aulas no aprendemos lo suficiente. Los resultados de la prueba ENLACE 2011 en el área de matemáticas, informan que, a nivel primaria 13.9% de los estudiantes muestran un nivel insuficiente, 53.5% un nivel elemental, 24.4% un nivel bueno y 8.2% un nivel excelente. A nivel secundaria, un 54% tiene un nivel insuficiente, 30.9% elemental, 11% bueno y 4.2% excelente. A nivel bachillerato 35.1% tienen un nivel insuficiente, 40.2% elemental, 16.7% bueno y 8% excelente.
Existe una prueba internacional de aptitudes denominada PISA, para 2009, los estudiantes analizados presentaron resultados que son muy decepcionantes. En ciencias, 47.3% tuvieron un desempeño mediocre, 33.6% regular, 15.8% bueno y 3.3% excelente. En matemáticas 50.8% tuvo un desempeño mediocre, 28.3% regular, 15.6% bueno y 5.4% excelente. En lectura 40.1% tuvo un desempeño mediocre, 33% regular, 21.2% bueno y 5.7% excelente.
De acuerdo con PISA, en México 0.7% de los alumnos se puede considerar como de nivel avanzado en matemáticas, mientras que en Chile es el 1.3%, Uruguay 2.4%, España 8%, Estados Unidos 9.9%, Holanda 19.8%, Corea 25.5% y Hong Kong 30.7%. A pesar de que se cuenta con muy pocos estudiantes talentosos en esta área, el documento señala que se ha incrementado el porcentaje en los últimos años, confirmando que es posible superar esta triste situación y tener los estándares internacionales.
De acuerdo con el reporte, algunas de las razones por las cuales no se obtienen mejores resultados es porque los procesos educativos son excesivamente rígidos, verticales, inconexos, no participativos: no se impulsa el descubrimiento, la innovación, los márgenes de creatividad responsable para directivos y maestros son muy estrechos, los niveles educativos no se conectan en la práctica. Agregaría que se ha perdido en los profesores el cariño y respeto por la profesión, desconocen o eluden la importante labor que tienen.
Para corregir el deterioro del sistema educativo, “Mexicanos primero”, propone lo siguiente: 1) más años y más horas. Todos con bachillerato (recientemente el ejecutivo dispuso como obligatoria la educación en este nivel). Alcanzar para el año 2024, arriba de 12 años promedio de escolaridad nacional, con jornada escolar ampliada de 6.5 horas y 200 días garantizados en cada ciclo escolar; 2) cambio en prácticas y resultados. Todos aprendiendo al nivel del mundo. Alcanzar también para el año 2024, el resultado promedio de los países ricos en matemáticas, comprensión lectora y ciencias en la prueba PISA; 3) contar con maestros como educadores profesionales. Alcanzar para 2016 una certificación que funcione como licencia profesional, con la integración completa de un concurso público conducido por un riguroso e imparcial órgano independiente, evaluación universal, periódica y obligatoria como sistema de promoción y rendición de cuentas con consecuencias, Carrera Magisterial como programa de estímulo auditado y suficiente; concluir la reforma auténtica de las normales para 2017 y la transformación de la formación continua con trayectos personalizados y del colectivo docente para 2020; 4) gasto transparente y eficiente. Alcanzar para 2013 un Padrón Nacional de Maestros Único, eliminar las comisiones no educativas para 2014 y contar con una nueva fórmula, con auditoría específica y oportuna, de distribución de gasto educativo que premie la contribución y rendición de cuentas de los estados, progresiva en términos de invertir donde más se necesita, y con la debida articulación con las reglas de coordinación fiscal, presupuestación y distribución de la función educativa entre los órdenes de gobierno para 2015. Las reglas de gasto así reformuladas impiden la doble negociación, el despilfarro y la desviación, evitando la ampliación de la brecha y permitiendo una continuidad mayor a la de los ciclos anuales; y 5) escuelas con autonomía y padres participando. Alcanzar en 2015 el reconocimiento formal de la identidad jurídica de cada escuela, con las suficientes atribuciones para concretar los mecanismos de gestión y articularse con la certificación de estándares por parte de la Federación y la asignación laboral de los maestros por parte de los estados; lograr, a partir de 2016, una política nacional de Participación Social, acordada socialmente, que precise modos de actuación, la complementariedad y el mutuo fortalecimiento entre las asociaciones de padres, los consejos de participación y las organizaciones de sociedad civil. La escuela se pone al centro del sistema, cuenta con un techo presupuestal explícito, genera las condiciones para que las plazas docentes y directivas se arraiguen en el centro escolar, la gestión compartida con los padres es tanto apoyo como vigilancia en recursos, procesos y resultados, todo el sistema funciona en diálogo franco con las expresiones de sociedad civil sin cerrarse al binomio autoridades/sindicato.
El camino es claro, la reforma educativa debe realizarse en lo inmediato. Es necesario un nuevo equilibrio educativo, ya que de no hacerlo corremos el riesgo de estancarnos para siempre y competir únicamente sobre la base de mano de obra barata, condenándonos al subdesarrollo. Espero que la información que “Mexicanos primero” ha presentado sirva para despertar en usted el ánimo por convertirse en un actor de cambio, que al sumarse a otros pueda darle un giro positivo a nuestra deteriorada economía y sociedad.
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* Profesor en economía de la UACJ, Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI)