Lo más alentador de los resultados electorales de Michoacán fue la derrota infligida al presidente de la República, que puso todo su empeño –y todos los recursos de la Federación– en ganar las elecciones de su estado a través de su hermana Luisa María y con el discutible apoyo del poderoso sindicato magisterial que lidera Elba Esther Gordillo.
Me alegra la derrota de los Calderón, no porque tenga algo contra esa familia que, como cualquier otra, merece y tiene mi respeto, sino por la lección de civismo que le dieron los michoacanos al presidente de la República al impedir que su hermana se erigiera en gobernadora.
Claro que ella tenía el mismo derecho que cualquier michoacano a lanzar su candidatura, pero su parentesco con el presidente le dio un tufo de nepotismo y el uso de recursos federales –dinero y el poder persuasivo de los delegados de las secretarías de Estado– constituyeron un abuso, uno más del presidente contra los michoacanos.
Los Calderón Hinojosa no parecen haberse percatado de la indignación de los michoacanos por la falta de respeto que les infligió el presidente al ordenar la aprehensión de 12 presidentes Municipales, 8 altos funcionarios del gobierno estatal, un Juez, 12 policías y dos ex directores de Seguridad Pública del Estado, todos los cuales tuvieron que ser puestos en libertad porque el Ministerio Público Federal no pudo probar sus supuestos vínculos con el narcotráfico.
No parecen haber entendido que la retención de recursos federales para obstruir al gobierno de Leonel Godoy no sólo agravió al gobernador y sus colaboradores, sino a todo el estado. Por eso los ciudadanos les dieron un voto de castigo en una jornada electoral ejemplar por la civilidad ciudadana en medio de la violencia y la incertidumbre en los últimos cinco años.
Fausto Vallejo, ganó porque es un hombre serio, que conoce y ama al Estado de Michoacán y es conocido y querido por sus paisanos. Vallejo es el hombre idóneo para encabezar el gran esfuerzo de reconciliación y recuperar el enorme trecho perdido por los abusos de la Federación y la pusilanimidad del gobierno de Leonel Godoy y del PRD que no defendieron la soberanía de su estado que está en la base del federalismo mexicano.
Con la derrota en Michoacán, las perspectivas del PAN para las elecciones federales de 2012 se hacen más sombrías. Si hoy fuera la elección, el PAN perdería la Presidencia de la República incluso si presentara como candidata a Josefina Vázquez Mota, cuya imagen se fortaleció a raíz de su penosa defenestración del cargo de secretaria de Educación Pública, por no haber cedido a las presiones de Elba Esther Gordillo.
Al mencionar de nuevo a esta señora, aliada temporal de los Calderón y de quien le llegue al precio, no puedo dejar de recordar que creció al impulso de Manuel Camacho que convenció al presidente Carlos Salinas de Gortari para que la pusiera al frente del sindicato magisterial en 1989 en sustitución de Carlos Jonguitud Barrios. El liderazgo de Elba Esther, que hoy tiene una considerable fuerza propia, tuvo su origen en una intromisión del Gobierno Federal en la vida del sindicato más grande de México y América Latina.
¿En qué se asienta el poder de Elba Esther en la actualidad?
Primero, en la corrupción de una gran parte del gremio magisterial, a través de salarios y prestaciones más que razonables, con la posibilidad de trabajar o no, hacerlo bien o mal, sin que autoridad alguna de la SEP se atreva a sancionar a nadie.
Segundo, en el ejército de operadores distribuidos en todo el país, que lo mismo sirven para llevar a la gente a votar que para sustituir a las autoridades de casilla, aunque fallaron en Michoacán.
Tercero, en su relación tolerante y supongo que no exenta de complicidad con la disidencia sindical, cuyas barbajanadas quedan siempre impunes, por ejemplo en Oaxaca.
Cuarto, en su capacidad para intimidar a gobernadores y funcionarios de la SEP.
¿Qué necesidad tienen los priistas de aliarse con la señora Gordillo? ¿No se dan cuenta de que los votos que le puede aportar esa socia valen mucho menos que el desprestigio y la cesión de instituciones que sin duda exigirá en pago a sus servicios? ¿No ven que la Educación es una auténtica emergencia nacional y que la mafia sindical es un obstáculo para cualquier reforma educativa seria?
El PRI regresará al gobierno con el país lastimado por la violencia, la pobreza expansiva, la desigualdad creciente y el estancamiento de la economía que tiende a acentuarse por la desaceleración estadunidense. El nuevo presidente necesitará una alta dosis de legitimidad, confiabilidad y liderazgo, y la asociación de su partido con personajes como Elba Esther Gordillo no abona en esa dirección.