Como es bien sabido por la gran mayoría de la ciudadanía, dentro de pocos meses se llevara a cabo la contienda electoral por medio de la cual serán electos tanto presidentes municipales y diputados locales. Suceso que siempre motiva a la reflexión, y en lo personal motiva siempre a cuestionar: ¿El modelo de partidos políticos que nos rige es vigente? ¿En verdad como ciudadanía, vemos representados nuestros intereses por las figuras políticas que ocupan el poder? ¿Tenemos políticos o “busca chambas” en la propaganda que vemos a diario? Pero sin lugar a dudas la pregunta que más inquieta mis reflexiones es esta: ¿Es redituable el gasto obsceno (a mi parecer), que tienen estos procesos electorales?
Según los datos manifestados por el Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana de Oaxaca, el gasto que tendrá este instituto encargado de organizar estas elecciones es de: 190 millones 745 mil 534 pesos con 06 centavos, los cuales fueron aprobados por la LXI Legislatura del Estado.
Más 190 MDP que se ocuparán en simular que la ciudadanía elige a sus gobernantes. Nunca pensé que el teatro fuese tan caro. “Mayorías relativas”, demasiado relativas diría yo. Los invito estimados lectores a hacer un ejercicio reflexivo con números un tanto generales. En la ciudad de Oaxaca aproximadamente el 50% de los inscritos en la lista nominal (personas que tienen las facultades legales para ejercer su voto) no votan. En esta contienda existen los siguientes partidos políticos: PRI, PAN, PRD, PT, Movimiento Ciudadano, PUP, PVEM, PANAL. Ocho contendientes sin contar al candidato cada vez más fuerte: “Nulo”. Es decir que el total de la votación efectiva, será distribuida entre estas 8 opciones institucionalizadas. En las pasadas elecciones fueron contabilizados alrededor de 142,000 votos en el municipio de Oaxaca de Juárez de los aproximadamente 250,000 integrantes de la lista nominal. Pero solo fueron suficientes 75,086 votos para ganar la elección. Es decir que 174,914 personas aceptan la decisión de las poco más de 75 mil. Este pequeño y sencillo análisis puede poner en tela de juicio el sistema de partidos que nos rige, ya que bajo números fríos y carentes de ideología, podemos notar que la creciente demanda de espacios específicos para opiniones político-ideológicas solo crea una mayor carencia de representación general en la sociedad.
Por otro lado, la tendencia al bipartidismo ha sido muy marcada gracias a las coaliciones, desde las elecciones presidenciales y las contiendas para ejecutivos estatales podemos notar que las fuerzas políticas se alían para crear posibilidades serias de detentar espacios de representación. Y no será diferente esta vez, la ya casi tradicional coalición surrealista PAN-PRD-PT hará frente a la igualmente tradicional PRI-PVEM, fuerzas políticas más arraigadas en el poder. Esto es una dura realidad, entonces “para qué sirven las ideologías, si a final de cuentas todo se reduce en no dejar al PRI ganar”. Lo peor es que nosotros pagamos por esta bazofia.
Y el resultado de esta “apertura democrática” es muy lamentable, ya que la política es la guía de la sociedad, es lo que le da fondo, esencia, es el alma de los Estados. Esta apertura democrática nos ha conducido a un Neo-Estado de naturaleza, donde las fuerzas dominativas son las económicas. Veamos lectores lo que ha resultado: hambre, marginación, desempleo, disparidades económicas polarizantes, familias desintegradas, rezagos educativos deplorables, etc. Sin mencionar la enorme corrupción que rige y caracteriza este tan singular proceso de perpetuación del poder.
La propuesta debe de ser contundente, debemos señores míos dejar de ser el tablero donde los poderosos juegan sus refinadas piezas de ajedrez, reaccionemos, participemos y exijamos justicia, orden y PAZ. Exijamos reglas claras, eliminemos los presupuestos a los partidos políticos, disminuyamos los sueldos de la alta clase política y eficientemos los procesos electivos. No sostengamos una pésima función trágica de teatro, de quinta.
Y esto solo se lograra a través del impulso de reformas que permitan al ciudadano consiente y participativo ser agente activo de la política. Referéndum, plebiscito y revocación de mandato, ¡reales!, deben de ser los elementos que sirvan de contrapeso al poder desmedido de los hombres de cuello blanco.
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