El 13 de abril de 1977, días después de que se dio a conocer su nombramiento como embajador de México en España, el expresidente Gustavo Díaz Ordaz ofreció una conferencia de prensa en el edificio de la Secretaría de Relaciones Exteriores ubicado en Tlatelolco, a sólo unos metros de donde nueve años antes, el 2 de octubre de 1968, centenares de estudiantes fueron masacrados.
Un joven reportero, Rafael López, provocó la colérica reacción del expresidente al cuestionarlo sobre la represión al movimiento estudiantil del 68.Díaz Ordaz perdió los estribos y contestó en tono de regaño: “… Estoy muy orgulloso de haber podido ser presidente de la República y haber podido, así, servir a México. Pero de lo que estoy más orgulloso de esos seis años es del año de 1968, porque me permitió servir y salvar al país,¡les guste o no les guste! (…) Y si no ha sido por eso, usted no tendría la oportunidad,¡muchachito!de estar aquí preguntando”.
Además del “¡muchachito!” escupido en tono despectivo, la frase “les guste o no les guste” quedó registrada como signo del carácter autoritario y dictatorial de quien en su momento asumió la responsabilidad “personal, ética, social, jurídica, política e histórica” de la matanza de Tlatelolco.
Treinta y ocho años después otro presidente, el municipal de Huajuapan, Luis de Guadalupe Martínez, recurrió al “les guste o no les guste”para justificar el gasto millonario por la construcción del hemiciclo a Juárez.
En una entrevista transmitida en la estación de radio que la sección 22 opera (de manera ilegal, por cierto), el presidente-notario dijo a voz en cuello: “El hemiciclo a Juárez, les guste o no les guste a todos, es producto de mis ahorros”.Y no fue la única vez que lo dijo, pues días antes había expresado lo mismo, palabras más palabras menos, en plena sesión del cabildo.
Por supuesto, el“les guste o no les guste”no es de la autoría de Díaz Ordaz ni del presidente-notario de Huajuapan. Su origen es incierto como la mayoría de las expresiones que integran el lenguaje popular, y es utilizado por personajes de muy diversa índole. Pero en todos los casos tiene una connotación de autosuficiencia, bravuconada y reto. No en balde los “prietitos” del equipo de futbol Atlante lo utilizaron para articular su porra: “Les guste o no les guste, les cuadre o no les cuadre, el Atlante es su padre”; y décadas después le agregaron “y al que no le guste, que ch… a su madre”.
En el buen lenguaje de Cervantes, el “les guste o no les guste”se traduce como “lo que tú digas o pienses carece de valor para mí, me vale un soberano cacahuate: aquí se hace lo que yo digo y punto”.
No sorprende que el presidente-notario de Huajuapan no sólo se haya proclamado dueño de los recursos públicos (“el hemiciclo es producto de MIS AHORROS”) sino que haya recurrido de manera reiterada al “les guste o no les guste”, pues desde el primer día de su gobiernomostró un desprecio absoluto hacia los ciudadanos, e incluso hacia los integrantes de su cabildo.
Pero el“les guste o no les guste”es también una de las expresiones favoritas del (hasta hoy) dos veces candidato perdedor a la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador. Entre las muchas ocasiones en que la ha utilizado destacan dos: en junio de este año, en Mérida, Yucatán, dijo en tono de reto: “Yo me voy a retirar cuando el pueblo lo quiera, cuando la gente lo quiera, no cuando lo quieran los de la mafia en el poder, ¡les guste o no les guste!“. Y hace apenas un mes, advirtió a un grupo de militantes que se inconformaron por el “destape” de Jesús Estrada Ferreiro como virtual candidato a gobernador de Sinaloa: “Les guste o no les guste, Estrada Ferreiro será quien lleve las riendas de MORENA rumbo a los comicios del 2016″.
Otro personaje que en fecha reciente recurrió al “les guste o no les guste” fue el polémico exentrenador de la Selección Mexicana de futbol, Miguel “El Piojo” Herrera, cuando después del fracaso del “tri” en la Copa América, aseguró a los representantes de los medios: “Les guste o no les guste, voy a estar aquí (en el cargo) hasta el 2018”.
En las postrimería de su gobierno, el hasta hace seis meses presidente de la República de El Salvador, Mauricio Funes, quien fue postulado por el Frente Farabundo Martí de Libración Nacional (FMLN), recurrió a la polémica frase cuando decidió cambiar el nombre del bulevar Diego de Holguin: “Les guste o no les guste, se va a llamar Monseñor Romero”, advirtió.
Por si fuera poco, al ser cuestionado por seguir realizando nombramientos de funcionarios cuando sólo faltaban dos semanas para que terminara su gobierno, respondió envalentonado: “Sigo siendo presidente de la República,les guste o no les guste, hasta el 31 de mayo, y no debo de renunciar a ello”.
Tal vez en estos personajes se inspiró el presidente-notario de Huajuapan. Lo que parece haber olvidado es que “El Piojo” Herrera tuvo que dejar la Selección Nacional días después, y que los opositores de Funes le respondieron con una campaña nacional con la frase “Te guste o no te guste, te vas”.
A CONTRAPELO. Algo tendrá que hacer el presidente-notario para recuperar el control de los integrantes del cabildo, quienes esta semana se le salieron del huacal. Y lo tendrá que hacer pronto si no quiere tener un fin de trienio de pesadilla porque, si no se ha dado cuenta, ya nomás le queda un año… le guste o no le guste.