Dark: Un final épico para la serie perfecta: Ismael Ortiz Romero Cuevas

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En este espacio, he escrito mucho sobre “Dark”, la serie de ciencia ficción alemana que desde que apareció en Netflix ha generado muchísimo interés y sorpresa para bien entre los usuarios del gigante en ‘streaming’. No es para menos, el drama ha presentado no solo uno de los argumentos más inteligentes de que se tenga memoria, sino que ha convencido a millones de espectadores en el mundo, de que son posibles los viajes en el tiempo y científicos han explicado la lógica de la historia; en México, fue la mismísima doctora Julieta Fierro Gossman, quien salió a elucidar ciertos pasajes de la serie. 

He mencionado el argumento, he mencionado la música, la fotografía, el guion escrito prácticamente sin ni un cabo suelto y es más, la propuse en la entrega número VII de “Películas y series para la crisis” que ideé para pasar el confinamiento lo mejor posible, como una opción para ‘maratonear’ un fin de semana. Todo eso, antes de que se estrenara la temporada final, misma que llegó a la plataforma el pasado 27 de junio, el día en el que el mismo drama de internet, se menciona como la fecha del apocalipsis. 

A estas alturas, estoy seguro que ya muchos han escuchado de las teorías y referencias que envuelven a la serie, pero lo que ha sido de verdad sorprendente para mí (y creo que para muchos), es la forma en cómo los creadores y escritores han concluido una de las historias que más ha jugado con la mente de los espectadores. No debió ser una tarea fácil, las expectativas eran muchas, pero además, lo presentado en las pantallas del ‘streaming’ había convencido a millones de fanáticos en el mundo de que los acontecimientos, los personajes, los escenarios, las referencias y los objetos, no estaban dentro por casualidad. Cada incidente repercutía en el pasado y el futuro de los protagonistas; cada objeto se volvía elemental en otra época y cada escrito era más interesante cuando se escudriñaba en él por las emanaciones que traía. Nos convencieron de que era la serie perfecta. No se equivocaron, lo es. 

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Su creador, el cineasta suizo Baran bo Odar, ha comentado en diversas ocasiones que la serie fue ideada y estructurada de principio a fin antes de que siquiera, se pensara en producirla. Con ese guion, bo Odar recorrió un sinfín de productoras con el objetivo de realizar una odisea de tres o cuatro películas; a los empresarios de la industria del cine les pareció que la historia era demasiado compleja y poco atractiva para las salas de cine. Inspirado en lo que se ha llamado, la nueva época dorada de la televisión, gracias a series como “Breaking Bad”, “The Walking Dead” o “The Big Bang Theory”, el cineasta convirtió su saga cinematográfica en serie televisiva, siendo rechazado por compañías como HBO y AMC para producirla por las mismas razones, pues no tenían idea como se podía contar una historia tan ininteligible y con tantos personajes. Hasta que llegó a manos de los ejecutivos de Netflix, quienes querían que la historia que abriera su mercado en Alemania no solo fuera de un suspenso sin precedentes, sino algo inteligente y temerario. El resultado ya lo conocemos; nos entregaron una de las mejores series de que se tenga memoria. 

La maestría con la que se presentó la temporada final sigue siendo asombrosa. No solo resolvieron los cabos sueltos dejados en las temporadas anteriores, sino que además, echaron abajo de la manera más lógica e perspicaz las alocadas teorías presentadas en diversas páginas de internet que incluso fueron avaladas por Netflix (obvio, eso hizo que causara mucha más curiosidad); presentaron más personajes que nos confundieron al inicio de la temporada pero que nos fueron mostrando su importancia para resolver la retorcida realidad que nos presentaron, además del emotivo final donde muchos no pudimos contener las lágrimas, y la guinda, esa sensación de alivio creada cuando ya vimos todo resuelto, aparece la conclusión con ese ‘deja vu’ que nos vuelve a dejar llenos de dudas, pero eso sí, con ganas de aplaudir de pie ante uno de los finales más épicos para una serie; un drama que ha sido calificado con 100% en Rotten Tomatoes y con un promedio de 9.5 por episodio en IMDb, debía despedirse a la altura. Ahora sí entendemos porqué el final es el principio, pero también es el final. 

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