Mancillada. Herida a golpe de martillos; desgastada y sin brillo, las paredes y monumentos de cantera luchan por sobrevivir ante una horda de ambulantes, el desinterés de las autoridades y falta de mantenimiento.
Lo mismo que por Flores Magón, Guerrero, Hidalgo e Independencia el desgaste no se esconde, al contrario resalta ante el sol intenso.
Las huellas de pintura en aerosol, los huecos para colocar lonas del comercio ambulante y las estructuras que calan en el piso han acabado con el esplendor del centro de Oaxaca.
El silencio se apodera de él; después de unos minutos de pensarlo responde: los daños a la cantera no se pueden revertir completamente, dice el maestro cantero Hilario Martínez Chávez.
El escultor de piedra con más de 40 años de experiencia lamenta que la única forma de remediar los daños es de manera “postiza”.
Con la experiencia de haber trabajado en la ruta dominica de la Mixteca, incluso en monumentos del propio centro de la Ciudad, Martínez Chávez asegura que las heridas de las canteras son prácticamente irreversibles.
Carina García