El alta médica masiva de los mineros que estuvieron atrapados en una mina en el norte de Chile durante 70 días, cierra hoy otro capítulo de los 33 de Atacama, tras el espectacular rescate desde las entrañas de la tierra.
“31 de los 33 mineros fueron dados de alta”, precisó la directora del Hospital de Copiapó, Paola Neumann, sin especificar que en ese número se incluían tres trabajadores que habían dejado el recinto el jueves por la noche.
En la oportunidad recibieron el alta el boliviano Carlos Mamani y los chilenos Edison Peña y Juan Illanes.
Neumann explicó a las decenas de periodistas apostados en el frontis del nosocomio que la salida “silenciosa” de los trabajadores fue coordinada entre la policía y la dirección del hospital con el fin de protegerlos del asedio periodístico.
“No se entregarán nombres”, precisó el facultativo, quién agregó que los restantes dos mineros, Víctor Zamora y Mario Sepúlveda fueron trasladados a la Asociación Chilena de Seguridad.
Zamora se mantendrá en estudio luego de someterse a una operación dental en la que se utilizó anestesia completa, mientras Sepúlveda, el segundo en salir de la veta siniestrada, seguirá en observación psicológica.
El subdirector médico del Hospital de Copiapó, Jorge Montes, explicó que Mario Sepúlveda fue evaluado minuciosamente por el equipo de salud mental del hospital.
Sepúlveda, quien era el “animador” en los vídeos que los atrapados grabaron en la profundidad, se vio muy excitado al salir de la cápsula de evacuación, donde regaló piedras del fondo de la mina a autoridades y rescatistas.
También, como un jefe de barra deportiva, dirigió un masivo “¡Cheacheí!”, grito emblemático de los hinchas del fútbol, bromeó a diestra y siniestra y tras el primer chequeo médico, fue el primer rescatado que hizo declaraciones, señalando su deseo de ser tratado como “un trabajador”.
Sepúlveda hacía alusión al tremendo acoso de la prensa y al hecho de que nada más salir de la veta se convertieron en héroes que ahora deben huir de los centenares de periodistas que han llegado hasta Chile desde todos los rincones del mundo para capturar su primera frase en libertad.
Mientras reciben millonarias ofertas de canales de televisión y periódicos de todo el mundo para contar su historia en directo, para lo que fueron preparados con clases de oratoria por videoconferencia desde la superficie, los 33 de Atacama sólo piensan en descansar y recuperar el tiempo perdido junto a sus seres queridos.
Aunque pactaron entre ellos no conceder entrevistas en al menos cinco días, los periodistas ya comenzaron a alimentarse de los primeros relatos que dan cuenta de las desesperadas condiciones en las que pasaron los primeros días atrapados, hasta que el pasado 22 de agosto la primera sonda llegó al refugio donde se guarecieron y confirmó que estaban vivos.
Uno de los primeros problemas que los mineros debieron sortear en la profundidades de la tierra fue una fuerte discusión que se generó en los primeros días de encierro entre los trabajadores de planta y los obreros a contrata que Luis Urzúa, el más experimentado y el que finalmente actuó como líder de los mineros, debió dirimir.
En tanto, el ministro de Minería, Laurence Golborne, pidió mesura a los medios de comunicación en el trato con los mineros rescatados.
“Es lamentable”, espetó el ministro, el gran artífice del exitoso rescate de los 33 de Atacama.
En esta línea, la Intendenta (Gobernadora), Ximena Matas informó hoy a los periodistas que solicitó a Carabineros mayor resguardo en los domicilios de los trabajadores rescatados.
De hecho, en la noche del jueves se produjo un incidente entre familiares del minero Claudio Yañés, que terminó con el apedreamiento de la vivienda de la pareja del minero.