Convocada para tratar “asuntos de interés común” en materia diplomática y comercial a nivel continental, además de los informales pero de igual importancia como tomarse la foto y que las delegaciones puedan realizar un “shopping” de marcas y turistear una vez concluida; recién el fin de semana concluyó la Cumbre de las Américas celebrada en la bella ciudad de Lima, Perú. La primera tuvo lugar en Miami, Estados Unidos en 1994; luego han sido sedes, Santiago de Chile, Quebec Canadá, Mar de Plata Argentina, Puerto España Trinidad y Tobago, Cartagena de Indias Colombia, y la ciudad de Panamá, capital del país del mismo nombre.
Marcadas algunas de ellas –Las Cumbres- por hechos supervinientes que van desde: en 2001 las masivas manifestaciones contra la globalización en Quebec; la marcha de los pueblos en la que participaron ecologistas, zapatistas, indígenas ecuatorianos y anarquistas estadounidenses; “La Anti-cumbre del ALBA” en 2005 en Mar de Plata y las protestas contra George W. Bush; el escándalo de los Agentes del Servicio Secreto de los Estados Unidos por acudir a clubes nocturnos en Cartagena, hecho que trascendió cuando un agente se rehúso a pagar y Dania Londoño lo denunció ante la policía; la conversación de Lilian Tintori esposa de Leopoldo López con Yendry Velázquez, viuda de uno de los oficiales asesinados tras las protestas en Venezuela en 2014, en la que Yendry le revira “tu esposo está vivo el mío no”; aquel “con esta misma mano hace ocho años saludé a Bush. Hoy quiero ser tu amigo” que le dijo Hugo Chávez a Barack Obama, para luego regalarle el libro “Las venas abiertas de América Latina” de Eduardo Galeano; hasta en Panamá el histórico apretón de manos entre Barack Obama y Raúl Castro.
En este escenario, la recién concluida no podía dejar de tener sus propias características. Enmarcada por los bombardeos a Siria por los Estados Unidos y el asesinato de los periodistas del Diario el Comercio; la VIII Cumbre se significó por el veto a la asistencia de Nicolás Maduro, litigada y consensada desde semanas antes; el desconocimiento anticipado a los resultados de las elecciones presidenciales convocadas en Venezuela el mes que viene; la adopción de un compromiso para erradicar la corrupción y el hecho, el más relevante por su significado global en el continente, el giro en la tendencia “Bolivariana” de izquierda anti-imperialista que durante varios lustros caracterizó a las Cumbres y que en un momento estuvo a punto de hacer mayoría.
Hecho no menor, que debe motivar un serio análisis de autocrítica de hasta dónde los desbordados protagonismos, errores de cálculo político y hasta una buena dosis de demagogia populista de presidentes de sus estados nacionales, propició un giro a la derecha en sus países; dando como resultado que ahora personajes impresentables como Michel Temer sean “paradigmas” de la democracia y la lucha anticorrupción. Como si se tratara de una broma cruel de la geopolítica, en el momento en que el mundo, no solo América Latina padece y enfrenta las locuras ultra derechista del fascista Donald Trump, se produce este giro ideológico de acercamiento al gobierno que despacha en la Casa Blanca.
Colocado en el centro del debate el tema de las elecciones en Venezuela, la influencia de la visión trumpista –en gran medida alentada por el propio Maduro- se reflejó en las intervenciones de la mayoría de Jefes de Estado asistentes; “Tenemos que redoblar esfuerzos para que el Gobierno de Venezuela acepte ayuda internacional en esta crisis humanitaria. Estamos hablando de corrupción y en Venezuela vemos a donde lleva un proceso de corrupción descontrolado, no hay democracia, hay presos políticos. Argentina va a desconocer cualquier elección que surja de un proceso de este tipo” afirmó Mauricio Macri. “Hemos acogido a decenas de miles de venezolanos, intentamos mandar remedios y alimentos y esa ayuda fue rechazada por el gobierno venezolano, no hay espacio para alternativas democráticas” concluyó el “demócrata” Michel Temer.
“En Venezuela no hay democracia, hay presos políticos, las elecciones con partidos proscritos no son legítimas, Ayudemos al pueblo venezolano a recuperar la libertad” argumentó Sebastián Piñera”. “Trabajamos para devolver la democracia a Venezuela, cualquiera que sea amigo de Venezuela debe pensar primero en el pueblo de Venezuela” justificó Justin Trudeau. “Somos generosos con el pueblo venezolano pero seremos implacables con el régimen que tanto daño está haciendo, no reconoceremos los resultados de una elecciones diseñadas para maquillar una dictadura” sentenció Juan Manuel Santos. “Apoyamos la decisión de no invitar a Venezuela a esta cumbre” concluyó Enrique Peña Nieto.
Terminada la Cumbre, atrás quedaron los días de las fotos memorables de Rafael Correa, Evo Morales, Nestor o Cristina Kicner, Hugo Chávez o Nicolás Maduro, Pepe Mújica, Lula o Dilma, Fernando Lugo y alguno de los hermanos Castro. Uno a uno han caído los representantes del bloque ideológico que apenas hace una década parecía estar construyendo una plataforma programática que pudiera hacer contrapeso real al control asfixiante de Estados Unidos sobre la vida y destino de América Latina.
El desgaste en el ejercicio del poder, el agotamiento de sus modelos económicos, la incapacidad de desterrar el régimen de privilegios, la benevolencia frente a los negocios ilícitos de sus gobiernos y elites, o simplemente la precarización de su salud con su consecuente fallecimiento, ha llevado a la ortodoxia económica y al mantra neoliberal a recuperar el dominio de la agenda del principal punto de encuentro de la región.
Basta con observar los hechos a destacar de la reunión: el Presidente anfitrión, Martín Vizcarra, lleva menos de un mes en el cargo tras la renuncia de Pedro Pablo Kuczynski por recibir sobornos; la mayoría de los países dominantes avaló el veto a la presencia de Nicolás Maduro y anticipó que no reconocerá los resultados de las elecciones venezolanas en puerta.
Por su parte, el presidente Peña Nieto, en reunión con Mike Pence, Vicepresidente estadounidense, ratificó su rechazo a las agresiones verbales de Donald Trump; y ambos anticiparon la posible conclusión exitosa de la renegociación del TLCAN. Lo cual -sin duda- de concretarse tendría una repercusión relevante en el actual proceso electoral.
¿Alguien puede asegurar que esto ya está decidido?
RAÚL CASTELLANOS HERNÁNDEZ / @rcastellanosh