El pasado sábado 25, en la sede de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, se celebró la reunión nacional convocada por el Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas para discutir y acordar los lineamientos básicos de “Un Proyecto de País”. Al llamado acudieron líderes sociales y de organizaciones de todo el país, figuras emblemáticas de la izquierda nacional, ciudadanos sin partido y jóvenes que le dieron un matiz de frescura y a la vez de reminiscencia de los mejores momentos de luchas libradas por mejores estadios democráticos.
Cuauhtémoc Cárdenas, al abrir la plenaria inicial, pidió guardar un minuto de silencio por Miroslava Breach y por todos los periodistas que han sido abatidos por ejercer su derecho a la libertad de expresión; más adelante se guardaría otro por los migrantes muertos al intentar cruzar en busca del “sueño americano” y por aquellos que incluso se han quitado la vida en su desesperación por la crisis humanitaria que se está gestando en la frontera norte.
Ya en su intervención, el Ingeniero ratificó que no se trata de formar un nuevo partido político y tampoco hay candidaturas predeterminadas; quienes se sumen o han sumado a la convocatoria pueden conservar su afiliación partidista o su no militancia. Sin embargo, por los alcances que pretende el proyecto, la infraestructura que requiere y el fin superior de participar en las elecciones de 2018 en la disputa de todos los espacios posibles, incluyendo la presidencia de la República, mi percepción personal es que por lógica natural se irá perfilando la figura del Ingeniero Cárdenas como candidato a la presidencia, dejémoslo al tiempo.
Mérito relevante lo es sin duda el plantearse la urgencia de “ganar la paz en democracia”; la presencia y en algunos casos la intervención en la plenaria de Porfirio Muñoz Ledo, Juan Ramón de la Fuente, Emilio Álvarez Icaza, Javier Sicilia, el Padre Solalinde, Enrique Alfaro, mujeres reivindicando los derechos de género, otras poniendo en el centro del debate las causas que las llevaron a emigrar y las consecuencias por ser deportadas a su país de origen, del que se marcharon por falta de oportunidades y al que regresan y se encuentran en peores condiciones; constituye un hecho inédito.
Poner el acento en los temas que tienen que ver con los Derechos Humanos, su defensa sin pretensiones de réditos políticos; discutir a la luz de datos duros la violencia en todas sus expresiones que padece la sociedad; plantear alternativas reales, de mediano y largo plazo frente a la inseguridad pública; y varios temas sociales más que hasta hoy brillan por su ausencia en la agenda de partidos y pre candidatos, que sólo están enfrascados en el inmediatismo periférico de las descalificaciones reciprocas; es ya una aportación relevante de Cárdenas y quienes lo acompañan en esta, que hasta hoy parece una utopía en el mar de confusiones, contradicciones y visiones mesiánicas en que la clase política tiene sumido al país.
Frente a la adopción sin reservas de la fórmula neoliberal, excluyente de la sociedad en la conducción política, económica, financiera, ideológica y cultural de la nación, se propone un Proyecto de Nación que implique “Otra Forma de Gobernar”, lo cual quiere decir una transformación profunda de las instituciones actuales, de los tres poderes en todos los órdenes de gobierno, en donde los entes públicos estén realmente al servicio de la sociedad, dejando de ser espacio de lucro y de beneficio del gobierno en turno; complementar la democracia representativa que hasta hoy se ha convertido en botín de partidos y grupos, con una amplia democracia participativa y directa.
El Estado debe refundarse desde la perspectiva de los Derechos Humanos, concebidos como la satisfacción de necesidades básicas de todas las personas, el derecho a la igualdad y a la no discriminación. El Estado debe recuperar su papel en la conducción económica y promoción real del desarrollo, en síntesis, se requiere un cambio estructural en el patrón de conducción económica.
De todo lo planteado, vale la pena retomar dos juicios de valor que permiten dimensionar la tarea por venir. El poeta Javier Sicilia precisó “es un honor estar con una buena parte de la reserva moral de este país y la resistencia moral, que impiden que este infierno y la noche sean absolutas”.
Cárdenas, por su parte, entre líneas tenues marcó la ruta “hay fuerzas que tienen al pueblo y al país en condiciones de postración, por tanto tienen que ser superadas, se les puede volver a vencer y tendríamos que aprender de experiencias pasadas para que no se reconstituyan como fuerzas dominantes”.
Como se advertirá, el proyecto está más que delineado, ahora falta la prueba de la necia realidad; la confrontación con las personalidades que ya están en plena actividad; particularmente dos, Andrés Manuel, cuya presencia sin ser invocada por su nombre flotó en el ambiente; y Miguel Ángel Mancera, cuya ausencia más que flotar se agradeció.
Finalmente, además de las bondades ya enunciadas, algo queda claro: una inmensa mayoría de la izquierda nacional, no está dispuesta a ser comparsa de la derecha facciosa; ello ya constituye un valor fundamental y una definición de cara al futuro histórico que hay que reconocerle a Cuauhtémoc Cárdenas.
¿Alguien puede asegurar que esto ya está decidido?
RAÚL CASTELLANOS HERNÁNDEZ / @rcastellanosh