Las cifras de delitos de julio del Secretario Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública han sido leídas en función de los “homicidios dolosos” o crímenes, pero este rubro revela los asesinatos entre miembros de cárteles en la disputa por plazas territoriales.
En las cifras enero-julio están cuando menos diez rubros que determinan la eficacia/ineficacia de la estrategia de seguridad pública que afecta de manera directa al ciudadano:
- Total de delitos: 1 millón 178 mil 600.
- Homicidios culposos: 8 mil 865.
- Lesiones: 112 mil 650.
- Feminicidios: 540.
- Violaciones simples y equiparadas: 9 mil 928.
- Delitos contra la integridad sexual: 29 mil 404.
- Robos: 437 mil 558.
- Delitos contra el patrimonio: 598 mil 604.
- Delitos de narcomenudeo: 40 mil 109.
- Delitos contra bienes jurídicos: 280 mil 585
Estas son las verdaderas cifras de la inseguridad que afectan a las personas, al pueblo, a los ciudadanos. Los homicidios dolosos son apenas fotografías y videos de balaceras, delincuentes muertos, muy pocas víctimas colaterales y cierto que impactan e inducen el miedo en los ciudadanos, pero a manera de efecto. Y en materia de responsabilidades, los homicidios dolosos deben ser atendidos por autoridades de fuero federal, en tanto que los demás son delitos de fuero común y corresponden su atención a autoridades estatales y municipales.
Y se pueden desglosar cuando menos cinco delitos que son los que más afectan a la sociedad y contra los cuales los gobiernos estatales y municipales han fallado en su atención:
42 MIL 217 ROBOS A CASAS HABITACIÓN.
111 MIL 708 ROBOS DE VEHÍCULOS.
6 MIL 899 ROBOS A TRANSPORTISTAS.
48 MIL 886 ROBOS A TRANSEÚNTES.
66 MIL 155 ROBOS A NEGOCIOS
Estas cifras tienen dos datos de excepción: sólo los homicidios dolosos y los robos de vehículos son registrados casi en su totalidad por su visibilidad y el pago de seguro vehicular, en tanto que los demás refieren una cifra negra de no denunciados en promedio de poco más de 90% por razones de miedo, desconfianza en las autoridades y falta de voluntad judicial para investigar. Es decir, que la afectación de los ciudadanos por delincuentes de orden común es mucho mayor al de las cifras registradas.
Los despliegues de la Guardia Nacional estaban pensados para atender vigilancia de zonas ciudadanas, pero la prioridad de la migración distrajo a buena parte de los primeros efectivos. Y cuando menos en su primera etapa, los 56 mil guardias ya movilizados se están dedicando a la forma presencial con intenciones de disuasión, pero la movilidad de la delincuencia el menudeo carece de sedentarismo y se direcciona con facilidad de nómadas.
Y para completar el cuadro, el gobierno federal dio a conocer cifras de registro de policías y las pasó bajo el criterio de que lo ideal serían 300 policías por cada 100 mil habitantes y en promedio nacional hoy existen sólo 214, fijando un déficit de personal policiaco de -28.65%. Este dato, sin embargo, no recoge evaluaciones de eficacia policiaca. Por ejemplo, Ciudad de México tiene un superávit de casi 50% de más policías de la media 300/100 mil, pero la tasa de delincuencia es mucho mayor a la de otras entidades, inclusive de Estado de México.
La cifra de homicidios dolosos, pues, sólo impacta estados de ánimo; pero los datos de la delincuencia contra el ciudadano revelan el déficit de seguridad de las autoridades policiacas estatales y municipales. Pero es la hora en que gobernadores y alcaldes carecende propuestas reales de capacitación, profesionalización y aumento de fuerzas locales de seguridad.
Michoacán. Ante la aparición de cuerpos colgados y desmembrados en Michoacán, el presidente de la república dijo que no caería en la provocación y que no habría reactivación de la guerra contra los cárteles. Y después salió la confesión de la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, de que está negociando con “grupos armados” que quieren “deponer las armas” y datos oficiales hablan de grupos de Michoacán. O sea, que hay una estrategia secreta de seguridad, paralela a la oficial.
Política para dummies: La política suele ser el arte del engaño.