Ningún país del mundo accede al desarrollo sin imperio de la ley y sin un Estado fuerte y legítimo que lo garantice. El tercer factor, materia de la reforma financiera, es la disposición de crédito por empresas y familias, para dinamizar el sistema productivo y dar fluidez al comercio de bienes y servicios. Este último elemento, una debilidad histórica de México, ya no es una asignatura pendiente.
Por muchos años, las últimas tres décadas, las compras de insumos de la producción, así como de viviendas, carros y electrodomésticos, entre otros, tenían que efectuarse en riguroso contado en la inmensa mayoría de casos. El sistema financiero, caro y limitado, sólo servía para prestar al gobierno y, en un tiempo, a las empresas vinculadas con los bancos.
Hoy el sistema bancario mexicano, en medio de una recesión mundial por la crisis de los energéticos y los reacomodos de los bloques económicos, tiene solvencia y vive su mejor época desde la posrevolución.
No es una apreciación personal. En el diagnóstico del presidente de la Asociación de Bancos de México, Luis Robles, el crédito que otorga la banca mexicana está viviendo su periodo más sano en un siglo y se tienen las condiciones necesarias para mantener un crecimiento de doble dígito en los siguientes años.
En el marco de la 78 Convención Bancaria, celebrada en Acapulco Guerrero la semana pasada, señaló que el crédito al sector privado creció en promedio 3.7 veces más que la economía en los pasados 13 años, con bajas tasas de morosidad, sólo 3 por ciento, si bien se eleva a 5 por ciento en tarjetas de crédito, modelos predictivos de riesgo para otorgar financiamiento a sectores de la población que anteriormente no eran sujetos de crédito y, en general, a diferencia de otros tiempos, no hay sobreendeudamiento de empresas y familias.
En este momento, puntualizó, la expansión del crédito es sostenible porque México tiene una banca bien capitalizada y con una buena calidad de capital: 100 mil millones de dólares de capacidad, los cuales son suficientes para atender la demanda crediticia sin necesidad de incrementar el capital. “La banca le ha dado crédito a 320 mil pequeñas y medianas empresas y si consideramos que el IMSS tiene 900 mil patrones registrados, esto significa que estamos otorgando crédito al 33 por ciento”.
Por eso, en la proyección del dirigente empresarial, “La banca mexicana cumplirá la meta que planteó el presidente Enrique Peña Nieto en el Plan Nacional de Desarrollo de elevar el crédito interno al sector privado a 40 por ciento el crédito como porcentaje del PIB, que se fijó el gobierno para 2018”.
Además de la declaración del dirigente de los banqueros, el análisis del acreditado especialista Sergio Sarmiento, (Reforma, 19 de marzo del 2015) revela el estado de fortaleza y apalancamiento que guarda el sistema financiero mexicano, a poco más de un año de la promulgación de la reforma en el sector.
“Hoy Scotiabank impulsa una hipoteca que llama 7 x 5 a tasa fija de 7.3 por ciento anual a cinco años renovables. BBVA Bancomer promueve una Hipoteca Joven a 10.1 por ciento y 20 años de plazo. Virtualmente todos los créditos hipotecarios se conceden ahora a tasa fija.
“Los créditos personales y empresariales han venido creciendo con rapidez. El de tarjeta, un préstamo revolvente y a la palabra, por lo tanto caro, es cada vez más común. Compartamos, Coppel y Banco Azteca otorgan microcréditos, a veces de tres a cinco mil pesos, a personas a las que los bancos tradicionales no prestaban por sus bajos ingresos o por trabajar en la economía informal. Los bancos ya no están en el negocio de reírse de los suplicantes de crédito. Hoy se esfuerzan por buscar clientes”.
En suma, sin desdeñar el reto de un entorno internacional adverso, hoy hay crédito disponible para empresas y familias, y ese es un producto concreto de las reformas estructurales impulsadas por el presidente Enrique Peña Nieto, reformas aprobadas con el voto de las principales fuerzas políticas en ambas cámaras del congreso federal.
En una de ellas, la Cámara de Diputados, las y los legisladores aprobamos la semana pasada otras importantes reformas legales, como la Ley Federal del Derecho de Autor, reforma que tiene por objeto esclarecer que, tratándose de sucesiones, los derechos patrimoniales de autor no serán considerados de dominio público en tanto existan legatarios establecidos en el testamento, con lo cual se dota de certeza jurídica a quienes, herederos de una obra, puedan mantener el beneficio de la regalía.
Reformamos diversas disposiciones a la Ley Orgánica del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos para crear la Unidad para la Igualdad de Género en la Cámara de Diputados y establecer sus facultades, definiéndola como el órgano técnico responsable de lograr la institucionalización de la perspectiva y transversalidad de género en la cultura organizacional de la Cámara de Diputados.
Igualmente, reformamos y adicionamos el Reglamento de la Cámara de Diputados para establecer que el Secretario Técnico de comisiones o comités, deberá ser preferentemente del servicio de carrera y que lo autorizará el Comité de Administración y este deberá reunir el perfil del conocimiento requerido para cada tema, un avance sustantivo en el proceso de profesionalización del equipo técnico encargado de apoyar las tareas legislativas.
Algo muy importante para Oaxaca fue el Acuerdo de la Junta de Coordinación Política por el que se exhortó a las autoridades federales competentes, así como al Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca, a efecto de que en el marco de la aplicación de la reforma educativa, preserven y garanticen a las niñas, niños y adolescentes de dicha entidad, el acceso y goce irrestricto del derecho humano a la educación, así como también se garantice a las y los docentes de dicha entidad, la protección de sus derechos laborales, entre los que se encuentran el pago oportuno de sus salarios y la protección social que deriva del ejercicio responsable de su profesión.
Desde la Cámara de Diputados del Congreso Federal, y desde todos los foros, mi voz y mi voto seguirán siendo en favor de reformas que sirvan al desarrollo económico nacional, a un sistema financiero que haga asequible el crédito para la población mexicana y oaxaqueña, y por el derecho a la educación de quienes hoy desde las aulas construyen el destino de México.