Europa se debate en medio de una crisis convertida en tragedia humana, me refiero a la enorme cantidad de refugiados que abandonan sus países para escapar de la guerra en Siria, del terrorismo islámico, de la miserable calidad de vida que priva en cada uno de sus lugares de origen. Todo ello, como resultado de la problemática que priva en esta zona cuya importancia geopolítica ha enfrentado, nuevamente, a los antiguos rivales de la Guerra Fría: Rusia y los Estados Unidos de América.
Tragedia por no tener el mínimo para vivir, como es el dormir bajo el techo de tu casa, con la tranquilidad de que tu familia está bien y segura, de que tus hijos van a la escuela, de que tienes trabajo, de que hay alimentos en tu hogar. Tragedia por carecer de todo y solo cargar con la angustia de ignorar que sigue. Las escenas desgarradoras que por televisión que se han proyectado, muestran las miserias humanas de niñas y niños llorando, llenos de pánico, buscando protección en los brazos de sus padres que aprietan el paso en una carrera desesperada para poder cruzar las fronteras y asilarse en Grecia, Italia, Francia, Alemania o cualquier país que les pueda dar el mínimo del derecho humano: Paz y alimento, seguridad y trabajo, escuelas para sus hijos.
El número de refugiados aumenta día con día y aun cuando se han fijado cuotas para los países que conforman la Unión Europea -28-, no todos tienen la capacidad para recibirlos. Es el caso de Hungría y cuyo gobierno tuvo que hacer uso de mangueras de agua y gases lacrimógenos para contener a cientos de refugiados que pretendían ingresar al país a través del paso de Röszke/Horgos; cruzar Hungría y finalmente dirigirse a Alemania. Este hecho provocó el aumento de tensiones en las fronteras húngaras, toda vez que faltan escasos tres días para que el gobierno húngaro decrete nuevas medidas en contra de la inmigración ilegal las cuales prometen ser muy severas.
Los enfrentamientos entre refugiados y autoridades húngaras han arrojado ya los primeros saldos rojos al haber 20 policías heridos y dos niños; la policía al ser rebasada por la multitud provocó que el gobierno de Hungría enviara vehículos militares armados al igual que el gobierno de Serbia que envió convoyes policiacos para detener a 29 refugiados, hasta este momento. Estos actos de violencia han obligado a que Serbia y Hungría endurezcan, aun más, sus medidas a fin de preservar la seguridad interna en sus respectivos países por lo que Hungría anunció que cerrara sus fronteras con Serbia –Röszke/Horgos- por un lapso de 30 días. Ante esta decisión, los refugiados cambiaron de ruta atravesando Croacia para llegar a Alemania, por lo que Hungría decidió levantar una valla a lo largo de sus límites con Croacia.
Esta tensa situación entre las masas inmigrantes y los países del este de Europa, han producido reacciones en contra en las Naciones Unidas como la del Secretario General Ban Ki-moon que ha calificado como “inaceptables” las acciones de las fuerzas armadas de Hungría. Por su parte, el gobierno de los Estados Unidos ha “urgido a los países europeos a reforzar su respuesta a la crisis migratoria y tener en cuenta la “Humanidad básica” con los refugiados”.
Como si no fueran suficientes las reacciones de los gobiernos húngaro y serbio en contra del flujo incontenible de refugiados; Eslovaquia y Eslovenia también aplicarán severas medidas para impedir el cruce de inmigrantes empezando con las fronteras húngaras en las cuales se impondrán fuertes controles de personas.
Hay que agregar un elemento más, que por cierto, en estas tragedias nunca falta, me refiero a los traficantes de personas, a “los coyotes”, que los migrantes mexicanos y centroamericanos conocen más que bien. En Europa hay 30 mil traficantes de personas que cobran elevadas cantidades de euros para cruzarlos hacia la Europa Occidental. Según reportes de la agencia Reuters y Europol, en voz de su Director Rob Wainwright, responsable de la policía Europea, ha señalado que el descubrimiento de 71 cadáveres en el frigorífico de un camión en Austria, el pasado mes de agosto, permitió la identificación de sospechosos cuyo número fue muy superior al que se había calculado.
Así, la situación en Europa del Este se agrava a causa de un fenómeno que a lo largo de la historia se ha repetido desde que el ser humano piso la tierra y que ahora, nuevamente, brota en Europa y se multiplica rápidamente al igual que en el continente americano sin que una o varias soluciones puedan darle salida.
Es evidente que muchas y variadas cosas no están funcionando en los sistemas económicos y políticos neoliberales que, hasta ahora, han sido incapaces de prevenir y, menos, darle solución a los fenómenos migratorios y que, por lo tanto, su marginal concepción del reparto de la riqueza está gravemente equivocada.
Tal parece que los hechos reafirman la sentencia de Margaret Thatcher siendo Primer Ministro de Gran Bretaña en la reunión con su par, Golda Meir, que lo era de Israel, y con el Presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan estaban “Cocinando” el futuro del mundo, dando paso al liberalismo económico y por consecuencia a la globalización; ante ese panorama descrito por sus pares, Golda Meir preguntó: “¿Y que sucederá con los pobres de todo el mundo?” La respuesta de la dama de Hierro, fría como el metal fue: “Pues, Morirán.”
En consecuencia, como sucede en el espiral hegeliano, la historia universal siempre se repite; por lo que la posibilidad de emigrar hacia Europa Occidental va disminuyendo como ocurrió en los años 40s y 50s; cuando los cuatro países que fueron escogidos por los inmigrantes para refugiarse, Alemania, Italia, Grecia y los Países Bajos llegaron a un límite de población a la cual había que proporcionarles una vida digna; lo que forzó a que se aplicaran decisiones extremas para contener la inmigración. Este, considero, es el punto nodal del problema migratorio el cual se ha convertido en una tragedia humana.
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