* Es ineludible la distancia entre las propuestas de políticas públicas originadas en el ámbito académico, gubernamental o técnico y la práctica de su aplicación. Las decisiones se toman en el ámbito político institucional o en el técnico-político de la administración pública, no exentos de intereses particulares y concepciones éticas que se apartan del ideal del bien común.
* El papel de la Ética en las políticas públicas es parte de su génesis como campo de estudio y nos plantea como imperativo que las políticas públicas deben estar al servicio de la dignidad humana para todos, sostiene el economista colombiano Luis García Echeverría en la presentación de la catorceava edición del libro de referencia que apareciera hace 30 años, en 1992.
Formado por jesuitas de la Pontificia Universidad Javeriana en Bogotá, Colombia, Carlos Salazar Vargas, administrador público y politólogo latinoamericano, siguió el ejemplo libertador de Simón Bolívar dos siglos después que este cruzara los Andes para alertar al mundo sobre los retos de la política y la administración pública en su libro Políticas Públicas para cambiar la realidad social:
“La agobiante corrupción escandalosa que permea hoy las esferas del poder público y privado, especialmente en los países en desarrollo, es un reto formidable para la sociedad en general y para las políticas públicas y su proceso, desde la gestación hasta la ejecución” advierte el economista colombiano Luis García Echeverría en el prólogo de la nueva edición del libro.
Al dar paso a la reflexión afirma que es ineludible la distancia entre las propuestas de políticas públicas originadas en el ámbito académico, gubernamental o técnico en general y la práctica de su aplicación y resalta dos aspectos trascendentales por su relevancia en el mundo actual.
Las decisiones, primeramente, se toman en el ámbito político institucional, congreso y corporaciones públicas municipales y similares o en el ámbito técnico-político de la administración pública, no exentos de intereses particulares y concepciones éticas que se apartan del ideal del bien común.
“No es raro que el plan de desarrollo municipal recomiende una terminal de transporte y los políticos construyan una plaza de toros”, ejemplifica Salazar, residente en Puebla desde 2001, cuando llegó como “Profesor Visitante” de la Pontificia Universidad Javeriana al Sistema Universitario Jesuita de México (SUJ).
García Echeverría sostiene que el papel de la Ética en las políticas públicas es parte de su génesis como campo de estudio y nos plantea como imperativo que las políticas públicas deben estar al servicio de la dignidad humana para todos como lo plantea Harold Dwight Lasswell, pionero de la Ciencia política y de las teorías de la comunicación.
“Esta condición aplica a la ética personal de quienes diseñan las políticas, académicos, think tanks, funcionarios públicos y también de quienes toman las decisiones, las cuales deben plasmarse en una ética social orientada por criterios de equidad, inclusión, respeto ambiental y otras prioridades y valores de la sociedad para la prosperidad de todos, para el bien común”.
Por otra parte, el papel de la ciencia en las políticas públicas, apunta al uso del conocimiento científico, de la fortaleza de las ciencias para la comprensión, diagnóstico y solución de los problemas reales de la sociedad que se plasme en el mejoramiento de la vida de las personas.
Puede ir incluso, más allá, como soporte de políticas públicas innovadoras, como por ejemplo la exploración del espacio desde los años cincuenta y sesenta. En las ciencias sociales es más fácil enunciarlo que lograrlo. La “carga epistemológica” que menciona Salazar sobre el campo de estudio de las políticas públicas, recae sobre las “ciencias sociales” en general.
Salazar sabe lo que dice, pues tiene estudios de “Administración con énfasis en Marketing Social”, en la Universidad de los Andes y Maestría en “Estudios Políticos”, en la Facultad de Estudios Interdisciplinarios de la Pontificia Universidad Javeriana en Bogotá, Colombia.
Mediante “Beca de Honor” del gobierno británico el profesor-investigador, realizó estudios avanzados en “Administración Pública y Políticas Públicas” en el Departamento de Gobierno de la London School of Economics and Political Science (LSE).
En la Ibero Puebla, donde estableció su sede, estructuró -entre otras cosas- la Maestría en Políticas Públicas para el Sistema Universitario Jesuita de México y fue Coordinador de la Licenciatura en Mercadotecnia, además de impartir clases, seminarios y talleres, dirigir tesis de grado y fungir como consejero estudiantil.
Otro aspecto interesante que hace visible Carlos Salazar en la catorceava edición de su libro Políticas Públicas para cambiar la realidad social es que los receptores de las políticas públicas no siempre son actores pasivos, de hecho, son como un blanco móvil.
Por ejemplo, en el campo de la regulación financiera en el cual compiten permanentemente la capacidad de innovación de los agentes privados con la capacidad de regularlos por los agentes públicos.
Éstos frecuentemente van a la zaga y no logran evitar costos sociales catastróficos como los de la crisis “subprime” en 2006-2008 en los EE.UU. con graves efectos globales o como la histórica crisis económica colombiana de 1999 que tuvo costos sociales enormes.
Surge, además, una disyuntiva más de fondo: ¿deben los Estados-nación intervenir a riesgo de limitar la innovación, o debe permitir la destrucción creativa con beneficios de largo plazo?
Las reflexiones y ejemplos expuestos son apenas una muestra de la complejidad que, en lo ético, en lo conceptual, en lo técnico y en el mismo proceso real, enfrenta el campo de estudio de las políticas públicas para llegar a lograr ese ideal de lo que podría llamarse “políticas públicas óptimas”.
Por último, cabe destacar también el aporte de Salazar al marketing político abordado en la segunda parte del libro, entre otros como factor de gestión y aceptación de las políticas públicas, condición esencial para su eficacia.
La primera edición del libro-texto en comento vio la luz hace 30 años, en 1992, publicado por la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, Colombiana. A la fecha ha sido editada en seis países y en México en 13 estados de la República Mexicana
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