En el mes de marzo, más o menos, expresé en algunos medios que me daba mucho gusto que se aplicará en Huajuapan de León, el programa alcoholímetro. De acuerdo a información proporcionada por algunas entidades, este programa ha dado muy buenos resultados porque ha evitado muchas desgracias.
Hay entidades donde no se aplica porque suponen las autoridades que se presta a corrupción. Los datos registrados sobre casos de deshonestidad son pocos en el país. Tampoco hay casos reconocidos donde a determinado funcionario o persona importante se le haya dejado de aplicar el alcoholímetro.
Lo triste del asunto es que en Huajuapan no es así. Aunque este programa esté fundamentado constitucionalmente en el artículo 21, quienes lo ejercen, corrompen los reglamentos.
Son varios los casos de corrupción registrados por la ciudadanía huajuapeña. Si se detiene a algún funcionario o amigo de los que están al frente del programa conduce sin alcohol, en evidente estado etílico, lo dejan ir sin más trámite que el “váyase con cuidado”.
El sábado 4 de julio, como a las 12:30 AM, fue detenido en un punto de revisión el ingeniero Augusto Mendoza Cisneros, quien fuera regidor de hacienda en el trienio anterior. Él reconoció haber tomado tres cervezas, y se sometió al examen para la detección del grado de intoxicación, pero después de que se comunicaron con alguien por teléfono, le dijeron que iba a ser detenido por su estado de ebriedad.
Hasta ahí todo aparentemente bien. Lo que siguió después, comienza a oler a pudrición. Augusto Mendoza, iba acompañado de su esposa, quien se quedó dentro del vehículo, aún así, una grúa se quería llevar la unidad.
Los que decidieron eso, no tiene ninguna facultad para hacerlo, porque sólo es una falta administrativa, nada más. No era para que a su esposa, Patricia Legaria, le quitaran el vehículo de forma tan violenta como lo hicieron esa noche.
La actitud por parte de las autoridades no tiene otra explicación más que se trató de una venganza política. Patricia Legaria, fue candidata a diputada federal por el distrito 03. Seguramente, quien decidió ese castigo, fue el mismo presidente municipal Luis de Guadalupe Martínez Ramírez, y quien ejecutó las órdenes fue el responsable del programa, el doctor Ramón Medina, quien por cierto, tiene fuertes problemas con el alcohol.
Esa noche fue la oportunidad de Luis de Guadalupe, para humillar a Patricia. No sólo al encerrar a su marido, que pudo haber sido merecido, sino hasta quitarle el vehículo a su esposa.
Acabo de leer cinco documentos del programa “conduce sin alcohol”, de diferentes entidades del país, y todos coinciden en lo mismo: que a nadie le pueden quitar el vehículo cuando el manejador va acompañado, de lo contrario, el auto es sellado y llevado al corralón.
También hay un artículo que dice: ” Nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o posesiones, sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente, que funde y motive la causa legal del procedimiento”.
Sin embargo, a Patricia Legaría, le entregaron su vehículo dos días después, y mediante la muestra del acta constitutiva de la empresa, de otra manera, no le devolverían la unidad.
Violación tras violación sobre la misma persona. Así es como se ejerce el poder en Huajuapan: con venganzas. Pero ellos lo ven como un jugoso negocio. Por detenido, la multa es de 2 mil 48 pesos, si multiplicamos esta cantidad por 30 detenidos, bajita la mano, cada noche se llevan 61 mil 440 pesos. Ustedes hagan la cuenta por semana o por mes.
No cabe duda que el operativo en Huajuapan, es para venganzas o para favores. La corrupción es como las cascadas, no puede, sino bajar.
Twitter: @horaciocorro
Facebook: Horacio Corro