Amparado en la placa 107 de la Agencia Estatal de Investigación y en la protección de la Procuraduría General de Justicia de Oaxaca, el policía Jesús Rubén Ortega López corrompe a Jueces y agentes del Ministerio Público, para vivir en la impunidad en su natal Santa María Ayoquezco de Aldama, Zimatlán.
De origen campesino, Jesús Rubén pertenece a una familia ambiciosa y actualmente es dueño de varios viveros de tomate y otros bienes, para lo cual utiliza a su padre como prestanombres.
Asiduo a las buenas carnes, buenos vinos y buenas armas, el policía investigador enfrenta varios procesos judiciales y civiles, por violencia intrafamiliar, pues aparte de ser un padre desobligado es golpeador de mujeres. Pero todo lo resuelve con dinero, y sus clientes potenciales son jueces, ministerios públicos y abogados de sus víctimas.
En el Juzgado Mixto de Zimatlán duermen el sueño de los justos varios procesos en donde la Juez Cruz Osvelia Martínez se encarga de darle largas a los asuntos para cansar a las ofendidas que reclaman pensión alimenticia; lo mismo que el Ministerio Público en donde el 107 enfrenta una demanda por violencia intrafamiliar.
El agente 107 se dio a conocer hace tres años cuando siendo síndico de Ayoquezco fue denunciado por violar a una menor, y al igual que ahora lo resolvió con dinero. Jesús Rubén tiene en su carrera galante a cinco mujeres, todas con hijas, puras mujeres.
A todas sus ex parejas, el 107 las mantiene calladas con dinero o con amenazas de muerte, como lo hizo con su propio tío al que le aventó una descarga de su arma de cargo para demostrarle quien es el que manda.
Agencia JM