El laberinto es la bienvenida para más de un turista; la basura y los olores son la postal de todos los días de los capitalinos que transitan sobre el primer cuadro de la capital oaxaqueña.
Sortear lonas, campamentos y cuerdas se ha hecho una costumbre de quienes pasean por la zona, a veces con la boca cerrada y la nariz también.
Los comercios han quedado detrás de las pesadas lonas que sirven de sombra a los maestros paristas que se mantienen ahí desde el 15 de mayo. En algunas calles los campamentos lucen semivacíos pero en otras más el grupo es nutrido.
Los olores de las heces fecales así como los montones de basura comienzan a generar estragos en algunos comercios de comida “la gente ya no entra por la pestilencia”, señala una de las afectadas.
Aunado a ello se suma el mal estado de las banquetas que se encuentran fisuradas o con hoyancos y que han causado accidentes a los transeúntes quienes sin pedirlo caen en estas “trampas”.
Pero para las autoridades municipales la situación es diferente ya que a pesar de ello el Centro Histórico no se encuentra en riesgo de perder el nombramiento de Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Aunque el primer cuadro de la capital literalmente se cae en pedazos, han sido reiteradas las veces que se ha pretendido no dar importancia.
Con el plantón magisterial, la basura aumenta, los olores también, mismos que podrían desatar enfermedades gastrointestinales.
Carina García/Libertad-Oaxaca.info