Son más de cinco cuadras a la redonda. ¡Qué va a llevar que le damos!, ¡elotes o tamales!, se escucha sobre la calle 20 de Noviembre, lo mismo sobre las Casas y hasta donde alcance la mirada.
Los majestuosos monumentos históricos han sido lacerados por clavos, pintura y por el comercio ambulante.
En pleno corazón de Oaxaca más de 100 puestos han sido apilados sobre aquellas que antes eran banquetas y que se han convertido en pasillos de la vendimia.
Artesanías, productos chinos, discos y películas piratas además de comida se ofertan al por mayor en las calles de la ciudad de la “resistencia”.
Pese a que las autoridades de Oaxaca de Juárez han manifestado en reiteradas ocasiones que el problema ha sido controlado incluso que son menos puestos que hace años, la realidad para quienes transitan por estas calles es otra.
Torear carros, evitar caerse entre aceras convertidas en piedras derruidas, es el rosario de situaciones que hay que atravesar para poder llegar al Zócalo de la Ciudad.
Mientras la calle de las Flores fue despejada del comercio ambulante, otras calles más se abarrotaron de este, es la queja constante de los vecinos de la zona quienes exigen una solución a esta problemática.
Carina García