La protección ambiental y el respeto a los derechos humanos, las premisas en las que sienta sus bases el desarrollo sostenible; sin embargo, cada día tenemos conocimiento de la existencia de procesos carentes de medidas coadyuvantes en la disminución de efectos negativos de las actividades de producción de bienes y servicios, hacia el ambiente y la población.
De forma contraria a lo que se cree, los individuos u organizaciones que adquieren bienes o servicios, desempeñan un papel determinante para frenar las tendencias de deterioro ambiental y desequilibrio social, generados por la producción de satisfactores. Esta premisa, es el origen del consumo responsable, movimiento que busca conciliar los ejes ambiental, económico y social, con los procesos de producción, distribución, uso y eliminación de productos y servicios; para lo cual se basa en elementos como:
- Análisis de las implicaciones de un producto, desde la cuna a la tumba (ciclo de producción, uso y desecho), para seleccionar aquellos que impliquen menores afectaciones ambientales y sociales.
- Optar por productos provenientes de empresas que no tienen antecedentes de violación a los derechos humanos o irresponsabilidad ambiental.
- Adquisición de productos elaborados localmente y, de preferencia, provenientes de procesos orgánicos y/o de comunidades rurales e indígenas, pagando el precio justo.
- Compartir los recursos entre personas con mayor poder adquisitivo, al igual que con los de menor.
- Actuar considerando a las generaciones futuras.
- Minimizar el uso de los recursos, residuos, contaminantes.
- Movilización para orientar a las empresas a producir de forma sostenible.
- Rechazo a la obsolescencia programada (diseño de un producto para que dure poco), por ejemplo: en Francia, esta modalidad de producción ya fue prohibida en el año 2015.
Este movimiento ha cobrado tal importancia, que la Organización de las Naciones Unidas estableció como el objetivo 12, de Desarrollo Sostenible ¨garantizar modalidades de consumo y producción sostenible¨, reconociendo que para lograrlo, es necesaria la participación de individuos, empresas, gobiernos, comerciantes, medios de comunicación y organismos internacionales. De estos actores, cobran especial importancia la Juventud, pobladores de países en desarrollo y habitantes urbanos, por ser éstos, parte de los sectores con mayor poder adquisitivo, acceso a información y capacidad de incidencia y, por ende, prospectos potenciales para reorientar sus hábitos de consumo hacia esquemas más sostenibles, aunado a la difusión que puedan hacer de estos modelos.
En México, existen iniciativas en materia de consumo responsable a través de la Procuraduría Federal del Consumidor, instituciones de educación superior vinculadas a la educación ambiental y organizaciones civiles; sin embargo, se requieren mayores esfuerzos de difusión, sensibilización y regulación en la materia, especialmente ante el sector empresarial para el etiquetado, producción sostenible y pago justo a proveedores y trabajadores. Sin duda, todos los seres humanos tenemos necesidades básicas que satisfacer para lograr un nivel de vida digno, pero esto no debe hacerse a costa de la continuidad de los recursos del planeta o de nuestros congéneres; por lo que la premisa en estos tiempos de turbulencia ambiental y social, es producir y consumir de forma diferente y eficiente, en un marco de responsabilidad social y ética con el planeta, de lo contrario, las tendencias de deterioro ambiental e inequidad social se profundizarán afectándonos a todos.
Debido a que el consumo responsable es una forma de contribuir al cumplimiento de los objetivos de la legislación ambiental internacional, nacional y local, al promover mediante elecciones individuales, el uso eficiente de los recursos naturales; ahora es cuando preguntarnos ¿De dónde vienen los productos que consumimos? ¿Cuáles son los impactos al medio ambiente desde la producción hasta el destino final de un bien o servicio? ¿Qué implicaciones sociales tienen tales productos? O ¿Estamos pagando el precio justo por ellos? Recordemos que es preciso ¨Adoptar patrones de producción, consumo y reproducción que salvaguarden las capacidades regenerativas de la Tierra, los derechos humanos y el bienestar comunitario¨.