El proceso de alternancia que se vive en Oaxaca generará su mayor contribución al desarrollo en la medida en que se generen los acuerdos, normas y condiciones propios de una transición democrática; esto significa, en esencia, edificar un orden jurídico y político que permita profundizar los valores y prácticas democráticas en los ejes de organización de nuestra sociedad; esto es, la escuela, la empresa, las instituciones públicas y privadas, los mercados y las estructuras tradicionales de los pueblos y las comunidades.
La democracia electoral exige el respeto a los principios constitucionales del sufragio y por tanto que los votos cuenten y se cuenten en apego a la norma. En las elecciones se recrea la soberan
En nuestra sociedad son realidades cotidianas la pluralidad política, la diversidad de posturas y tendencias ante los asuntos públicos, la heterogeneidad de proyectos individuales y colectivos, y las diferencias propias de todo orden de libertades. Estas realidades que expresan un amplio proceso de formación política en Oaxaca obligan a construir un gobierno que conviva con la opinión pública, que sume las capacidades y recursos de gobierno y sociedad civil, que explique las razones y motivos de un proyecto de trabajo, que al exponer sus tesis afirme el derecho de los demás a expresarse, que sea transparente en el ejercicio de los recursos que son de todos, y que en especial hable y actúe con veracidad y actúe con honestidad.
La política en democracia es el mayor patrimonio público de una sociedad libre, la democracia es de todos y a todos corresponde fortalecerla y perfeccionarla; en ese marco, el diálogo intercultural, el respeto a los sistemas normativos indígenas, la equidad de género en una acción transversal de gobierno y apertura en todos los espacios sociales, la comunicación abierta con los partidos políticos, la vigilancia institucional y autónoma sobre el uso de recursos, el necesario contrapeso entre los poderes públicos, el fortalecimiento de las organizaciones sociales, y la mayor participación posible son acciones y mandatos de ley realizar y en su caso a mejorar.
Debemos ponderar al mismo tiempo que en las distintas regiones de nuestro estado existen desde tiempos ancestrales formas y modos de participación de las comunidades, los pueblos y ahora también las colonias que constituyen un capital social toral para avanzar en un nuevo diálogo; se trata de potenciar el desarrollo político de Oaxaca con base en la cohesión social existente, esto es, debemos avanzar en un orden político donde la diversidad nos enriquezca para poder enfrentar las problemáticas acumuladas así como una nueva agenda de problemas públicos.
Las tradiciones, los acervos culturales, las memorias colectivas, los modos locales de producción, los saberes acumulados por generaciones, las cosmogonías que se recrean en las lenguas indígenas, así como el reconocimiento de una serie de derechos consuetudinarios son y deben ser parte de una nueva forma de diálogo político que asuma como realidad y eje de todo futuro posible a nuestro México profundo.
Llega el tiempo de analizar una serie de propuestas y adecuaciones al orden jurídico en lo general y en materia electoral en particular, desde la revocación de mandato hasta la reelección de alcaldes pasando por las figuras del referéndum, la consulta ciudadana, y el plebiscito; se nos presenta una multiplicidad de temas y propuestas que el H. Congreso del estado ha de procesar desde su autonomía, para proponer incorporarlas en un complejo coherente que de sentido y dirección a nuestro sistema político. Oaxaca puede contribuir al debate y a la construcción de reformas nacionales desde las aportaciones que concrete, desde nuevas formas de diálogo y desde la formación de acuerdos entre partidos que partan de diagnósticos comunes y propuestas compartidas.
En Oaxaca el nuevo gobierno por venir desplaza y rechaza toda lógica política fundada en la percepción o identificación de “enemigos”. El gobierno asume la apertura por principio, el respeto a la diferencia como factor sustancial de toda democracia, y a la pluralidad como fuente de propuestas colectivas. El gobierno garantizará por mandato y por principio las libertades públicas, porque de su ejercicio depende toda posibilidad de desarrollo en paz y armonía. Así se lo he escuchado decir a Gabino Cué en incontables ocasiones.
Nos ha tocado la responsabilidad de articular, ha expresado el mandatario electo de los oaxaqueños, un ejercicio democrático inédito en nuestro país que deja constancia sobre cómo las diferencias personales, grupal e ideológicas sí pueden articularse bajo proyectos compartidos, metas comunes y una agenda de trabajo a desarrollar en beneficio de la sociedad. La unidad de metas no anula diferencias, ni uniforma la acción política, en cambio, muestra a la sociedad que desde esas diferencias se pueden enriquecer las ideas, la acción y el discurso.
Creo que en los próximos años un tema fundamental en materia política en nuestro estado será definir cuál es el papel que deben ocupar las instituciones en las iniciativas de potenciar el desarrollo social y humano, de garantizar los derechos de personas y familias, de promover y acompañar las propuestas y proyectos de los pueblos indígenas, de potenciar el desarrollo económico en la entidad y de construir un auténtico sistema de seguridad pública que genere certeza, confianza y tranquilidad. La agenda política debe trascender la forma en que los actores y partidos políticos se organizan y regulan; lo relevante es un nuevo rol social.
Concluyo. El gobierno no puede resolver por sí mismo todos los problemas de nuestra sociedad, y la ciudadanía no puede quedar a su suerte ante la lógica del mercado, por ello es necesario perfeccionar el marco jurídico en que se desempeña la sociedad civil organizada, fortalecer las estructuras de participación en el orden de las instituciones de gobierno, analizar la viabilidad de establecer consejos ciudadanos en el diseño, puesta en práctica y evaluación de las políticas públicas, apoyar y potenciar las iniciativas y proyectos de los pueblos indígenas desde su propias decisiones y organización, y promover y apoyar los proyectos que las organizaciones sociales realizan en diferentes ámbitos.
ía popular, se cristaliza la decisión de otorgar un mandato y se definen las preferencias ciudadanas sobre un proyecto de gobierno; empero, la democracia empieza con los votos, de ese modo, en Oaxaca una vez concluido el proceso electoral es necesario subrayar que la masa de problemas acumulados, los desafíos que imponen las tendencias internacionales y las propias exigencias ciudadanas obligan a profundizar la vida democrática; es decir, a potenciar cada una de las posibilidades, capacidades y ventajas que aporta esta forma de gobierno al desarrollo.