Por fin llegó la fecha tan largamente esperada por muchos oaxaqueños. Para ello tuvieron que pasar muchos años de esfuerzo y de lucha. Varias vidas se perdieron en ese anhelo por querer cambiar las cosas; muchas personas fueron víctimas del abuso de la autoridad con marcados tintes persecutorios, fueron reprimidas; otras más en el camino fueron perdiendo la ilusión de un cambio y desistieron de él, fueron cooptadas; pero la gran mayoría permanecimos con la esperanza de que un cambio democrático en el estado era posible; por lo que hoy somos recompensadas con un nuevo gobierno que sabrá honrar a la confianza que en el depositó un pueblo harto de agravios, de injusticias, de impunidad, de autoritarismo, de corrupción, de burla y hasta de olvido.
Y sin embargo debemos estar bien conscientes, tal y como lo aseveró Gabino Cué durante su toma de protesta, que no se posee una varita mágica para que las cosas cambien de un día para otro. Vendrán los cambios ¡sí!, pero estos deberán ser paulatinos; no se puede caer en el error de que nos gane la emoción y cometamos los mismos errores del pasado. Más cuando horas antes de la toma de protesta del hoy Gobernador Constitucional, fuimos testigos de cómo se armaba todo un escenario de caos en la capital, algo así como para cerrar con broche de oro un sexenio que se caracterizó por su incapacidad e ineficiencia para atender y evitar este tipo de manifestaciones que tanto molestan e irritan a la ciudadanía. Desde días antes había trascendido que se buscaría sembrar obstáculos en el camino de Gabino Cué. Quisieron probar la capacidad de tolerancia y de diálogo del nuevo gobernante y al final terminaron por darse cuenta de que las cosas habrán de hacerse de manera distinta a lo que estaban acostumbrados. La ciudadanía ya no quiere encontrarse con más bloqueos que sólo minan la paciencia del ciudadano; esto será posible en la medida de que cada uno de los responsables de las áreas gubernamentales correspondientes busquen sentarse a dialogar con los involucrados y les den solución a sus problemas. Claro que siempre ceñidos a lo que establece la ley y no a arreglos que sólo benefician a unos cuántos, –como antaño– y que hicieron de la presión y del chantaje político, su modus vivendi.
Ni bien transcurrían las primeras horas del nuevo gobierno, cuando algunas voces ya sostenían que todo iba a seguir igual, que no iba a ver tal cambio, que todo era una farsa, etc. Sin embargo esto forma parte de una estrategia perfectamente definida con anterioridad por aquéllos que desde ya deberán operar desde la oposición a la que no estaban acostumbrados. De ahora en adelante habremos de ser excesivamente cautelosos con esos rumores infundados o malintencionados cuyo único propósito es descalificar cualquier acción del nuevo gobierno, aunque ésta represente efectivamente un cambio. Pongo dos ejemplos: Ni bien anunció el ejecutivo que se instalaría una pista de hielo para los niños y las niñas de Oaxaca, cuando una andanada de voces comenzaron a criticar tal acción; qué es populismo, qué es dispendio de los recursos, qué no es necesario, entre otras cosas más. Y sin embargo cuando en campaña Gabino Cué ofrecía traerle esa diversión al pueblo de Oaxaca, los asistentes se desbordaban en aplausos y su comentario era: “pues mejor que traigan eso para la diversión de nuestros hijos y no que se roben ese dinero”. En una población como la nuestra, donde el más del 70 % vive en la pobreza, la gente carece de recursos para salir a otros lugares, por lo que se ve impedida de conocer el mar o estar en un lugar como los que se ven en las películas (debo confesar que nunca he estado en una pista de hielo) donde uno puede deslizarse, no sin dificultad supongo; por lo que habrá de esperar la respuesta de la población para ver si está de acuerdo con ello o no. La segunda; muchas veces criticamos que no había división de poderes en el estado; que el legislativo era un apéndice del ejecutivo, que sólo alzaban la mano sin saber lo que aprobaban; y cuando esto por fin deja de ser una constante como lo vimos apenas el día jueves, vienen nuevamente los comentarios como “Revés a Gabino en el Congreso”, “Diputados se oponen a la aprobación” y más. Esto es precisamente lo que deseamos los oaxaqueños, que se revise y que se discutan las iniciativas, que nunca más se apruebe o se autorice algo sin saber de qué se trata. Bien por el Legislativo, pero mejor por el Ejecutivo que atendió de inmediato las observaciones señaladas. Por eso fue por lo que votó la ciudadanía, no porque todo fuera como antes, sino porque tuviéramos diputados que defendieran con argumentos legales y no con porras, lo que le conviene al estado. No nos espantemos que así sea, al contrario alentemos porque el nivel de discusión se eleve en el Congreso Estatal.
Conservemos la esperanza y démosle un voto de confianza al nuevo gabinete. En lo personal conozco a la mayoría de los nuevos funcionarios, los ubico como gente capaz, honorable, preparada y bien intencionada. Dejemos que se asienten en sus responsabilidades y luego califiquemos su desempeño. No niego que he leído de algunos antecedentes negativos de uno o dos de ellos, pero al menos otorguémosle el beneficio de la duda y estemos atentos a su accionar. Gabino Cué cumplió en la integración de su equipo presentar un gabinete de transición; donde en lo personal veo equilibrio, pluralidad, inclusión, ciudadanización y eso es algo que también demandamos. Se de la dedicación del Gobernador para revisar con detalle cada uno de los expedientes de los recién nombrados, sé que cumplió con su promesa de tener a las y los mejores ciudadanos, por lo que habrá que darles un tiempo prudente para que comiencen a demostrar su capacidad.
La fecha llegó y debemos conservar la esperanza de que tiempos mejores le esperan a Oaxaca.