Confesiones de una mujer infiel

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Desde que escribo sobre sexo, me he convertido en una confidente para muchos amigos y conocidos. Es algo que no me molesta en absoluto, más bien al contrario, ya que siempre he tenido curiosidad por la sexualidad de los demás.

 

De todos los secretos que puede haber, los que más me han intrigado siempre son los de las dobles vidas, y me pregunto si llevar una es complicarse la existencia o si de alguna manera es inevitable. He descubierto que cualquiera es capaz de llevar una, y las historias que más me han impactado son las que proceden de personas de las que nunca, nunca sospecharías.

Pensaba que, por tradición, costumbre o naturaleza, los hombres eran más infieles que las mujeres pero ahora no estoy tan segura. He descubierto que la infidelidad es algo muy común entre ambos sexos y que cada caso es único. Conozco a muchas mujeres infieles que han compartido detalles de sus vidas conmigo y algunos ciertamente se me han quedado grabados: por ejemplo, la del marido que lleva en coche a la esposa hasta casa del amante para unas supuestas clases de inglés, o la que ejerce la prostitución en secreto y practica sexo anal con su novio para acostumbrarse y poder ofrecer así un servicio “extra” a sus clientes…

Pero hoy toca la confesión de Montse, una mujer casada de 47 años y en el paro. Lleva más de 20 años de matrimonio y tiene una hija de 19 años. Desde hace dos es infiel. Según ella, no lo buscaba, sucedió por casualidad…

¿Cuándo empezaste a ser infiel y cómo surgió? Para empezar, no fue algo que buscara en absoluto. Lo que pasó es que mi mejor amiga se divorció y estaba destrozada. Traté de apoyarla y animarla como haría cualquier amiga. Una vez reconstruida su vida, me suplicaba que la acompañase en sus salidas de fiesta. Estaba loca por bailar, ligar y recuperar los años perdidos, y no tenía con quien ir, ya que la mayoría de nuestros amigos estaban en pareja y con hijos. Resumiendo, en una de nuestras noches locas, conocimos a un grupo de turistas italianos jóvenes, ella se ligó a uno y yo acabé besando a uno de sus amigos. Aunque sólo fue un beso me hizo sentir renovada y despertó algo en mi interior. Durante los dos días siguientes, no podía quitármelo de la cabeza y nos enviábamos sms sin parar. Me moría de ganas de verlo antes de que volviese a Italia, así que finalmente decidimos quedar en un hotel por horas. Cuando pasó, fue emocionante sentir unas nuevas manos sobre mi cuerpo tras tantos años con la misma persona. No me malinterpretes, sigo enamorada de mi marido pero esto fue diferente. Me sentía joven, deseada, y en cierta manera, desde entonces me he enganchado a esa sensación.

¿Has tenido más amantes? ¿Se trata sólo de sexo o también has tenido alguna aventura con emociones? Sí, he estado con más hombres, y siempre ha sido un rollo de una noche como resultado de salir con mi amiga, pero tampoco ocurre cada vez que salimos. Procuro no repetir con el mismo porque no quiero complicaciones. El último fue hace tres meses, o sea que ha sido algo esporádico. Además siempre he estado con jóvenes, entre 22 y 30 años, dudo que algo emocional pudiera surgir de ahí… A pesar de la diferencia de la edad, curiosamente ellos buscan lo mismo que yo, compartir un momento, nada más.

¿Cómo ha cambiado tu relación desde que eres infiel, y en concreto tu vida sexual con tu marido? Diría que es mejor además de más salvaje, porque me siento más desinhibida y más relajada en todos los sentidos. Suena extraño o incluso cursi pero a pesar de todos los amantes jóvenes y atléticos que he tenido, mi marido sigue siendo el mejor, porque con él, hago el amor.

Se dice que los hombres ofrecen ramos de flores cuando se han portado mal… ¿crees que las mujeres infieles tienen algún equivalente a este gesto? Sí, ¡una noche de sexo salvaje! Además me lo dicen mis amigas que también son infieles. También se suele decir que después del matrimonio no hay mamadas, así que siempre hay una noche de sexo salvaje con sexo oral para compensar a mi marido.

¿Crees que tu marido es fiel? Hace unos años le pillé coqueteando con una compañera de trabajo por teléfono. Mi marido pensaba que estaba solo en casa y no me escuchó entrar. En cuanto colgó, flipé y tuvimos una gran discusión pero él me aseguraba que no era nada aunque en el fondo, sé que era mentira. Afortunadamente, esa persona se trasladó a otra ciudad así que aquel problema quedó solucionado. Pero claro, esto no significa que no haya habido más. No soy una ingénua, soy totalmente consciente de que podría haber pasado en cualquier momento y con más personas. La verdad es que prefiero no pensarlo y tampoco le vigilo ni busco pistas. Si no, creo que me volvería loca. Mientras cumpla en casa, ya me vale.

En otros posts donde he tratado el tema de la infidelidad, en muchos comentarios han criticado este estilo de vida diciendo que es mejor ser sincero con la pareja en lugar de engañarla. Tú que estás viviendo esta situación, ¿qué opinas? Es muy fácil decir esto, pero en la práctica es muy difícil ser 100% honesto el 100% de ocasiones. En realidad no tengo la sensación de estar engañándole, más bien le estoy protegiendo de un disgusto. En fin, estoy protegiendo a nuestra familia. No aportaría nada positivo contarlo todo y tampoco tengo la necesidad de saber todo lo que podría estar haciendo él a mis espaldas. Lo único que me molestaría sería enterarme de una relación sentimental secreta.

¿Estarías dispuesta a probar una relación abierta? En absoluto, soy muy celosa. Tengo amigos que llevan ese estilo de relación y que frecuentan clubes de intercambio y todo, pero yo no me veo capaz de ver a mi marido disfrutar del sexo con otra mujer delante de mis ojos, sería hasta traumatico para mí. Él también puede tener momentos de celos y dudo que le gustase, aunque tampoco lo hemos hablado nunca.

¿Hay momentos en que te sientes culpable? Claro que sí, sobre todo cuando llego a casa después de haber tenido sexo con otro. No siempre he podido ducharme en esas circunstancias y si lo hiciese a las cuatro de la madrugada, algo sospecharía. Me da cosa cuando me abraza en la cama y sé que la huella del otro permanece en mi piel. Dado que siempre salimos entre semana, lo mejor de estar en paro es que puedo descansar tranquilamente en casa el día después y absorber todas las sensaciones de la noche anterior. Luego cuando llega mi marido del trabajo, empieza el proceso de recompensa y le trato como a un rey, así me deshago de la sensación de la culpabilidad. Sin embargo, mi hija tiene un novio de 21 años y a veces me resulta extraño que mis amantes tengan más o menos su misma edad.

¿Te excita el hecho de hacer algo prohibido? ¿O ser pillada? Me excita el hecho de tener un secreto simplemente, saber que no soy la que parezco. Ser pillada me destrozaría. No sé si sonará raro, pero tendría más miedo de que se enterase mi hija que mi marido.

Venus O’Hara/ El País