* En los 80 la Dirección Federal de Seguridad (DFS) al mando de Tomás Morlet aseguró un camión torton cargado de droga, propiedad del hermano de un gobernador. ¡Imagínese!
* Reconforta el mensaje del Gobernador Alejandro Murat al asegurar “estamos trabajando y vamos sobre todos aquellos que quieran lastimar a la sociedad de la Cuenca y de Oaxaca”.
Ante el terror sembrado por presuntos carteles del narcotráfico en Tuxtepec, que obligó a la suspensión de clases en escuelas de diversos niveles, importante es analizar las probables causas.
La psicosis y el toque de queda que generaron mensajes amenazantes a la población, difundidos en las benditas redes sociales, son semejantes al que han vivido otras prósperas ciudades del país.
Es una dolorosa verdad, producto de una no menos lacerante realidad, que muchas veces ni pueblo ni gobierno quieren ver. Pero no hay peor ciego y sordo que el que no quiere ver ni oír.
De ninguna se trata de hacer apología del delito, como los hipócritas puritanos pretenderán hacerlo ver para descalificar nuestras opiniones, fundadas en la realidad a la que se cierra los ojos.
La mafia compra información de corruptos jefes militares y policíacos de los diversos órdenes de gobierno. Disponen de información privilegiada, por clasificada, en materia de seguridad nacional.
La mafia no perdona. Y menos aún las traiciones. Les obliga a hacerlo su Código de Honor y su instinto de supervivencia. Es un asunto de vida o muerte. Si permiten las traiciones, se mueren.
No nos sorprendamos, entonces, que pasen la factura en Tuxtepec. Muchos se han enriquecido en la región, traficando con drogas, lavando dinero o comprando y vendiendo mercancía robada.
Les ha facilitado hacerlo la integración económico-financiera con Veracruz, Puebla y la Ciudad de México, ubicadas estratégicamente en el corredor del trasiego de drogas y lavado de dinero.
A riesgo de escandalizar a las buenas conciencias y a los políticamente correctos, es necesario reconocer que los mafiosos han detonado su inteligencia y realizan eficaz trabajo de inteligencia.
No es nada nuevo, desde la década de los 80 el narcotráfico sentó sus reales en la Cuenca del Papaloapan. Se apoderó política y económicamente de los principales municipios de la región.
Como en familia, era un secreto a voces que el dinero sucio permeó todos los estratos sociales.
Corrompió a todos. Se hicieron cómplices autoridades federales, estatales y municipales.
Desde entonces son delincuentes de “cuello blanco” algunos presidentes municipales, diputados federales y locales, políticos de todos los partidos, jefes militares y policíacos de toda laya.
A ellos, se suman, gerentes bancarios, empresarios, ganaderos y comerciantes, así como dirigentes sociales, especialmente invasores de tierras, para dedicar éstas a la siembra de estupefacientes.
Éste y no otro es el móvil de “levantones”, secuestros, extorsiones, pago de piso, atentados y ejecución de algunos de estos distinguidos personajes integrantes de la alta sociedad tuxtepecana.
No es, pues, del todo cierto que la creciente inseguridad y brutal violencia, se deban a la falta de oportunidades y desarrollo y que si se atienden esos los graves problemas, el país mejorará.
A lo largo de 39 años estos personajes, salvo cada vez más escasas excepciones, integran la verdadera delincuencia organizada. Lo sabe la DEA, las Fuerzas Armadas y el Gobierno federal.
Para dimensionar la magnitud y gravedad de este asunto de seguridad nacional, baste recordar que en la década de los 80, en Tuxtepec, fue detenido un torton cargado al tope de marihuana.
La investigación de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) al mando de Tomás Morlet Bohórquez, revelaron que el cargamento era propiedad del hermano de un gobernador. ¡Imagínese!
Irónicamente cruel, como es la realidad de la política mexicana, a ese gobernador tocó sepultar los despojos de la DFS y parir al ya también desaparecido Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional.
Reconforta el mensaje de Alejandro Murat a los habitantes de la Cuenca: “Estamos trabajando y vamos sobre todos aquellos que quieran lastimar a la sociedad de la Cuenca y de Oaxaca”.
El Gobernador oaxaqueño dijo que por el momento ya hay presencia de la Guardia Nacional en esa región del estado, por lo que llamó a la población a no caer en la trampa de los malos.
“Realizan este tipo de estrategias, afirmó, porque estamos teniendo éxito en las acciones realizadas en temas de seguridad, con el objetivo es aplicar la ley y que enfrenten a la justicia”.
“Los malos están teniendo miedo”, aseguró el Gobernador Murat ante las amenazas de supuestos integrantes del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en escuelas de la Cuenca del Papaloapan.
El mandatario aseguró que su gobierno realiza operaciones puntuales, que hacen patente que en Oaxaca se aplica el Estado de Derecho. No habrá paso atrás y van por todos los delincuentes.
En el caso de la Cuenca del Papaloapan trabajan de manera puntual y llevando mesas de trabajo con estrategias integrales entre los tres niveles de gobierno para atender el tema de seguridad.
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