Los seres humanos inevitablemente tenemos dependencia al agua, ya que es elemento esencial para nuestra supervivencia, de la misma forma que la necesitan para su funcionamiento, otras especies como plantas, animales, hongos y ecosistemas; aunado al uso que hacemos de ella como recurso productivo, y es por ello que los grupos humanos privilegian establecerse alrededor de cuerpos de agua como ríos, manantiales y lagos.
Sabemos que nuestro planeta, a pesar de estar cubierto por agua en un 75% de su superficie, la mayor parte de este líquido se concentra en los océanos y en realidad se tiene una disponibilidad de agua dulce correspondiente al 1% del total, ya que el 24% restante se encuentra en los polos en forma de hielo; por lo que si consideramos todas las necesidades humanas, que de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, debe ser de entre 50 y 100 litros diarios por persona, además de los otros usos como el agrícola, industrial y servicios, la cantidad disponible para uso humano es sumamente limitada.
El territorio oaxaqueño, a pesar de contar con zonas de elevada precipitación pluvial como la Cuenca del Papaloapan, posee otras de evidente escasez como la Mixteca y el Istmo de Tehuantepec, donde se ha llegado a declarar situación de emergencia ante este fenómeno, el cual se ha agudizado desde hace 3 años, a partir de diversos factores entre los que destacan la destrucción ambiental y el cambio climático.
Respecto del tema de la contaminación, es importante señalar que el territorio estatal presenta un déficit de sistemas de saneamiento, especialmente el que corresponde a las aguas grises, situación que representa una seria amenaza a la calidad del suelo y cuerpos de agua donde son descargadas aguas contaminadas.
Otro factor contaminante es la disposición inadecuada de residuos en ríos o barrancas, que además de representar una amenaza a la salud humana, afecta peligrosamente a los animales acuáticos.
La Organización Mundial de la Salud, ha identificado al menos 25 enfermedades humanas relacionadas con la escasez o contaminación del agua, tales como el dengue y la tifoidea.
Respecto a las actividades económicas, los efectos adversos se observan en mayor grado en la agricultura, ganadería y acuacultura, que son actuvidades básicas para la supervivencia de cualquier sociedad.
Ante este escenario, propongo alternativas de solución en los siguientes ejes:
- Gestión integral del agua. Retomar la visión integral para el manejo de recursos hídricos, a través del análisis y comprensión del ciclo del agua y los elementos naturales relacionados con él, como vegetación forestal y suelos, que interactúan en un ámbito territorial conocido como cuenca. De esta forma, promovemos la conservación de los procesos que permiten contar con disponibilidad de este recurso.
- Uso óptimo del agua. Iniciando por la educación ambiental para el cuidado y valoración, fomento, financiamiento y difusión de todas las alternativas que existen para este fin, tales como: riego por goteo, cultivos hidropónicos, captación de agua de lluvias, equipamiento para el ahorro de agua a nivel domiciliario, oficinas y comercios, y mantenimiento de red de agua potable.
- Prevención y control de la contaminación. Mediante la difusión y uso de tecnologías adecuadas en sistemas de saneamiento, agricultura exenta de agroquímicos, gestión de residuos y cumplimiento de la normatividad aplicable a los límites máximos permisibles de contaminantes en agua.
Para lograr lo anterior, se debe contar con un marco legal e institucional, que incluya leyes y normas técnicas estatales y órganos gubernamentales con capacidad técnica, económica y jurídica, para diseñar y dirigir políticas transversales de gestión de recursos hídricos, sector ambiental, productivo, academia y desarrollo social, aunado al trabajo con la sociedad civil para el fortalecimiento de la legislación en materia de agua y recursos asociados.
La gestión adecuada de los recursos hídricos es esencial para la conservación ambiental y para garantizar el derecho al acceso, disposición y saneamiento del agua para consumo humano, y es obligación de todos garantizar este derecho; por lo que asumiendo mi responsabilidad como legisladora, formularé propuestas para superar los retos relacionados con esta problemática en nuestra entidad y hago un llamado a la sociedad y gobierno, para un trabajo comprometido con una política pública integral para el cuidado y aprovechamiento sustentable del agua.