* Denuncian médicos que el Hospital Regional Presidente Juárez del ISSSTE, es ya totalmente COVID, y enfrentan graves problemas por la creciente falta de personal, insumos y opciones de tratamiento del virus.
* Hay un desgaste psicológico y físico acentuado: estrés físico, poco personal, muchos pacientes, deshidratación, hipoxemia hipoglucemia, cefalea, hipertensión, activación de migraña, dermatologías, gastritis.
(A mi Padre don Filiberto, a mi Papá Grande don Juan, a mis maestros y preceptores, a mis familiares y amigos, y a todos los hombres a los que Dios y la naturaleza les han concedido el privilegio de convertirse en Padres. Felicidades por siempre, no solo este día, porque se es Padre toda la eternidad en los hijos de nuestros hijos, más allá de nuestra vida temporal en la Tierra. Abrazo fraterno a todos)
Alejados probablemente del punto máximo de la curva del COVID-19, que no se ha domado, médicos de hospitales del ISSSTE denuncian el colapso del sistema de salud por las estrategias fallidas.
Angustiados por los graves problemas que enfrentan por la creciente falta de personal, insumos y opciones de tratamiento para el COVID-19, se preguntan, quién ganará, la ignorancia o el coronavirus.
Denuncian, asimismo, que el Hospital Regional Presidente Juárez del ISSSTE, es ya COVID por donde vayas “se siente gran impotencia que seamos ya tan pocos los que tenemos esta responsabilidad”.
Llevan trabajando tres meses, noche y día, y aún no llegamos a la mitad de la curva epidemiológica, pues cada vez hay más pacientes con menos personal, y ya no hay de dónde sacar más personal.
Así también, denuncian que cada vez se presiona más al personal existente. ¿Hasta dónde es válido, hasta dónde soportarán, hasta dónde sus mismos jefes inmediatos lo permitirán. Y es legal hacerlo?
Valdría la pena saber, dicen, si las autoridades saben la realidad de lo qué pasa en un turno diurno o nocturno de fin de semana, pues los médicos trabajan en el área COVID más de las 4 horas recomendadas.
No hay supervisión del personal para conocer su estado laboral o de salud y tomar las medidas necesarias. Exigen que el director y subdirectora, posiblemente ya inmunes, pudieran entrar un par de horas al área hospitalaria.
“Verían la situación real que se vive en los diferentes turnos de la semana en el Hospital, lo que probablemente cambiaría su perspectiva en salud y no política, y crearía una empatía real y no de escritorio”.
“Nunca vas a saber qué se siente, mientras no entres a darle cuidados a un paciente en aislamiento estricto y peligroso por COVID, la gran necesidad que tienen ellos de ti y el terror que muchos viven”.
Lamentan que su propio miedo no les permite ayudarles. “Tienen razón los médicos y enfermeras al no querer entrar, nadie, ninguno, quiere arriesgarse, y no es por ti, es por quien nos espera en casa”.
“Entendemos que, ciertamente, es un trabajo que elegimos, pero que no nos manden a trabajar sin nuestras herramientas indispensables de trabajo, ropa y área segura”, expresan los médicos en la primera línea del frente de batalla contra el COVID-19.
“Nunca un directivo aceptará entrar porque los pusieron para dirigir, valiéndole un soberano cacahuate cómo te vaya. ¡Sigamos con el conformismo, sin exigir y seremos un número más en la estadística de muertes!”.
A estas alturas, hay ya un desgaste psicológico y físico acentuado, lo han señalado los compañeros que están en el frente de batalla, con poco eco entre ellos mismos y todavía menos con las autoridades.
Cada quien podrá agregar quejas: estrés físico, poco personal, muchos pacientes, deshidratación, hipoxemia hipoglucemia, cefalea, hipertensión, activación de la migraña, dermatologías, gastritis.
Del desgaste emocional es igual o más variado, tomando en cuenta que muchos (as), se han alejado por seguridad de sus familias, acoso laboral, riesgo de infección, ansiedad, insomnio, etcétera.
En algunos, la falta de descanso es acumulativo, aunado a la falta de apoyo real de las autoridades y de un estímulo laboral, monetario o de otro tipo; que haga más llevadera la estancia en la contingencia.
En la contingencia en la, además, “es difícil hasta ir al baño, no debería de existir la austeridad, y el recurso debe darse sin escatimar. Hablamos de la salud y de la vida”, reclaman los médicos.
Respecto de las opciones de tratamiento para el COVID-19, los médicos en hospitales señalan que aunque están en protocolo muchas de éstas tienen un respaldo científico o una lógica argumentada.
Saben que la azitromicina, ivermectina, oseltamivir, no tienen un respaldo científico y aun así se usan, no hay verdades absolutas y al momento no hay ningún tratamiento específico como en la Influenza.
En tono airado, preguntan, por qué no echar mano del plasma; implica un gasto que valdría la pena; implica un protocolo, cuya propuesta ya fue hecha por médicos del Hospital Regional Presidente Juárez.
Admiten que implica el visto bueno y aprobación de la COFEPRIS y, obviamente, la aprobación institucional, sobre todo, por el recurso financiero a destinar en base a una planeación del recurso humano y material.
Este programa ya lo hizo el IMSS y fue aprobado en menos de 10 días por su Comité de Ética y días después por la COFEPRIS. En el estado sólo lo brindan con restricciones, en el Hospital de Especialidades y algunos hospitales particulares.
Así como la dexametazona ha demostrado beneficios en pacientes graves, el plasma es de igual forma una buena opción, existen casi dos mil potenciales donadores que son los recuperados registrados.
Por falta de pruebas COVID, venas resistentes y exámenes normales, se estima que podrían ser más de 8 mil en el estado. Si sólo es plasma pueden ser hasta 600 mil y la recuperación del donante es más rápida.
Explican que podrían hacer una donación de plasma en 15 días posteriores. La máquina de plasmaféresis ya está a disposición y sólo requiere de unos ajustes, pero el gran detalle es el recurso que se requiere en insumos.
Esto último, tomando en cuenta cómo se ha vivido la escasez en general en esta contingencia. “Claro que vale la pena, porque primero está la salud y la vida, como derechos humanos fundamentales”, puntualizan.
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