Han tenido que pasar 88 años desde aquel viaje que hizo a Cuba el presidente de Estados Unidos, Calvin Coolidge, en 1928 para que otro presidente del mismo país visitara la Isla. En efecto, ayer domingo 20 de marzo del 2016, el presidente Barack Obama, cumplió su cita con la Historia al viajar en visita de Estado a Cuba para dar cumplimiento a la restauración de relaciones de Washington con la Habana, además de dar fe al levantamiento de otras restricciones como el uso oficial del dólar y la regularización de viajes entre las dos naciones, es decir, tanto los cubanos como los estadounidenses podrán realizar, cumpliendo los requisitos migratorios oficiales, viajes entre uno y otro país.
Tuvieron que pasar amargos y difíciles años, algunos muy graves, como aquel de 1962 conocido como el de la crisis de los misiles cuando el mundo estuvo al borde una guerra atómica y, posiblemente, la destrucción total del planeta protagonizado por Estados Unidos, la Unión Soviética y Cuba. Afortunadamente, para las generaciones humanas que nacieron posteriormente a estos sucesos, las diferencias no desencadenaron una confrontación atómica merced a la razón, la lucidez mental, la preparación política y a la responsabilidad que, como líderes mundiales asumieron, en esos graves momentos, Nikita Khrushchev, primer ministro soviético y John F. Kennedy, presidente de Estados Unidos. Fidel Castro solo asumió la decisión.
Los dos grandes polos optaron por la paz y la convivencia pacífica para posteriormente llegar a mínimos acuerdo y a vivir intensamente la Guerra Fría. La ruptura de relaciones diplomáticas con Cuba se mantuvo al igual que la intensificación del bloqueo económico, político y comercial el cual detuvo casi todo el desarrollo de Cuba, no así el científico, educativo y el deportivo. La dignidad de la Revolución Cubana se mantuvo hasta dar paso a la dictadura castrista obligando al pueblo cubano a vivir grandes sacrificios como privaciones de todo tipo.
Es por ello que el viaje de Barack Obama a la Habana es histórico ya que da continuidad a la restauración de relaciones diplomáticas formales restablecidas a finales del año 2014, poniendo punto final a 52 años de enfrentamiento y congelación de relaciones entre los dos países.
Cabe señalar, así mismo, que esta acción política de la administración de Obama, constituye la cima de una serie de estrategias en las relaciones internacionales en las cuales intervinieron el Vaticano (empezando por Juan Pablo II, seguido de Benedicto XVI y ahora con el Papa Francisco), los hermanos Castro y el presidente Barack Obama. Calaron hondo en el ánimo del partido republicano de Estados Unidos pues se convirtió en bandera política del presidente y con ello dejar para la historia de su país un legado político insuperable y brillante en el marco de las relaciones internacionales y en lo interno, en el marco de la política local un impacto enorme que se reflejará en las futuras elecciones presidenciales.
Obama llegó a la Habana y se hospedó en el lujoso hotel Saratoga situado en una calle que fue repavimentada al igual que la carretera que va desde el aeropuerto a la ciudad, según nos cuenta en su reportaje David Adams de Univision desde la Isla.
Llego el presidente en el Air Force One, acompañado de una numerosa comitiva integrada por un grupo de empresarios hoteleros, de ejecutivos de empresas de cruceros, de telecomunicaciones, todos ellos listos para hacer negocios con Cuba. Además, la familia del presidente, Michelle su esposa, y sus hijas Sasha y Malia también hicieron acto de presencia en la histórica visita de presidencial. Una delegación legislativa integrada por ambos partidos también viajó a la Habana, a fin de cumplir la cita con la historia.
Este lunes, se llevarán a cabo varios actos, entre ellos una reunión con el presidente Raúl Castro, una cena de Estado y reuniones del visitante con disidentes políticos del régimen castrista, a fin de discutir sobre temas de los derechos humanos. Funcionarios estadounidenses afirman que el presidente no evadirá el tema de derechos humanos en los cuales se tienen muchas diferencias.
Será hasta mañana martes cuando suceda el acto más esperado por el pueblo cubano, y quizás más trascendental, cuando el presidente Obama de un discurso dirigido a la nación cubana que se transmitirá en vivo para todo el país tanto por televisión como por radio.
Según Ben Rhodes, principal asesor en seguridad nacional del presidente Obama, el discurso significará una clara oportunidad para hacer la ruptura con el pasado y afirmar que “Estados Unidos no es una nación hostil que busca promover un cambio de régimen”.
“El mensaje del presidente es que el pueblo estadounidense es amigo del pueblo cubano. Tenemos nuestros desacuerdos y vemos el mundo de manera diferente, pero la hostilidad ha terminado”, afirmó Rhodes.
Otro punto de vista es la observación de Frank Mora destacado académico de Florida International University, ex funcionario para América Latina en el Pentágono durante la administración Obama y experto en asuntos de Cuba; él afirma que se ha llegado a un punto sin retorno. Sin embargo, el paso es lento. “Uno tiene la sensación de que los cubanos todavía están tratando de entender las cosas. Ellos están tratando de mover el dial de la radio para encontrar la frecuencia correcta” o como dijera el presidente Raúl Castro refiriéndose al cambio: “Sin prisa, pero sin pausa”.
Twitter: @luis_murat