Cualquiera que se despierte una mañana en un hotel y no sepa por un momento donde está, conoce el problema: la fugaz pérdida del recuerdo. Científicos noruegos acaban de encontrar ahora una explicación parcial para el fenómeno.
En pruebas con animales, los investigadores descubrieron que los recuerdos vienen en “paquetes” separados. Cada uno tiene una duración de 125 milisegundos, lo que significa que puede recuperar ocho recuerdos distintos por segundo, según un artículo de los científicos May-Britt y Edvard Moser en la revista especializada Nature.
En el ejemplo del hotel, uno de los “paquetes” no llegaría así a tiempo, ya que en el común de los casos no nos percatamos del paso de un recuerdo a otro.
“Cuando uno se siente un poco confundido, eso ocurre porque varios paquetes de recuerdos compiten en el cerebro unos contra otros”, señala May-Britt Moser de la Universidad noruega para Ciencia y Técnica en Trondheim.
Por lo general los procesos son muy rápidos para que uno pueda percatarse del cambio entre distintos recuerdos. Según los investigadores, el cerebro puede cambiar de un “paquete” de recuerdos a otro hasta ocho veces por segundo.
Los neurólogos estudiaron para su análisis la actividad eléctrica en regiones del cerebro de ratas. Los roedores habían aprendido en largos experimentos que un tipo de luz determinada representaba un espacio determinado. Así, los animales podían ser trasladados rápidamente de un entorno a otro.
Los científicos pudieron así determinar modelos de actividad concretos de acuerdo al tipo de luz. “Cuando cambiamos en otro sistema de luz, el comportamiento es completamente distinto”, comentó May-Britt Moser. La conclusión es que el cerebro salta siempre de un “paquete” de recuerdos a otro de forma alterna.
Aunque las observaciones fueron hechas con animales, los investigadores consideran que éstas pueden ser aplicadas al ser humano.
“Las ratas están tan desorientadas como nosotros cuando no sabemos por un momento dónde estamos”, señaló. “Empezamos a obtener una pequeña visión de los mecanismos que dirigen nuestros pensamientos”, aseguró.
Vanguardia