China anunció ayer un ambicioso paquete de reformas que, de implementarse en los próximos años, supondría la mayor modernización de su sistema legal, social y económico en años.
Cuatro días después de que terminara el 18 plenario del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh), la agencia de prensa oficial Xinhua difundió a través de un extenso documento (22 mil palabras), la batería de reformas para los próximos años: abolición del sistema de reeducación por el trabajo, flexibilización de la política del hijo único, reforma del sistema financiero y del potente sector estatal.
Una de las medidas más significativas es la abolición de la “reeducación por medio del trabajo”, laojiao en mandarín, un sistema importado de la Unión Soviética aplicado contra activistas, disidentes, prostitutas y drogadictos, entre otros.
China llevaba meses debatiendo la posibilidad de reformar, o incluso abolir, la práctica de enviar a prisioneros a campos de trabajo, considerada por las organizaciones defensoras de derechos humanos como inhumana y anticuada.
El sistema, vigente gracias a la existencia de 310 campos y unos 310 mil prisioneros, permitía a oficiales de seguridad pública detener a los ciudadanos hasta cuatro años en estos campos sin que hubiera un juicio.
China también flexibilizará un poco más la política de control de la natalidad o del hijo único lanzada en 1979.
Los matrimonios en los que uno de los miembros es hijo único estarán autorizados a tener dos hijos.
Actualmente, la legislación china no autoriza a los matrimonios a tener más de un hijo, aunque existen excepciones para las parejas en las que los dos miembros son hijos únicos.
Esta decisión no solo supone un importante paso en la flexibilización de las libertades individuales, sino que responde a las necesidades económicas de una China muy distinta a la de la década de 1970, cuando los gobernantes comunistas instauraron el control de la natalidad para revertir el crecimiento exponencial de la población alentado por Mao Zedong.
Los expertos llevaban años cuestionando la validez de la política en un momento en que la población china se enfrenta a un problema acuciante de envejecimiento que pone en cuestión la posibilidad de mantener el sistema social, porque el país pasará de tener 185 millones de ancianos a 487 millones en apenas cuatro décadas.
El documento, en el que se detalla en 60 puntos las reformas acordadas, también menciona la reducción “paso a paso” de los crímenes susceptibles de ser castigados con la pena de muerte, así como la reforma del sistema de registro para limitar la movilidad dentro del territorio chino.
En vigor desde hace varias décadas, el hukou es una especie de pasaporte interno que fija el lugar de residencia de un ciudadano chino y que, de incumplirse, despoja a la persona y a sus hijos de servicios como la sanidad, educación o acceso a la vivienda, creando ciudadanos de primera y segunda clase en una misma urbe.
De esta forma, Pekín limita la migración del campo a la ciudad, adonde los emigrantes van en busca de mejores oportunidades laborales.
El documento indica que Pekín flexibilizará esta política para los migrantes que se instalen en “pequeñas y medias ciudades”, lo que indica que la movilidad hacia urbes como Shanghai o Pekín permanecerá regulada.
China también detalló ayer las reformas previstas en los próximos años para reducir el control del Estado sobre la segunda economía mundial.
Entre los planes desvelados figura un aumento de los dividendos que las compañías públicas pagan al gobierno y también un incremento del papel de las empresas privadas en la economía.
Para 2020, el gobierno requerirá 30 por ciento de los beneficios obtenidos por las empresas de capital público, para alimentar mejor los fondos de seguridad social.
Actualmente, las 113 mayores empresas públicas, bajo control directo del gobierno central, pagan dividendos de entre cinco y 20 por ciento de sus ganancias.
China permitirá que empresas privadas adquieran participaciones en proyectos financiados por el gobierno y que se creen pequeños bancos privados.
También promoverá la liberalización de sus tasas de interés y la convertibilidad del yuan.
Agencias