Para nuestros pueblos es vergonzante que el Presidente Calderón reciba reconocimientos sin que los merezca. Como “candil de la calle y obscuridad de su casa”, en 2009 en Copenhague, Dinamarca, y en plena Cumbre de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, el Primer Ministro Británico Gordon Brown hizo entrega del premio al liderazgo internacional de medio ambiente al Presidente Felipe Calderón, supuestamente “por impulsar” éstos tópicos a nivel internacional y posicionar la propuesta para la integración de un “Fondo Verde” para combatir el cambio climático. Otro reconocimiento inmerecido a FECAL fue el premio “Campeones de la Tierra 2011”, recibido en Nueva York por “su liderazgo” internacional en la lucha contra el cambio climático. Estas distinciones muestran cómo la demagogia presidencial ha trascendido fronteras para engatusar a lideres del exterior; o bien revelan cómo esos jerarcas del mundo han simulado apreciar las posturas ambientalistas jactanciosas de Calderón para someterlo al acatamiento de políticas de carácter global más benéficas para el mundo industrial que para economías subdesarrolladas como la nuestra. Del dicho al hecho hay mucho trecho.
Basta el ejemplo de la desatención Federal a Los Chimalapas, tanto por la administración galardonada como por gobiernos anteriores, que han pasado por alto la importancia de esta Región del Istmo de Tehuantepec en el comportamiento climático terráqueo o para atajar el deterioro del medio ambiente y paliar el calentamiento global, conceptos repetidos hasta la saciedad demagógica en el discurso gubernamental sin hechos reales, sin la protección verdadera de áreas naturales como la de los pueblos originarios Zoques. Cómo no verlo así –con sentimiento y coraje- cuando esta zona de enorme potencial es la “Cintura de México” (por la irrebatible posibilidad de comunicar el Pacífico con el Atlántico), cuando ha sido un “botín geopolítico histórico” cuyo control han buscado naciones desarrolladas a lo largo del tiempo y cuando es un “territorio geográfico cultural” de verdadera importancia, límite y confluencia de las Sierras Madre Occidental y Oriental, cuya topografía va desde planicies costeras a altitudes 200 msnm y cadenas montañosas que llegan a los 2,300 msnm, donde se compenetran variados y complejos sistemas ecológicos y una pluralidad silvestre envidiable, apreciada como la región de mayor biodiversidad en el planeta.
Los Chimalapas son vistos por propios y extraños, excepto por el Gobierno Federal, como el territorio con mayor y más diversa vegetación conservada de forma compacta y constituye la cuenca alta de uno de los sistemas hidrológicos más importantes no sólo del Golfo de México, sino del país (los Ríos Coatzacoalcos, Río Uxpanapa y Sistema Grijalva−Usumacinta conducen casi 40% de los escurrimientos fluviales totales de México), además de abastecer el sistema de riego de Tehuantepec y los sistemas lacustres marinos oaxaqueños (Laguna Superior, Laguna Inferior y Mar Muerto), los más grandes e importantes del Océano Pacífico, sustento y orgullo de la cultura indígena de los olvidados pescadores Huaves.
Santa María y San Miguel Chimalapas, tienen una extensión cercana a las 600 mil hectáreas e históricamente han sido victimas del despojo. Su Zona Norte, Uxpanapa, colinda con Veracruz y forma parte del corredor biológico que entrelaza las selvas del Uxpanapa con Los Chimalapas y la reserva El Ocote, en Chiapas. La colonización del Uxpanapa por la Comisión del Papaloapan, que desde 1971 reubicó a campesinos mazatecos y chinantecos desplazados por la construcción de la Presa Miguel Alemán en los bajos de la zona Mazateca, ocasionó un conflicto entre el Poblado 14 y Santa María Chimalapa. La Zona Sur padece un problema agrario antiguo entre San Miguel Chimalapa y Zanatepec, cuyo origen deriva del descubrimiento de una piedra arqueológica en las lagunas de Sol y Luna, extraída por la comunidad de Zanatepec. Por su parte, la Zona Poniente de Los Chimalapas, colindante con la carretera transístmica, tuvo o tiene un conflicto muy espinoso entre Santa María y la colonia ganadera Cuauhtémoc.
Sin embargo, es la Zona Oriente, ubicada en la frontera con Chiapas, donde se presentan los más graves conflictos con ejidos chiapanecos (decretados irresponsablemente por la autoridad Federal), ubicados en territorio oaxaqueño de Los Chimalapas y con propietarios de predios irregulares en la zona de límites, suscitando un consistente movimiento agrario por la recuperación de las tierras invadidas con absoluta impunidad.
El territorio de Los Chimalapas está conformado por dos comunidades agrarias con Resolución Presidencial o Reconocimiento y Titulación de Bienes Comunales (RTVC) del 10 de marzo de 1967: Santa María con 460 hectáreas y San Miguel con 134 hectáreas. Sus Títulos Primordiales datan de 1687. El origen del conflicto con Chiapas fue la dotación y establecimiento de productores y ganaderos adinerados de ese estado en el Ejido Constitución el 28 de febrero de 1955, el Ejido Las Merceditas el 11 de mayo de 1966 y la Colonia Agrícola y Ganadera General Felipe Ángeles el 29 de octubre de 1962, invadiendo tierras de Los Chimalapas contempladas en esos Títulos Primordiales. La irregularidad u omisión del Gobierno Federal en este caso fue dotar y/o decretar ejidos en terrenos férreamente defendidos y cuidados por los pueblos Zoques, amparados en la antigua compra de su territorio a la Corona Española con una “Jícara llena de oro”, que en la lengua de ésta etnia significa Chimalapas.
El conflicto de Los Chimalapas es para preocuparse. Si el Estado Mexicano le da validez a lo que es propiedad comunal desde tiempos inmemoriales y en base a ésto resolvió reconocer en 1967 a las comunidades agrarias de Santa María y San Miguel Chimalapas, son inexplicables e ilegales las dotaciones de ejidos a Chiapas precedentes o posteriores al Reconocimiento y Titulación de Bienes Comunales de 1967. La magnanimidad de los pueblos Zoques sin embargo, los ha llevado a reconocer la presencia de los Ejidos Constitución, Las Merceditas y de la Colonia Agrícola y Ganadera General Felipe Ángeles decretados antes de 1967, considerando sus derechos (aún autoritariamente otorgados por el Gobierno Federal) bajo la condición de realizar las mediciones legales del caso, el reconocimiento de que se encuentran en tierras comunales de Los Chimalapas y, eventualmente, a asumirse como comuneros. La inexistencia de los levantamientos que permitan cotejar lo dotado oficial y depurar extensiones mayores es complicada porque esta falta –que parece deliberada- ha permitido que los ejidatarios provenientes de Chiapas se hayan ido apropiando poco a poco de más tierras comunales. En igual sentido se ha solicitado proceder con otros núcleos que quedaron en la “línea agraria” trazada del Cerro de los Martínez a la Jineta y que delimita las 594 hectáreas de Los Chimalapas, como el Ejido Luis Echeverria, que insensatamente ha ido invadiendo más tierras comunales.
Una cuestión de mayor peligro, sin embargo, es la irreverente actitud Federal y del Gobierno del estado de Chiapas ante la generosidad y actitud pacifica de los pueblos Zoques, quienes están en su derecho de pedir el respeto a la propiedad ancestral de sus tierras y reclamar la restitución de las extensiones otorgadas imprudentemente a poderosos productores y ganaderos después de la Resolución Presidencial o Reconocimiento y Titulación de Bienes Comunales de marzo de 1967 a los ejidos Canan, Benito Juárez I, Benito Juárez II, Pilar Espinoza de León, Rafael Cal y Mayor, Guadalupe Victoria, Constitución, Ignacio Zaragoza, Luis Echeverria, La Lucha, Elsy Herrerías de Castellanos, La Reforma, Nuevo Jerusalén y Nuevo Amatán. En situación compleja también se encuentran los ejidos Díaz Ordaz, Flor de Chiapas, Rodulfo Figueroa y Emiliano Zapata, entre otros.
Qué tiene que hacer el Gobierno Federal para evitar una confrontación de consecuencias incalculables ante el problema o conflicto agrario?
1.- Indemnizar a los comuneros de Los Chimalapas por las afectaciones para crear núcleos ejidales con anterioridad a marzo de 1967. Es obvio que esta solución debe ser aceptada por la asamblea de comuneros.
2.- Si es el caso, dicha indemnización debe ajustarse a la extensión registrada en la documentación legal de los ejidos (planos definitivos de las dotaciones) y los levantamientos correspondientes.
3.- Si así lo determina la asamblea de Los Chimalapas, el Gobierno deberá atender la solicitud de restitución de las tierras en poder de los ejidos oficializados con fecha posterior a marzo de 1967, cuya demanda procede ante el Tribunal Agrario.
4.- Si así lo determinan los comuneros de Los Chimalapas, la franja colindante con el estado de Chiapas debe ser declarada “Área Natural Protegida” para salvaguardarla de la salvaje explotación forestal y ganadera, cuyos flora y fauna han sido prácticamente agotados.
Un tema adicional pero ajeno absolutamente al problema agrario de Los Chimalapas es el de límites estatales o político administrativo, que necesariamente debe ser abordado por el Gobierno Federal y los gobiernos estatales. La decisión inoportuna y despótica del Gobernador Juan Sabines Guerrero atiza una confrontación de mayores dimensiones entre los pueblos oaxaqueños y chiapanecos por la imprudente ocurrencia de crear municipios en la zonas de conflicto agrario. Por ello es apremiante.
1.- Que el Gobierno o el Congreso de Chiapas desista de la creación de un nuevo municipio en territorio oaxaqueño, acción que ha exacerbado la irritación de los comuneros de Los Chimalapas y se han declarado dispuestos a “dar la vida” por sus tierras, bosques y selvas.
2.- Que el Gobierno del estado de Oaxaca inicie una Controversia Constitucional para detener actos ilegales como el señalado, y cuyo titular (Gabino Cué Monteagudo) ha destacado que no consentirá la creación del municipio chiapaneco, adelantando que presentará los alegatos correspondientes para evitar invasiones al territorio oaxaqueño. Este juicio deberá considerar los dictámenes correspondientes para el reconocimiento de los límites territoriales.
3.- Acelerar la instalación una mesa de conciliación de las autoridades estatales con la mediación de la Secretaría de Gobernación, entre otras instancias como la SRA e incluyendo la presencia de las autoridades comunales de Los Chimalapas, para la delimitación definitiva de la frontera interestatal.
Finalmente, no podemos pasar por alto que fue Arturo Warman (Procurador Agrario en 1992 y Secretario de la Reforma Agraria en 1995) quien mayor empeño puso en la búsqueda de soluciones y la conciliación en los asuntos agrarios de Los Chimalapas. Todo fue infructuoso por la inexplicable cerrazón de los gobiernos chiapanecos, que ciertamente ven en el territorio oaxaqueño aledaño un potencial económico que les beneficia. A ese esfuerzo se incorporó de lleno con atinada responsabilidad, conocimientos y sensibilidad como Delegado de la Procuraduría Agraria Oscar Fernández (1997), a quien agradezco su colaboración para hacer posible esta nota.
@ancarnaco
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