Dos casos de periodismo de denuncia:
1.- Los chicotazos del caso Chapo-Kate del Castillo apenas han comenzado: el columnista Ricardo Alemán, de El Universal, fue amenazado de muerte por revelar tentáculos del Chapo en el ambiente artístico y deportivo, y las indagatorias también sobre narco del boxeador Julio César Chávez.
Los mecanismos legales ante revelaciones en los medios han sido usados en otros casos; sin embargo, el uso de las amenazas de muerte contra un periodista no hacen más que reafirmar la veracidad de sus afirmaciones.
La operación de relaciones públicas de la actriz Kate del Castillo para presentar al criminal Joaquín El Chapo Guzmán con una imagen bondadosa no fue sino la repetición de lo que hizo el capo colombiano Pablo Escobar Gaviria para insertarse en el inconciente colectivo.
Pero luego de usar a un actor renombrado y a una revista irreverente para publicar un texto ajeno al periodismo, exaltando la figura de El Chapo y de mantener relaciones que implicarían el uso de recursos de procedencia ilícita penados por la ley contra la delincuencia organizada, la actriz se convirtió en víctima y ahora dice que el gobierno mexicano la quiere “destrozar” por relacionarse personal y empresarialmente con el jefe del cártel del Pacífico, acusado de crímenes y tráfico de drogas.
Las amenazas de muerte contra el columnista Alemán deberán prender las alarmas sociales por las relaciones de poder de El Chapo y el cártel del Pacífico aún latente con el ambiente artístico mexicano y estadunidense.
2.- El periodista Marco Levario Turcott publicó en el 2013 el libro El periodismo de ficción de Carmen Aristegui (Ediciones Urano) como un seguimiento meticuloso de algunas de las denuncias de la conductora de radio. El lunes pasado, Levario y su revista etcétera probaron que Aristegui había difundido en su disminuido sitio de internet Aristegui Noticias una nota que había sido fabricada por aliados en contra de la llamada Casa Blanca del Presidente de la República.
La nota de Aristegui informaba que Google tenía registrada esa casa como “Museo de la Corrupción” y el sitio de la conductora avalaba sin verificación la información. El equipo de investigación de Levario probó que se trataba de una nota fabricada que no pertenecía a la empresa Google y que esa información-mapa carecía de la validación de la empresa para identificar museos; es decir, que no había tal museo de la corrupción.
Más que periodismo de ficción, ahora Aristegui cayó en el espacio del periodismo mentiroso, de fabricación de notas, violatoria de los estándares obvios del periodismo de denuncia y desde luego de los códigos éticos aristeguianos que ha impuesto a las empresas en las que ha trabajado.
Lo malo del asunto del mapa fue que Aristegui quiso involucrar –embarrar– a la importante empresa buscadora Google. La investigación de la revista etcétera establece y prueba con claridad que su difusión en Aristegui Noticias fue un “fraude informativo”, aunque, como es obvio, recogido y difundido con los mismos errores por otros portales afines al periodismo de denuncia sin verificación. Hacia la noche, con maña, el portal Aristegui Noticias –que por cierto se ha dedicado a defender a Kate del Castillo presentándola como víctima del Estado– desapareció el mapa pero dejó el titular de museo de la corrupción.
Falta verificar si Aristegui recogió la nota del mercado cibernético o la mandó fabricar intencionadamente.
Sólo para sus ojos:
- De la columna de Lourdes Mendoza en Reforma, ayer martes: “Por la terquedad de su padre, Alejandro Murat podría quedarse como el perro de las tres tortas, sin el Infonavit, sin la candidatura y hasta sin su notaría. Resulta que tras una reunión con Osorio Chong, quien palabras más menos, y a pesar de que Pepe el papi Murat lo estuvo presionando, le dijo que su hijo NO podía renunciar hasta que se cumplieran los tiempos. Sin embargo, y como es Murat, le habló a su chamaco y le dijo: renuncia. Ah, y lo hizo sin el Vo. Bo. del presidente EPN, quien andaba de gira, lo que explica por qué no lo despidió como lo ha hecho con todos los otros integrantes de su gabinete que se van de candidatos”. Y agrega que por no regresar en 30 días, tampoco puede recuperar su notaría.
- Y el empresario Gerardo Gutiérrez Candiani dice que quiere acabar con los cacicazgos de los exgobernadores José Murat y Ulises Ruiz en Oaxaca, aunque sin aclarar que él es candidato del cacicazgo del exgobernador Diódoro Carrasco.
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