Como hace ochenta y tres años, las etnias de Oaxaca cautivaron los corazones de visitantes nacionales y extranjeros durante la edición matutina del primer Lunes de la Guelaguetza, al tiempo de compartir con las y los oaxaqueños el orgullo de haber nacido en esta prodigiosa tierra llena de folclor y cultura.
En punto de las 10 de la mañana, la Rotonda de la Azucena lucía abarrotada de más de 11 mil mujeres y hombres, dispuestos a ser parte de una de las fiestas étnicas más importantes de México y Latinoamérica.
A su arribo, el Gobernador Gabino Cué Monteagudo realizó la reinauguración del Auditorio Guelaguetza, que después de 40 años fue remodelado como parte de uno de los cinco componentes del proyecto integral del Centro Cultural y de Convenciones de Oaxaca (CCCO), obra que traerá crecimiento económico y desarrollo turístico a la entidad.
El mandatario oaxaqueño estuvo acompañado de la sudafricana Rolene Strauss -quien el año pasado se coronó como Miss Mundo 2014- así como del Subsecretario de la SEDESOL, Juan Carlos Lastiri Quirós, quien vino con la representación de la Presidencia de la República.
Portando entre las manos una espiga de maíz labrada en hojalata y ataviada del vestuario e indumentaria de la China Oaxaqueña, la Diosa Centéotl 2015, representada por la joven Indira Tanivet Jarquín Vásquez, subió al escenario para dar la bienvenida a las y los asistentes. Después, tomó su sitio al lado del mandatario estatal e invitados especiales, para presidir la Máxima Fiesta de los oaxaqueños.
Con el sonido del caracol y los tambores, los chirimiteros abrieron paso a la delegación de las Chinas Oaxaqueñas, quienes a través de su convite anunciaron el inicio de la gran fiesta. Con canastas de carrizo llenas de flores, bailaron al son de Jarabe del Valle, acompañadas de monos de calenda, marmotas y faroles de papel celofán.
Tocó a la delegación de los “jamás conquistados”, de Santa María Tlahuitoltepec, abrir la fiesta étnica. Con la mística de sus sones y jarabes Mixes, las y los bailarines rindieron honor al Rey Condoy, un ser místico que les prometió volver y aún esperan su llegada.
Más tarde y al ritmo de los aplausos, las y los representantes de San Jerónimo Tecóatl ejecutaron los sones mazatecos y mostraron a los turistas cómo se realiza la celebración de un bautizo. Luego de compartir su “Gueza”, que consistió en productos de su región, cedieron el turno a San Melchor Betaza, cuyos ejecutantes compartieron los sones y jarabes que se siguen preservando en las fiestas de esta población de la Sierra Norte.
La región del Istmo de Tehuantepec estuvo representada por la Delegación de San Blas Atempa, que interpretó la fiesta titular “Martes Zaá”, un carnaval que invita a los pobladores a la celebración. El Auditorio Guelaguetza también se vio engalanado con la presencia de la delegación de Santo Domingo Tehuantepec, cuyos habitantes ejecutaron “El son de los barrios”, “Son Calenda”, entre otros.