Seguramente en los últimos días ha estado leyendo en los diferentes medios de comunicación que la zona europea se encuentra atravesando una situación crítica (nulo crecimiento, desempleo y quiebre financiero) y que esto está teniendo impactos en nuestra economía (depreciación del peso, incertidumbre), en función de lo anterior, resulta relevante preguntarse: ¿cuáles son las razones de la crisis de la eurozona? Para distraer un poco su atención de las odiosas campañas electorales en México, en esta entrega intentaré responder a la pregunta usando información proporcionada por el portal de negocios de la BBC de Londres, lo que espero le ayude a entender lo que está sucediendo y como siempre permitirle tomar buenas decisiones.
Para comenzar, le informo que la eurozona llegó recientemente a un acuerdo para tener un sistema fiscal con reglas claras y transparentes, los líderes de aquella región del planeta acordaron establecer una serie de normas (inspiradas por los alemanes) para limitar el endeudamiento estructural de los gobiernos (con excepción de préstamos adicionales debido a recesiones) a 0.5% del PIB de cada economía anualmente. Además de limitar el endeudamiento total al 3%. La idea de estas reglas es detener el crecimiento explosivo de la deuda y asegurarse que no exista una nueva crisis financiera.
Todo suena muy bien, pero resulta que otros líderes europeos, los de la década de los noventa, también llegaron al mismo acuerdo, limitar su grado de endeudamiento al 3%, en el año de 1997, justo en el momento que se estaba formalizando el acuerdo de creación de la Unión Europea. En aquel año se declaró vigente el “Pacto por la estabilidad y el crecimiento” cuyo principal defensor era el ministro de finanzas alemán Theodor Waigel.
¿Qué ocurrió desde entonces? Como sabemos, pocos países cumplieron su palabra, la mayoría se dieron a la tarea de acumular deudas anuales superiores al 3%. Italia fue el país que menos cumplió con la regla, sólo lo hizo en 3 de 9 años, le siguió Alemania con 5 de 9, Francia con 6 de 9, únicamente España cumplió los 9 años. Este último país se mantuvo limpio hasta la crisis de 2008, desde 1999 hasta el 2007 los españoles se portaron de forma excelente manteniendo su nivel de endeudamiento gubernamental en los niveles acordados y no sólo eso, de los 4 países mencionados, España tiene la deuda más pequeña en relación al tamaño de su economía.
Por cierto, seguramente se preguntará por Grecia, le comento que este país se cocina por separado, ya que nunca incorporó la regla establecida por los países miembros de la Unión y se dedicó a manipular las estadísticas relativas a la deuda para poder mantenerse en el selecto grupo de países de Europa. Situación que fue descubierta en el 2009, demasiado tarde para reparar el daño -El problema de Grecia, como ya lo he comentado en otras ocasiones, se debe a un endeudamiento excesivo de su sector público.
Teniendo en consideración lo anterior, lo lógico sería que Alemania, Francia e Italia estuvieran en serios problemas por exceder su límite de endeudamiento, mientras que España tendría que ser recompensada por su buen comportamiento. Pues resulta que los mercados financieros tienen otras ideas y no han respondido como se esperaba, ya que prestan a los alemanes a tasas históricamente bajas y las agencias calificadores de deuda los clasifican bastante bien desde el inicio de la crisis en 2008. A España, por otra parte, se le considera un país de gran riesgo, similar a Italia (esto se puede ver al comparar los rendimientos de los bonos gubernamentales a diez años en http://www.bloomberg.com).
Pero continuemos, resulta que desde antes del 2008, existió una gran acumulación de deuda en países como Irlanda, Portugal, Grecia, España e Italia, en estos dos últimos el problema no fue la deuda gubernamental, sino la del sector privado (compañías y préstamos hipotecarios). Lo anterior se debió a que las tasas de interés habían caído a mínimos sin precedentes, resultado de un ánimo desbordado respecto a los beneficios de la Unión Europea. El optimismo redujo temporalmente las tasas de interés de los préstamos y los agentes acudieron en masa a los bancos para obtener crédito, el problema fue que la canalización de los recursos no necesariamente era resultado de un análisis serio en relación a la capacidad de pago de los solicitantes, lo que no interesaba, mientras se pudiera respaldar lo prestado con dinero público.
Revisemos las cifras: En Alemania, durante el 2000, se registró una deuda gubernamental de 65% del PIB y 165% privada, mientras que para 2010 77% era pública y 164% privada; en Francia, en el 2000, 73% de la deuda era pública y 170% privada, para 2010 97% era pública y 224% privada; en Italia, en el 2000, 126% era pública y 126% privada, para 2010 129% era pública y 181% privada; finalmente, en España, en el 2000, 71% de la deuda era gubernamental y 187% privada, para 2010 72% era pública y 283% privada.
Toda la deuda contratada permitió financiar importaciones en España, Francia e incluso Italia. Mientras tanto, después de constituida la eurozona en 1999, Alemania se convirtió en un gran exportador, vendiendo más de lo que le compraba al resto del mundo. Esto significó que Alemania construyó un superávit comercial que le permitió tener más ingresos, mismos que se convirtieron en préstamos para los países del sur de Europa.
La deuda es una parte del problema en Italia y España, otra es el incremento de los salarios, mientras que en Alemania se han mantenido parcialmente estancados, gracias los acuerdos realizados entre empresas y sindicatos. En este sentido, los trabajadores italianos y españoles son menos competitivos que sus pares alemanes, lo que hace difícil que puedan exportar hacia Alemania, fortaleciendo con ello su dependencia y fragilidad económica.
Recapitulando, se tiene que la deuda gubernamental, en aumento desde la crisis financiera global del 2008 tiene poco que ver con la crisis actual de la eurozona, particularmente en España –como ya se ha mencionado Grecia es una excepción. Aún y cuando los principales países europeos no hubieran quebrantado las reglas de endeudamiento, esto no hubiera evitado la crisis que hoy se vive, explicada por el endeudamiento excesivo de los agentes privados y el pésimo comportamiento del sistema financiero, específicamente los bancos. España e Italia están enfrentando tremendas recesiones, porque ahora nadie quiere gastar. Las compañías y los deudores hipotecarios están ocupados pagando sus deudas y no se interesan en gastar. Las exportaciones son poco competitivas y los gobiernos –cuyas deudas crecieron desde 2008– han acordado también reducir su gasto.
Se tienen dos escenarios: continuar los recortes o evitarlos y seguir gastando. En el primero, la recesión se profundiza, lo que significa mayor desempleo, esto reduce los salarios y provoca que las personas tengan dificultades para pagar sus deudas, lo que implica menos gasto y en el peor de los casos el impago de la deuda. Los optimistas seguramente creerán que los menores salarios conducirán a una mejora competitiva de las exportaciones, pero ¿a quién vender si todos los mercados posibles están en recesión? De ser esta la vía se anticipan más huelgas, manifestaciones y violencia, junto a nerviosismo en los mercados financieros.
En el segundo caso, el riesgo de colapso financiero sería evidente. La cantidad con la que se han endeudado los países europeos desde 2008 ha crecido debido al estancamiento y el desempleo. Sumado a un deterioro de competitividad vía salarios las economías son percibidas como frágiles, incapaces de seguir soportando variaciones positivas de la deuda. Sin otros miembros de la Unión en los cuales respaldarse, porque están igual, sumado a un Banco Europeo que tiene restricciones para prestar, el panorama se complica. La solución reclama imaginación, especialmente mantenerse alejados de cualquiera de los extremos y buscar políticas intermedias que respondan a las cambiantes condiciones existentes en cada uno de los países miembros de la Unión Europea.
Grecia puede continuar en la eurozona…
Contrario a lo que había anticipado, todo parece indicar que la victoria del partido conservador (Nueva Democracia) en las elecciones helenas del domingo pasado, conducirá al mantenimiento de Grecia en la Unión y con ello a un probable reacomodo de los mercados, que junto a un plan de rescate concertado para otros países y un posible cambio de reglas de financiamiento y coordinación monetaria conducirá al restablecimiento parcial del orden europeo y con ello del resto del mundo. No obstante, anticipo que en el caso de Grecia las cosas no serán sencillas, ya que el grupo conservador tendrá que enfrentarse al de izquierda, con lo que seguirá vigente la inestabilidad política y junto con ella la económica. Como quiera que sea, la parcial victoria conservadora manda buenas señales a los mercados y elimina un poco la tensión existente. Tendremos Unión Europea por algunos años más.
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* Profesor en economía de la UACJ, Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI)