A veces no entiendo el destino. No sé por qué te puso en la cresta de la ola política, donde según mi sentir, no te corresponde.
Hace días apenas te titulaste como el peor de los miembros de la 62 legislatura Federal. Ni siquiera llegas al cero de calificación, y sobre esto, el lunes de esta semana te pusiste beodo y agredirte con fuero a los elementos policiacos que hacían su chamba.
¡Qué vergüenza!
El miércoles fue el día que más alboroto hiciste en las redes sociales por tu reprobable actitud. El jueves volviste a aparecer pero en los portales más importantes del país. La noche del jueves, en los noticieros de televisión a nivel nacional, estuviste en los ojos de todo el mundo en unos cuantos segundos.
Espero que con eso te hayas dado cuenta lo que significa el arribismo de los logreros, el ventajismo de los oportunistas, de esos seres pequeños que, al no lograr ser, se obsesionan por tener. A la mejor sin proponértelo has tenido todo, principalmente lo efímero, lo ostentoso lo superfluo.
La verdad, me enfureces diputado Hugo Jarquín. No porque ahora seas un personaje reconocido a nivel nacional, sino porque los oaxaqueños somos mucho más señalados y comparados contigo.
No cabe duda que cualquiera que tiene fuero le sale lo mediocre. Con un trozo de poder en sus dos manos se convierte en prepotente, soberbio, arbitrario y arrogante.
Me repugnas, diputado, porque no mereces estar donde estás, y menos como integrante de la Comisión de cultura en la Cámara de Diputados.
No sé exactamente qué piensa el resto de oaxaqueños, pero lo supongo, porque también replicaron los videos donde te exhibes, y al hacerlo, es muestra de que también se sienten indignados. En realidad no mereces ser nuestro representante.
La pregunta que me hago es ¿un retazo de influencia tanto llega a oscurecer al desdichado que no estaba preparado para ejercerlo?
Todos sabemos que careces de preparación, pero se supone que el tiempo nos otorga el buen sentido para el ejercicio de la autocrítica, lo que nos da oportunidad para conducirnos con decoro, pero parece que a ti no te tocó esa oportunidad ni mucho menos para que cuidaras tu investidura.
Lo que más me enardece, es que no entiendas aún lo que representas para los oaxaqueños. Es probable que el hecho tan vergonzoso que protagonizaste, te sume puntos, pues los partidos políticos ven a lo bueno o malo, y a lo malo bueno.
Es probable que lo que hiciste te haga sentir como un héroe o un valiente. O como un personaje que tiene derecho a hacerlo por su fuero, por su placa. En realidad, esa manera es cualidad única de los insensatos.
Lo que me exaspera aún más, es que tratas de influir en la opinión pública al declarar que no eres un delincuente porque no mataste y porque no robaste. ¿Y el manejar en estado de ebriedad no es un delito? Entonces, sí eres un delincuente, pero que no fue detenido por la policía.
Qué bueno que nadie te toma cuentas, diputado. Qué bueno que en tu partido, el PRD, tu mandas. Qué bueno que los miembros de tu partido siguen confiando en ti.
Qué bueno, también, que nunca leerás esta carta, porque a pesar de la posición tan importante que tienes, aún no sabes leer ni escribir. ¡Qué bueno!
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