–Si hay una enfermedad que da miedo, esa es el cáncer porque en la mayoría de los casos, se desconoce el origen.
-Está definida como el crecimiento anárquico celular de algún tejido en especial y lo que provoca es el estrangulamiento de los órganos.
-Los hay de muchos tipos y niveles de peligrosidad casi siempre relacionados con el tiempo de detección que, también, hace posible la curación al través de operaciones de asepsia: limpia o exterminio de las células malignas.
-Andaba buscando alguna definición para el magisterio oaxaqueño y la del cáncer le va muy bien. El magisterio de Oaxaca, es un cáncer social.
-Quién sabe quién lo concibió y porqué, aunque seguramente debió ser el interés político el que hizo que un grupo de personas que caminaban bien por la vida, se volvieran hacia el pueblo.
-La táctica de los profesores para hacerse sentir, fue precisamente el crecimiento anárquico de sus miembros con la contratación de gentes no competentes para el servicio, venta de plazas, herencia de las mismas a personas no preparadas, etc.
-Así fue creciendo el tumor y parece imparable. Como el cáncer, el problema magisterial no tiene cura, aunque la única posibilidad es precisamente la asepsia, es decir, la limpieza del sindicato de células podridas.
-Y Células podridas hay muchas como todos los de la Unión de Trabajadores de la Educación que es un ala radical entre los radicales de la dirigencia magisterial.
-Los profesores hoy por hoy, son células que no cumplen con su función fisiológica dentro de la sociedad. No producen pero exigen, nos se evalúan pero cierran calles y toman oficinas para exigir más sueldo.
-Es un cáncer avanzado que está en una etapa terminal, es más sufrió su metástasis irrigando su maldad con la creación de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca.
-Nuestro estado está desahuciado y a menos que limpiemos a la sociedad del cáncer magisterial, se va a morir.
-No hay ni bisturí, ni escalpelo que sirva para este mal que nos aqueja y quizá debamos recurrir a la mental para aceptar lo que nos pasa y resignarnos hasta el fin.
-O bien, levantarnos nosotros mismos como leucocitos, activar nuestro sistema inmunológico para defender este deteriorado cuerpo que está a merced de células malignas mal llamadas “maestros”.
-Oaxaca está enfermo y hay que sanarlo.