El cambio climático, conocido como la alteración de los patrones de lluvia, temperatura y vientos, observada, comparable en un tiempo determinado; genera consecuencias severas para la vida en el planeta. Para comprender el cambio climático, es importante considerar que la vida en nuestro planeta es posible gracias al ¨efecto invernadero”, el cual consiste en una capa de gases como el dióxido de carbono, vapor de agua y metano, que permiten la existencia de condiciones térmicas para el desarrollo de seres vivos y procesos en los ecosistemas.
A partir del inicio de la era industrial, la capa de gases ha incrementado su grosor por el aumento en la emisión de los mismos, a la atmósfera, aunado a la reducción de áreas forestales que capturan dióxido de carbono para la extensión de áreas rurales o zonas agrícolas, así como la disposición inadecuada de residuos y producción de ciertas especies como arroz y ganado, cuyos subproductos son generadores de metano.
A nivel mundial, para atender esta problemática se cuenta con la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) firmada en 1992, la cual establece las bases para la reducción de generación de gases de efecto invernadero (GEIs), a través de la cooperación internacional y compromisos de las naciones, de acuerdo con su nivel de industrialización, de tal manera que a mayor desarrollo corresponde una mayor cantidad de gases, y en consecuencia, se genera una mayor responsabilidad que aquellas naciones en vías de desarrollo, como México. Esto es a lo que se conoce como el principio de responsabilidad común pero diferenciada.
En el marco de la Convención antes mencionada, en diciembre de 2015, se firmó el Acuerdo de París el cual entró en vigor el 4 de noviembre de 2016, como una medida para reforzar la respuesta mundial a la amenaza del cambio climático, de cuyo contenido destacan los siguientes puntos: la integración de los derechos humanos, derechos de los pueblos indígenas y comunidades en la lucha contra el cambio climático, enfoque de género, establecimiento de una meta de crecimiento anual de la temperatura de la tierra menos a los 2º C con respecto a los niveles preindustriales y un crecimiento no mayor de 1.5º C, obligatoriedad de los países desarrollados a reducir la generación de gases de efecto invernadero, inclusión del conocimiento tradicional para el combate al cambio climático, difusión y realización de proyectos de diversificación económica, seguros contra daños ocasionados por el cambio climático.
México ha dado respuesta a estos planteamientos internacionales de forma comprometida, ya que no obstante de ubicarse como un país en vías de desarrollo, ha cumplido con compromisos superiores a los establecidos en la CMNUCC, ya que realiza comunicaciones nacionales de forma periódica, siendo una de las pocas naciones que cuenta con Ley General de Cambio Climático, la cual establece: la creación del Sistema Nacional de Cambio Climático para coordinar esfuerzos en la materia entre la Federación, estados y municipios; creación de la comisión Intersecretarial de Cambio Climático, así como del instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, y del Consejo de Cambio Climático como órgano de consulta; el registro de emisiones contaminantes para desarrollar medidas de mitigación, especialmente para empresas y transporte; establece el fondo para el cambio climático como mecanismo financiero y la formulación del Programa Especial de Cambio Climático, entre las más importantes.
Por su parte, la Ley de Cambio Climático para el Estado de Oaxaca, creada en el año 2013, regula la política estatal en cambio climático y entre sus puntos más importantes, establece lo siguiente:
- La incorporación del enfoque de género y pueblos indígenas
- El respeto al pueblo afromexicano y el enfoque intercultural
- Creación de la Secretaría de Medio Ambiente para la Entidad
- Elaboración del Programa Estatal de Acción Ante el Cambio Climático
- Registro Estatal de Emisiones, promoción de conservación de bosques, estímulos a sistemas de manejo agrícola y pecuario sustentables y de bajas emisiones de gases de efecto invernadero
- Manejo integral de residuos como medida para reducir emisiones
- Planeación territorial como mecanismo de adaptación
- Impulso a empresas privadas y sociales para que reduzcan o mitiguen emisiones
- Creación del Fondo Estatal para el Cambio Climático.
Ante la alta vulnerabilidad de nuestra entidad al cambio climático, por poseer zonas costeras bajas, zonas áridas y zonas montañosas frágiles, aunado a los problemas a los que como sociedad contribuimos, tales como: depositar los residuos a cielo abierto o incinerarlos, falta de cumplimiento a las normas en materia atmosférica y cambio de uso de suelo para establecer infraestructura y zonas agropecuarias sin control; Oaxaca no puede ni debe continuar postergando las medidas contundentes de mitigación y adaptación, sobre todo considerando que nuestros bosques representan una de las cinco mayores reservas forestales del país y son importantes sumideros de carbono a los que con un manejo sustentable se puede incorporar a procesos internacionales de mitigación sin menoscabo del derecho que las comunidades rurales e indígenas tienen sobre éstos. Es por ello que desde mi función como Diputada, promoveré acciones por el buen vivir de la entidad, con la participación activa de la ciudadanía y las aportaciones de conocedores del tema.