Mucha gente acostumbra decirle a los Arcadios, Cayo. Y muchos creen, de buena fe, que la designación Cayo, se escribe con doble ele, como si se tratara del callo del pie o de cualquier dureza del cuerpo. Esas rigideces se pueden formar en los pies, en las manos, rodillas, codos, etc.
Los callos salen sobre la piel después del roce con algún objeto. Los callos, también, son escandalosísimos, y eso que no hablan. Una persona puede usar zapatos de piel y todo mundo saber que el poseedor tiene callos o juanetes.
Los callos pueden decirnos qué oficio desarrolla cada persona. Si vemos unos talones callosos, inmediatamente deducimos que se trata de alguien que está en permanente contacto con la tierra.
Si vemos el dedo gordo de un niño que tiene el pellejito de su uña abajo o un callito en el mero huesito del mismo dedo, es que estamos frente a un tirador de canicas.
Es frecuente ver callos en los codos, bueno, no exactamente en el codo sino un poquito más abajo, ahí donde muchos se apoyan para descansar el cuerpo o el mentón, y que a fuerza de tanto uso se les va poniendo negro el callo.
Algunos usan el callo en la puntita de la lengua, son los que le dan un uso especial a su lenguaje, y esos son los políticos.
Pues ayer, a mucha gente le salió un callo sin proponérselo. Resulta que al pulpo caminero de la ciudad de Oaxaca, se le ocurrió bloquear con sus anafres móviles, en más de 25 cruceros importantes de la ciudad para conseguir la autorización de un incremento al transporte público.
Los empresarios del pulpo camionero rebasaron en mucho a los bloqueos que realiza la sección 22. Su capacidad de movilización y de cierres, demostró su superioridad.
Todos sabemos que los enemigos del pueblo número uno en la entidad oaxaqueña es la sección 22, pero ayer apareció otro enemigo del pueblo, y ese es el pulpo camionero.
Así que por los cierres, la gente tuvo que caminar grandes distancias. La mayoría casi no acostumbra caminar sobre el asfalto, pero ayer tuvo que hacerlo y bajo los rayos del inclemente sol. Así que por ese hecho, a mucha gente le amaneció un callito en el calcañar o talón, y a otros más, un callito en la planta de los pies a consecuencia de la caminata forzada. También hay que decirlo, los mismos empresarios suspendieron su servicio como una venganza contra el pueblo por no apoyarlos en su petición.
Durante siete horas, todos los ciudadanos de la ciudad de Oaxaca y municipios conurbados, estuvimos ahorcados y sin poder movilizarnos de un punto a otro para llegar a donde la gente tenía que llegar.
Nuestras autoridades estatales, como siempre, sin aplicar la ley y al contentillo de aquel que se le ponga al brinco.
Todos sabemos que en nuestra entidad la ley se viola a cada momento bajo el solapamiento de nuestras autoridades.
Los únicos que amanecieron sin callo, son nuestras autoridades, porque tampoco se molestaron en salir a la calle con la espada en la mano para ofrecernos al pueblo orden y paz. Pero como nunca nuestras autoridades han pulsado la espada, por lo mismo, tampoco saben lo que es tener un callo.
Es más, nuestras autoridades no llegan ni a callo gubernamental. Para callos, los nuestros, los de los oaxaqueños. No más de acordarnos de ayer, se nos retuercen las tripas.
No sé hasta cuándo se decidan las autoridades del gobierno de Gabino Cué, a tener callos en las manos con la espada que les otorgó el pueblo.
Estoy seguro que cuando lo hagan, se les desaparecerá el callo de la lengua.
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