Cabañuelas políticas: Horacio Corro Espinosa

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¿Han oído hablar de las cabañuelas? Las cabañuelas es un cálculo que emplean algunos campesinos para pronosticar el tiempo que se presentará a lo largo del año.

Este análisis se hace durante los veinticinco primeros días del mes de enero. Cada día del mes equivale a un mes del año. Así, uno es enero; dos, febrero; tres, marzo; doce, diciembre. Luego se cuenta en forma regresiva. El día trece equivale a diciembre, otra vez; el catorce a noviembre y así hasta el veinticinco que es nuevamente enero.

Por ejemplo, ayer fue día 8 de enero, el cual corresponde al mes de julio. El campesino observador y cuidadoso, seguramente anotó que la mañana amaneció fría, un tanto nublada, luego hizo viento, la temperatura estuvo a… etcétera. Entonces, al día 8 lo tenemos que comparar con el día 19. Así pues, dependiendo del resultado que nos dé, sabremos cómo será el mes de julio, lo que nos permitirá estar al tanto, relativamente, qué días nos esperan para las fiestas más importantes de Oaxaca: la Guelaguetza.

Si eres meticuloso, podrás tomas incluso las horas para saber qué días del mes de julio y horas aproximadas habrá lluvias o vientos o nubes. Parece complicado, pero la verdad es cuestión de ser pacientes y observar con detalle todos y cada uno de los días de cada mes.

Así, con mucha anticipación sabremos cuándo lloverá, qué meses serán más calientes, cuáles serán fríos, cuándo habrá heladas, etcétera, sin necesidad de estar pendientes de los programas del tiempo.

Dicen los que saben de esto, los campesinos, que, si el año “entra” por el oriente, o sea, si en el oriente se ven señales de lluvia, viento o relámpagos, ese año será bueno. Si por el contrario, esos indicios se manifiestan por el sur, ese año será malo. Los que recuerden de qué lado sopló más el viento, sabrán cómo se presentará el año.

Aunque no lo crean, la vegetación también nos puede indicar, cómo se presentarán los climas durante el año. Por ejemplo, dicen que si el mezquite da fruto, es seguro que habrá abundante lluvia.

No sé si ustedes sepan que muchos de los políticos oaxaqueños se dedican al negocio del chupe, a la fabricación del mezcal. Pues uno de ellos me reveló un secreto: me dijo que fue a ver el quiote, y éste estaba en su mero punto. Para los que no sepan, el quiote es el tallo comestible de la flor del maguey para fabricar pulque y aguamiel, lo que quiere decir, me aseguró, que será un año muy bueno. ¿Y bueno en qué?, le pregunté. Pues bueno, me volvió a decir.

Desde entonces ando pensando que a lo mejor el quiote, es como las esferas de cristal donde se puede ver el futuro. Si tan bueno va a ser el año, entonces, pienso, que la violencia disminuirá, que ya no habrá más despidos masivos de servidores públicos, que la “Madre Tierra” no dio permiso para el Tren Maya, que se terminó con el huachicoleo, que otra vez habrá gasolina en el país, y que el presidente ya no volverá a dividir al país con sus comentarios canallas.

Pero ¿saben qué?, voy a echarme un chapuzón a las conferencias mañaneras del Presidente, desde el 1 de este mes, para saber qué es lo que dijo en cada una de ellas. Solo así podré saber cómo nos va a ir en cada día de este año.

Twitter: @horaciocorro

Facebook: Horacio corro

horaciocorro@yahoo.com.mx