El expresidente George W. Bush fue exaltado como un líder de valentía, determinación y compasión ayer, que todos los presidentes estadounidenses vivos y dignatarios de todo el mundo se reunieron para dedicar la biblioteca y museo Bush.
El presidente Obama encabezó los tributos al llamar a Bush “un buen hombre”, que demostró un fuerte liderazgo en los días posteriores, cuando el país fue atacado por los terroristas el 11 de septiembre del 2001. “Al caminar por esta biblioteca” -dijo- “obviamente, recordamos la increíble fuerza y resolución que resonó a través de un megáfono, mientras él estaba parado en medio de los escombros y las ruinas de la Zona Cero, con la promesa de hacer justicia a quienes habían intentado destruir nuestro modo de vida”.
Como es habitual cuando los presidentes se reúnen para honrar a otros, se hizo hincapié en lo positivo. Ayer, no hubo referencia directa alguna a las controversias que envolvieron los ocho tumultuosos años de Bush en el cargo, incluidas su decisión de invadir Irak, la respuesta de su gobierno al huracán Katrina y el colapso financiero que se produjo en su gestión.
Obama y otros destacaron la iniciativa de Bush para combatir el VIH/SIDA en África, sus reformas a la educación y su esfuerzo infructuoso por reformar el sistema migratorio del país, que se encuentra nuevamente en la agenda del Congreso.
Cuando le llegó su turno de hablar, Bush abrió diciendo: “¡Oh, día feliz!”.
Pero hacia el final de su intervención, se puso serio: “Cuando nuestra libertad fue atacada, tomamos las decisiones difíciles necesarias para proteger a la gente”. Aseguró que la biblioteca podría reflejar que se mantuvo fiel a sus principios y valores, mientras tomaba decisiones a lo largo de su Presidencia.
Bush reconoció que su Presidencia estuvo a menudo envuelta en la controversia. Destacó que uno de los principios de un pueblo libre es el derecho de los ciudadanos a estar en desacuerdo con sus líderes y con los demás. “Creé muchas oportunidades para ejercer ese derecho”, aseguró.
Bush se rió y sonrió mientras otros hablaban. Pero cuando terminó su discurso, su voz se ahogó por la emoción y se limpió una lágrima cuando regresó a su asiento.
George H. W. Bush habló brevemente. Cuando terminó, sonrió y saludó a la audiencia llena de los amigos, familiares, colaboradores y funcionarios de las administraciones de los Bush.
Agencias