Actos multitudinarios y protestas de movimientos políticos, sociales y estudiantiles que comenzaron desde el martes en esta ciudad sitiada, dan cuenta de dos escenarios fuertemente enfrentados, uno de ellos que ocupa la zona privilegiada donde se realizará la Cumbre del G-20, exhibida como una vitrina de lujo que quiere mostrar a sus invitados el presidente Mauricio Macri; y la otra, la ciudad real, donde han sido desplazadas centenares de familias que duermen en las calles, desalojadas con violencia, en un clima de tensión donde el dólar sube, se anuncian nuevos aumentos y la crisis se acelera en toda Argentina.
Este jueves no sólo habrá marchas, también reuniones y contra-cumbre, incluso en las universidades, en la otra ciudad, donde la realidad de la crisis es imposible de ocultar y cotidianamente transcurren las protestas y las ollas populares… todo esto confluirá en la gran manifestación en la que participarán casi un centenar de organizaciones este viernes, día clave de la reunión de los presidentes de las potencias del mundo, ante lo cual el gobierno ha tenido que ceder, y se realizará de la Avenida de Mayo hasta el Congreso, zona que está comprendida en los anillos de seguridad que tienen a esta capital sumida en un caos.
El primer invitado en llegar a la cumbre fue el príncipe heredero saudita Mohammed bin Salmán, con más de mil elementos de seguridad, en medio de una gran expectativa periodística, porque la organización Human Rights Watch (HRW) pidió que la justicia argentina lo detuviera por ataques aéreos indiscriminados y desproporcionados contra civiles en Yemen y por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en el consulado de Arabia Saudita en Estambul.
El fiscal federal Ramiro González envió exhortos a Arabia Saudita y Yemen para saber si existen procesos judiciales contra el príncipe heredero por violación de derechos humanos, y todos ya imaginan la respuesta del primer país.
En el caso de Yemen se considera que han muerto unos 85 mil menores de cinco años por bombardeos sauditas, por hambre y enfermedades, dentro de una dramática cifra general que habla de más cien mil muertes y miles de heridos, además de una enorme destrucción, a lo que se añade que 14 millones de personas están al borde de la hambruna.
El director ejecutivo de HRW, Kenneth Roth, plantea que las autoridades judiciales deberían evaluar el papel del príncipe Salmán en posibles crímenes de guerra cometidos por la coalición que lidera su país en Yemen desde 2015, y el juez federal Ariel Lijo estima que esta denuncia podría ser competencia de la Corte Suprema. Todos los analistas se preguntan si alguien hará algo aquí, ante la protección de los socios y amigos de los sauditas: Estados Unidos e Israel.
Hay mucha tensión por el tema de la seguridad; participan no sólo custodias tan numerosas como la del príncipe o la del presidente estadunidense, Donald Trump, especialmente después de que un diplomático canadiense que asistirá a la cumbre fue asaltado y golpeado por dos jóvenes en pleno centro. Lo que podría ser una anécdota se transforma en una gran preocupación al recordar lo sucedido el pasado sábado en la final de un partido entre los dos principales clubes de futbol del país, que escandalizó al mundo.
Por otra parte, a estas horas varias consultoras mencionan que la caída de la imagen de Macri continúa y por primera vez llega a más de 70 por ciento con una visión negativa en temas como salud, educación, justicia y seguridad.
A los informes sobre aumentos acelerados de los índices de pobreza e indigencia se suma una cifra más que alarmante: sólo en la industria y en cifras oficiales se han perdido hasta ahora más de cien mil puestos de trabajo. La industria ha caído al nivel de 2002, en un derrumbe histórico de 11.5 por ciento en septiembre, respecto del mismo mes del año pasado.
Todo parece conjurarse para que la cumbre soñada por Macri como la ratificación del supuesto regreso de Argentina al mundo, del que América Latina queda afuera por supuesto, dejará más de una amarga consecuencia para esta administración, que para algunos medios europeos está al borde del colapso.
Fuente: jornada.com