Bono demográfico: Isaac Leobardo Sánchez Juárez*

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Hace unos días la empresa Consultores Internacionales S. C. puso sobre la mesa un tema de la mayor trascendencia para el desarrollo del país, se trata del “bono demográfico”; es decir, las ventajas que una economía obtiene al ser mayor la cantidad de personas en edad de trabajar (15 a 64 años) que la de personas dependientes (niños y adultos mayores).

Al ser mayor la cantidad de personas disponibles para realizar actividades productivas se espera exista un mayor crecimiento económico. La estructura de los segmentos de edad de la población determina en gran medida el potencial productivo, más que el aumento poblacional per se. Siempre y cuando se aproveche, el tener una alta población en edad de trabajar puede acelerar la producción, la generación de empleos y a partir de aquí reducir la pobreza.

El bono demográfico fue un factor impulsor de los países hoy avanzados, dicho bono se ha terminado y cada día tienden a tener una población más envejecida, así como tasas de fertilidad reducidas, lo que los ha llevado a instaurar programas para fomentar la reproducción entre los jóvenes e incluso atraer parejas de otras partes del mundo (Europa y Japón). A diferencia de los países industrializados, la mayoría de economías emergentes cuentan con altas tasas de fertilidad y poblaciones mayoritariamente jóvenes.

En este sentido, los países del Este de Asia aprovecharon en su momento la transición demográfica y realizaron fuertes inversiones en educación y tecnología que les permitieron mejorar la productividad de su población económicamente activa, además promovieron políticas industriales que crearon los empleos necesarios y dieron empuje al resto de actividades productivas.

Sacar provecho del bono demográfico requiere de una gran inversión en infraestructura física e institucional de acuerdo con la composición de la población. Si la política pública no incorpora dentro de sus objetivos lo anterior, el bono termina siendo desaprovechado y de oportunidad se convierte en costo a largo plazo.

Cuando un país es incapaz de aprovechar el bono demográfico no solo pierde la oportunidad de crecer en el presente, sino que genera problemas a largo plazo. El principal es el relacionado con el pago de pensiones que tiene que hacerse y que es imposible de cubrir cuando la población dependiente se ha incrementado abruptamente. Cuando una economía desaprovecha el bono demográfico, como resultado de inadecuadas políticas públicas, se incrementa el desempleo y subempleo con sus consecuencias sobre la delincuencia y la migración.

De acuerdo con los últimos datos del Censo de Población y Vivienda del INEGI, México es un país de 112,336,538 personas, de las cuales el 48.8% son hombres y el 51.2% mujeres. Mientras en 1990 la población entre los 15 y 64 años de edad representaba el 57.2% del total, para el 2010 la población en ese rango de edad significaba el 64.4% del total. Respecto a 1990 en el 2010 se contaba con una mayor población en edad productiva; de hecho la razón de dependencia total (infantil y vejez) era de 74% en 1990 y de 55% en 2010. Se espera que está tendencia continúe hasta el 2019, momento en el cual comenzará a incrementarse la población mayor a 64 años.

Si México no aprovecha el bono demográfico, de acuerdo con Consultores Internacionales, se pondría en riesgo las finanzas públicas del país, debido al fenómeno de envejecimiento poblacional que tendrá lugar en los años posteriores, lo que requerirá que gran parte de los recursos públicos sean canalizados a programas sociales. Para 2044 el 40% de la población total será mayor de 64 años.

La creciente población en edad productiva no ha podido ser adecuadamente absorbida por la plataforma productiva y de aquí la falta de crecimiento económico (esto último opera tanto como causa como efecto). En México no se han creado las suficientes oportunidades, lo que se refleja en las elevadas tasas de desempleo juveniles y su tendencia creciente a migrar a los EE.UU.

Con información obtenida del INEGI y presentada por Consultores Internacionales, a nivel nacional sólo el 30% de los egresados universitarios encuentra empleo en el primer año, de los cuales sólo el 30% se desenvuelve en actividades relacionadas con sus estudios. Peor aún, 7 de cada 10 jóvenes entre los 15 y 24 años cambian de país en la búsqueda de oportunidades, lo que implica una enorme pérdida para México por los recursos invertidos en la educación de estos jóvenes, representa una fuga de mano de obra calificada que reduce las posibilidades de expandir la frontera de producción.

Aprovechar el bono implica crear empleos, una tarea en la que estamos francamente reprobados. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (septiembre 2010) existen cerca de 2 millones 650 mil personas desempleadas y se crearon 620,237 empleos, con lo que se tiene un déficit de 2,029,763 empleos que proporcionar. Pero todavía el problema es mayúsculo si se considera que no sólo se necesitan empleos, se requiere que estén mejor pagados y tengan las prestaciones esenciales para superar la condición de pobreza.

En consecuencia, en México necesitamos ponernos a elaborar ideas y propuestas para aprovechar al bono demográfico, quedan muy pocos años para hacerlo. Se requieren acciones en lo inmediato para evitar que las oportunidades que promueve se transformen en costos sociales y económicos. Como lo he mencionado en otros artículos es preciso refundar México, basados en el mercado, libertad, Estado eficiente y democracia. 

Otras vez los profesores…

 

Imposible pensar en progreso cuando los encargados de la educación en el estado con tanta frecuencia suspenden labores y lo que es peor entorpecen el desarrollo del resto de actividades productivas. Los profesores están empeñados en hacer de Oaxaca una entidad mediocre en materia de competitividad, sus acciones resultan intolerables, se han convertido en los enemigos del bienestar de los oaxaqueños. ¿Por que los ciudadanos debemos de mantener con nuestras contribuciones a un grupo de personas que lleva más de veinte años sin cumplir los objetivos de educar y capacitar? Se debe pensar con seriedad la posibilidad de una reforma educativa para dar mayor libertad a los padres, en relación al tipo de educación que quieren para sus hijos, la configuración actual del sistema educativo es insostenible.

 

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* Doctor especializado en estudios regionales y profesor-investigador de la UACJ