Berlusconi; triste, solitario y final

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Entró como un torbellino en 1994 en la política italiana y terminó despidiéndose del gobierno entre gritos de “ladrón” y “vete”: Silvio Berlusconi, 75 años, el hombre que logró seducir a millones de italianos y cuya vida estuvo salpicada por escándalos judiciales y sexuales, dio hoy el que será quizás el primer paso de su definitivo “addio” al poder.

    Han transcurrido unos veinte años desde cuando en la glamorosa e industrial Milán comenzó a hablarse de Berlusconi, que en ese entonces era un joven empresario, inquieto hijo de un funcionario de banco.

    Sus primeros negocios fueron en el campo inmobiliario y en la televisión: Milán no paraba de crecer a través de nuevos barrios residenciales, a la par de otro colosal “business”, el de la televisión privada, algo muy novedoso en la Italia de esos años. La empresa que se ocupaba de los tres canales de TV del “Cavaliere” se llamó Mediaset, grupo que a partir de ese momento ocupó por años la primera plana de la prensa económica nacional.

    Los tentáculos de Mediaset, luego convertida en Fininvest, se extendieron también a la prensa. Sin olvidar la pasión que Berlusconi tenía por el fútbol, concretada con la compra del Milan, uno de los dos grandes clubes -junto al Inter- de la ciudad, con el que se cansó de ganar tanto los “scudetti” italianos como los más diferentes torneos europeos.

    Precisamente de la mano del Milan, el magnate-premier logró conquistar los votos de tantos “tifosi-electores” del norte de la Península.

    Fue en ese período que el “Berlusca” se hizo amigo del premier del momento, el socialista Bettino Craxi, que dominó la política nacional por mucho tiempo. La irrupción de Berlusconi en la política marcó una novedad, visto que el futuro premier se presentaba con un perfil muy particular para la época, o sea el de un empresario exitoso que casi de un día para el otro decide lanzarse en la política.

    El año de su bautismo oficial fue en 1994 cuando creó casi de la nada “Forza Italia”: un partido que explica muy bien como para Berlusconi la política se mezcla con los negocios, visto que gran parte de los primeros dirigentes de Forza Italia venían precisamente de Fininvest.

    La llegada del partido-empresa tuvo lugar un par de años después del estallido de la célebre operación Manos Limpias, que levantó decenas de escándalos por corrupción y descabezó una entera clase política.

    A partir de ese momento, Berlusconi gana varias elecciones políticas, pierde muchas, y se convierte de una u otra manera en uno de los líderes más conocidos de Europa, incluso cuando está en la oposición, como ocurre por ejemplo cuando en 1996 es derrotado por el centroizquierda de Romano Prodi, su archirrival.

    Las coaliciones que sostuvieron su liderazgo fueron cambiando a lo largo del tiempo, aunque el “Berlusca” siempre estuvo del lado del centroderecha. Desde el frente conservador, desafió al mundo progresista de Prodi o a la izquierda de otros líderes, como por ejemplo el ex juez Antonio Di Pietro, o al PD heredero del viejo Partido Comunista Italiano.

    Prodi fue solo uno de los tantos políticos con los que Berlusconi protagonizó por años memorables duelos: en esa lista también figura el indiscutido “jefe” de la Liga Norte, Umberto Bossi, con quien el “Cavaliere” tiene una larga relación de amor-odio.

    Los temas sobre los que, con indiscutible determinación y energía, Berlusconi se enfrentó a sus rivales fueron varios, casi siempre temas económicos. Acusó a menudo a sus adversarios de “comunistas”, mientras prometía una economía con menos ataduras del Estado y más liberal. Cosa que -según sus opositores- fue precisamente lo que no hizo, visto que -sostienen- prefirió ocuparse de sus negocios o no ver la realidad y los crecientes problemas del “Bel Paese” italiano.

    Hace pocos días, el “Berlusca” dijo por ejemplo que “los restaurantes” de Italia estaban “llenos”.

    Una evaluación muy polémica que cayó en el medio de una crisis que asusta a millones de ciudadanos y que hace temblar a toda Europa. Y frente a la gravedad de la emergencia económica, muy lejos parecen estar por otra parte los tantos escándalos sexuales “berlusconianos” marcados por episodios como el “bunga-bunga” o el de la joven marroquí “Ruby Rompecorazones”.

ANSA