Silvio Berlusconi ha decidido no cumplir con su promesa de ir a la cárcel tras la condena por fraude fiscal en el marco del caso Mediaset y ha solicitado este viernes conmutar la pena por servicios a la comunidad. Il Cavaliere fue sentenciado a cuatro años de cárcel aunque sólo tendría que cumplir uno, pero había utilizado el as de la prisión para presionar al primer ministro, Enrico Letta, y al presidente de la República, Giorgio Napolitano, y forzar a este último a que le concediera el indulto.
Esa era su condición si querían evitar que tumbara al Gobierno. Además, una imagen de Berlusconi entre rejas le habría convertido en el mártir que siempre ha querido ser y habría movilizado más que nunca al electorado. Sin embargo, ni Letta ni Napolitano cedieron al magnate, ni su partido le apoyó en el momento decisivo, cuando quiso dar la puñalada final al Ejecutivo, por lo que no le ha quedado más remedio que dar marcha atrás.
Y una vez que no hay mucho por lo que presionar, los abogados de Il Cavaliere se han puesto de acuerdo para presentar su solicitud en el Tribunal de Milán. “Entre nosotros no ha habido ni una sola diferencia sobre la estrategia que teníamos que adoptar”, han asegurado en un comunicado los tres defensores de Berlusconi, Niccolò Ghedini, Piero Longo y Franco Coppi, saliendo al paso de las noticias que hablaban de diferencias entre ellos a la hora de enfrentarse a la sentencia Mediaset.
Lo siguiente será conocer qué ámbito se le asignará a Berlusconi aunque pretendientes no le van a faltar. Varias ONG y fundaciones han mostrado ya en público su predisposición a acogerle pero tiene pinta de que la mayoría de los casos es una llamada para mostrarle los efectos negativos de su política en el terreno social.
Quien sabe si Il Cavaliere llegaría a aceptar trabajar para el padre Don Mazzi, fundador de la ONG Exodus y que ya ha dado empleo a Lele Mora, exagente televisivo, exdefraudador del fisco y exproxeneta de Arcore.
En una entrevista con Radio 24 ayer se mostró “encantado” con la idea. “Así nos volvemos a ver, es un amigo”, dijo. Mora explicó que “por ley no puedo relacionarme con personas con antecedentes o condenados pero ya ha pasado en otras ocasiones en los servicios sociales. A Don Mazzi tampoco le desagrada la idea: “Me encantaría tenerlo con nosotros, no lo digo con maldad sino porque así podrá trabajar en su redención. Me gustaría ser yo el que lo despierte por las mañanas y le pida que haga la cama, que hiciera pequeños trabajos manuales comenzando por la limpieza del baño, como hacía cuando tenía 15 años y no tenía todo a lo que está habituado ahora”.
Agencias