A Manlio Fabio Beltrones lo conocí desde los tiempos en que formaba parte de aquel Comité Ejecutivo Nacional del PRI que encabezaba Adolfo Lugo Verduzco, hidalguense, integrante de aquella familia de políticos que dominaron un buen rato aquel estado, del cual fue gobernador cuando las “circunstancias” y los ajustes en torno a la sucesión presidencial de Miguel de la Madrid lo sacaron de la jugada. Eran los tiempos en que ya se perfilaba un final de fotografía –en la puja por la candidatura- entre Carlos Salinas, Manuel Bartlett y Alfredo del Mazo; al igual que Don Adolfo, Beltrones que ocupaba la secretaría de Promoción y Gestoría, luego de ser Sub Secretario de Gobernación y conducir la negociación de la primera reforma electoral convocada después de la cuestionada elección de 1988, llegó a ser gobernador de su natal Sonora; como en diferentes momentos, condiciones e incluso partidos, otros integrantes de aquella generación que acompañaba a Lugo Verduzco alcanzaron la titularidad de los poderes ejecutivos en sus respectivos estados, Mariano Palacios Alcocer en Querétaro, Roberto Madrazo en Tabasco, Natividad González en Nuevo León, Genaro Borrego en Zacatecas y Arturo Núñez en Tabasco.
Siendo gobernador y perfilado para acompañar a su coterráneo y amigo Luis Donaldo Colosio en responsabilidades mayores, a ambos los sorprendió Lomas Taurinas. Aún en la crispación y el dolor, fue actor y factor en la designación de Ernesto Zedillo como candidato sustituto; llegado éste a Los Pinos, lo marginó y veladamente lo acosó políticamente. Animal político en el mejor sentido de la palabra, Beltrones guardó distancia y se atrincheró en su despacho de Las Lomas, a esperar que la ruleta de la política girara. En algunas ocasiones tomamos un café en “Un Lugar de la Mancha” y en el 2001, ya siendo presidente Vicente Fox, lo invité a ser el primer personaje entrevistado para “Sin Censura”, programa que durante casi seis años produjimos y conducimos para la Televisión de los Oaxaqueños; de buen talante viajó a Oaxaca, lo esperé en el aeropuerto y nos trasladamos a grabar. Al terminar recorrimos el Centro Histórico y hacia las dos de la tarde nos fuimos a comer con el gobernador José Murat, buena charla y viandas oaxaqueñas. Al terminar, Murat se puso al volante y lo fuimos a dejar al aeropuerto.
De aquella charla retomo algunos fragmentos; entrados en el tema del 23 de marzo, le comenté: -Después de Baja California, Colosio llegaría a Sonora- Beltrones respondió “dos días después llegaba a Sonora. Yo acababa de conversar con él un día anterior. Él estaba muy contento porque, recordarás en ese momento, estamos hablando del 22 de marzo, el señor Manuel Camacho acababa de hacer una declaración muy forzada y que estaba siendo muy esperada desde hacía mucho tiempo, desde hacía tres meses, aquella de ‘no quiero ser candidato a la presidencia de la república’, aunque la versión correcta es ‘no a cualquier costo’; Donaldo me habló el día 22 y me dijo ‘oye esto es nuevamente el inicio de la campaña, voy a Baja California, después voy a Sonora, te encargo que las cosas estén muy bien ahí, sobre todo en el estado nuestro, debe ser una fiesta; era previo a semana santa, cuando a mí me llega la noticia del 23 de marzo, la cruel noticia del atentado a Donaldo. Uno de mis primeros impulsos es ir a Tijuana, acuérdate que de Baja California a Sonora, no es como ir de de Oaxaca a Baja California, las distancias son muy cortas y creo que ahí era mi lugar, en donde yo debería estar. Lo que yo me pregunto ahorita es por qué no estaban muchos más, no me pregunto por qué estaba yo”.
Sobre la decisión de si escoger a Zedillo había sido buena o mala y los costos que se pagaron –por el PRI al perder la presidencia y antes en el 97 la mayoría en el Congreso- me respondió “Creo que en su momento fue tan buena que ganamos. No obstante las desafortunadas presentaciones que hizo en el debate. Quizá él perdió la oportunidad, primero, de convocar a la unidad de todos los grupos y se encerró con unos cuantos, esa falta de convocatoria generó divisiones. Posteriormente, las necesidades de equilibrar la economía de este país, después del desastre de la devaluación de 1994 de la cual todavía se la pasan discutiendo los dos ex presidentes, Salinas y Zedillo, nos hicieron pagar a la ciudadanía y al PRI los costos. Y aquí quiero hacer una acotación, hay un discurso muy manido que dice ‘bueno, el PRI perdió porque el poder desgasta’ yo corrijo, lo único que desgasta en política es el no poder y el PRI no pudo, por eso perdimos en el 2000”.
Luego las condiciones cambiaron, Beltrones volvió al Senado y se convirtió en factor de estabilidad para el gobierno de Calderón; hay quienes le adjudican funciones de “Vice-Presidente”. En el 2012, con sabiduría aceptó el signo de los tiempos y cedió el paso a Peña Nieto, que lo hizo líder en la Cámara de Diputados, desde donde le sacó las castañas del fuego en el tema de las reformas estructurales; su llegada a la dirigencia del PRI fue casi obligada; como necesaria fue su salida luego de las derrotas electorales del 2015, motivadas en buena medida por el “fuego amigo” y por el tiradero que ya traía el “grupo compacto” del presidente desde los hechos de Iguala.
Hoy Manlio Fabio, está de vuelta, con la sabiduría que dan tantas batallas libradas, en entrevista para El País reflexiona “en política y en la vida es muy difícil caminar sin la combinación de la experiencia y nuevas generaciones. La experiencia no se jubila, tampoco es algo que se consiga en el mercado”.
Con énfasis destaca la necesidad de construir la gobernabilidad del país, en un escenario de tercios electorales, a partir de gobiernos de coalición, la tarea principal es garantizar buenos gobiernos; a pregunta sobre la baja popularidad del presidente apunta “el ejercicio del poder desgasta, pero más desgasta el no poder, creo que el presidente ha sufrido el desgaste de poder hacer las cosas”.
Sobre los costos de las alianzas señala “si algo le puede hacer daño al PRI es desdoblarse hacia la derecha. El PRI está obligado históricamente a desdoblarse hacia la izquierda, como un partido progresista, no un grupo conservador. De ahí la importancia de la postulación de un candidato. Si el candidato que resuelva el PRI es de carácter conservador, no laico y gira a la derecha, el PRI perderá su esencia.
Es Manlio Fabio Beltrones.
¿Alguien puede asegurar que esto ya está decidido?
RAÚL CASTELLANOS HERNÁNDEZ / @rcastellanosh