¿Bajará de precio la gasolina?

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Para prepararse para esa hazaña, en términos beisboleros, el próximo presidente, Andrés Manuel López Obrador, puede ir calentando el brazo viendo lo que hace el mandatario Donald Trump en estos días.

En pleno 4 de julio, día de conmemoración de la independencia de Estados Unidos, lanzó un mensaje lejano de la celebración.

“El monopolio de la OPEP debe recordar que los precios de la gasolina subieron y ellos ayudan poco al respecto. Si acaso más bien provocan que los precios suban mientras que Estados Unidos defiende a varios de sus miembros por muy poco dinero. Esto debe ser una calle de doble sentido. ¡Reduzcan los precios!”.

Fue un mensaje para los países árabes de Medio Oriente que conforman la organización, pero principalmente para evitar que los estadounidenses lo culpen a él por la escalada en las tarifas por el combustible.

La materia prima de la gasolina, el petróleo, subió sus precios internacionales en 50 por ciento sólo en 12 meses.

La Organización de Países Exportadores de Petróleo, OPEP, provocó en parte que así ocurriera al recortar su producción. Es por eso que Trump señala hacia el Medio Oriente en busca de un culpable.

México no pertenece a la OPEP, pero también reduce su producción, más por la desaparición de los recursos del superyacimiento Cantarell, que por otra cosa. México no pertenece a esa organización… todavía.

“Explorar la posibilidad de un mayor acercamiento y mejor coordinación con la OPEP”, reza una tarea establecida por el futuro gobierno de AMLO en México.

Está contenido en su Propuesta de Programa del Petróleo que forma parte del Proyecto de Nación 2018-2024, expuesto en un documento digital de 461 páginas.

No está claro qué ganaría México con ese acercamiento, pues su mercado es el de Norteamérica, dominado por Estados Unidos, de donde viene principalmente la gasolina importada que consumen nuestros vehículos.

Allá el litro de gasolina regular pagado en la bomba está en el equivalente a 14.90 pesos por litro. Unos tres pesos más que hace un año.

Como allá lo compramos, el gobierno mexicano intervino el precio nacional con un ‘sacrificio’ consistente en reducir lo que cobra de impuestos. Era conveniente para la administración actual, los electores quizá le habrían quitado más votos al PRI si la gasolina hubiera aumentado en la misma proporción que en Estados Unidos.

¿El resultado? A Hacienda se le cayeron 21 por ciento los ingresos que cobra por el impuesto especial, el IEPS, que carga a cada litro de gasolina, de acuerdo con datos acumulados a mayo de este año.

La clave es saber si la gasolina seguirá aumentando de precio y para ello es útil que el equipo de AMLO se fije en dos procesos.

Uno. El desarrollo del conflicto entre Estados Unidos e Irán. Si en verdad sacan a Irán del mercado petrolero en noviembre, como amenaza el gobierno de Trump en represalia a esa nación, no habrá manera de compensar los dos millones y medio de barriles diarios que hoy suministra ese país. El precio de petróleo subirá irremediablemente. Algunos estiman que hasta los 120 dólares desde los 70 dólares actuales.

Dos. Lo que pase con el mercado de Estados Unidos, en donde la Administración de Información Energética estima que los precios empiecen a ceder pasando el verano, en su habitual comportamiento estacional.

Lo más probable es que ocurra lo que AMLO y su equipo comunicaron siempre. Que el precio suba un 5.0 por ciento en 2019 para evitar un golpe a las finanzas públicas.

No lo dijeron así, claro. Lo que han mencionado es que en un acto de sensatez, al inicio de la administración la gasolina no subirá de precio en “términos reales”, eso quiere decir que no subirá más que la inflación y Carlos Urzúa, futuro secretario de Hacienda, estima que ésta se ubique en 5.0 por ciento el año entrante. Más o menos un peso más por litro podríamos pagar en 2019. Unos 60 pesos adicionales por tanque.

Fuente: elfinanciero.com