Los menores precios de las materias primas, las condiciones menos favorables en los mercados financieros y los cuellos de botella en algunas cadenas de suministro frenarán el crecimiento en una América Latina que avanza a distintos ritmos.
Así lo asegura hoy el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su informe semestral “Perspectivas Económicas Globales”, que reduce en cuatro décimas la previsión de crecimiento para la región para 2014, hasta el 2,5 %.
El Fondo rebaja también el crecimiento previsto para 2015, que será del 3 %, tres décimas menos de lo adelantado hace unos meses.
El informe prevé que la recuperación en las economías avanzadas tenga un impacto positivo en el comercio de América Latina.
Precisa, con todo, que ese impacto se verá mermado por los menores precios de las materias primas, unas condiciones financieras menos propicias y cuellos de botella en las cadenas de suministro de algunos países.
El Fondo apunta la debilidad en las inversiones y el menor empuje exportador como los principales frenos de la región en 2013.
El informe destaca que la mayoría de divisas y mercados de deuda y acciones en Latinoamérica y el Caribe se negocian a niveles por debajo de los de hace doce meses, reflejo de un ambiente externo más adverso y la reconsideración de las perspectivas a medio plazo.
El Fondo hace hincapié, por lo demás, “en las considerables diferencias” en la región.
Menciona, en ese sentido, el caso de México, que repuntará un 3 % este año y un 3,5 % el siguiente tras un débil crecimiento del 1,1 % en 2013. Las perspectivas de crecimiento futuro son favorables gracias a las reformas económicas en marcha, sobre todo en los sectores energético y de telecomunicaciones, asegura el FMI.
Brasil, por el contrario, avanzará lentamente, con un crecimiento anticipado del 1,8 % en 2014 y del 2,7 % en 2015.
Los problemas en la cadena de suministro, sobre todo en infraestructuras, y la debilidad de la demanda privada reflejan la menor competitividad y la menor confianza empresarial en Brasil, y figuran entre los principales lastres de la economía del país, según el FMI.
Distintas son las cosas en Colombia y Perú, donde se prevé que la expansión continúe “a un ritmo bastante rápido”, con crecimientos previstos para este año del 4,5 % y 5,5 % respectivamente.
Sobre Chile, el Fondo pronostica “moderación”, con una proyección de crecimiento del 3,6 % en 2014 y del 4,1 % en 2015.
Las desaceleraciones más acusadas se producirán en Argentina y Venezuela, donde existen “grandes incertidumbres”. El FMI prevé que Argentina crezca un 0,5 % este año y el 1 % el siguiente, frente al 4,3 % de 2013. En Venezuela, prevé una contracción de medio punto en 2014 y de un 1 % en 2015, frente al crecimiento del 1 % en 2013.
El informe destaca la salida de capitales y la elevada inflación en ambos países, y llama la atención sobre la disparidad entre los tipos de cambio oficiales y lo que considera el mercado.
Además, “las medidas adoptadas para gestionar los desequilibrios internos y externos, incluidos los controles de precios, tipos de cambio y comercio, están dañando todavía más la confianza y la actividad económica” en Argentina y Venezuela.
Bolivia, mientras tanto, seguirá creciendo por encima de su potencial en 2014 con un repunte del 5,1 % previsto para este año y del 5 % para el próximo, frente al 6,8 % en 2013.
Centroamérica seguirá sin cambios y su economía se expandirá a un ritmo del 4 % este año y el próximo, y el Caribe lo hará a un ritmo del 3,3 % en 2014 y 2015.
El crecimiento también repuntó en Paraguay en 2013, con una expansión del 13 %, gracias a la recuperación del sector agrícola tras una severa sequía. Sin embargo, para este año el Fondo espera un crecimiento del 4,8 % y para el próximo del 4,5 %.
En líneas generales, el FMI alerta del riesgo de una subida de tipos más rápida de lo previsto en EE.UU. y del peligro de una caída adicional de los precios de las materias primas.
Ante ese escenario, los países deberían mejorar los fundamentos económicos internos para poder capear mejor cualquier turbulencia externa.
El Fondo aconseja también mantener la flexibilidad de las divisas para luchar contra la volatilidad y recurrir a una política monetaria más relajada si la desaceleración se acentúa.
En los países con elevada inflación, las políticas monetaria y fiscal deberían concentrarse en reducir las expectativas de incrementos de precios, añade el organismo. (EFE)