El espejismo que Cruz Azul fabricó la semana pasada, con su goleada ante Estudiantes, anoche se diluyó con tres certeros goles del Atlante. La Máquina volvió a la intermitencia y al descontrol de otros torneos. No generó al frente, perdió el medio campo y, sobre todo, fue una caricatura en la defensa.
Cruz Azul repite los vicios de siempre. En una semana da un partido bueno, pero a la siguiente ofrece uno malo. Anoche, para colmo de males, en la presentación de su zaga estelar, conformada por Waldo Ponce y Horacio Cervantes, las eternas dudas sobre su aparato defensivo no desaparecieron, al contrario, éstas aumentaron. Ambos jugadores no estuvieron a la altura de lo que se esperaba, incluso, el chileno tuvo un desastroso debut en la titularidad al marcar en propia puerta el primer gol del juego.
Pero no sólo fue en la defensa, sino en todas las líneas en las que La Máquina fue superada por un Atlante que empieza a tomar la forma ofensiva que tanto distingue a Miguel Herrera. El equipo del Piojo ya había dejado un grato sabor de boca ante Santos, pese a su derrota, y anoche le pasó por encima a un conjunto que cuando no tiene la pelota sufre demasiado.
El primer tiempo puede ser borrado de cualquier anecdotario, pues nada sobresaliente sucedió. Ambos equipos se enfrascaron en una lucha en el medio campo que nulificó cualquier aviso de peligro, al grado que tanto Moisés Muñoz como Jesús Corona pudieron haberse dado el lujo de no salir al terreno de juego.
Pero en el complemento la historia fue otra. Atlante comenzó a inclinar el juego hacia su lado, mientras que Cruz Azul no encontraba el funcionamiento colectivo y sus jugadores importantes pasaban inadvertidos.
Christian Giménez estuvo participativo, pero en tareas defensivas, mientras que el chileno Hugo Droguett pasó de noche por Cancún. Adelante, Emanuel Villa y Javier Orozco estaban muy aislados, mientras que Gerardo Torrado y Marcelo Palau peleaban los balones sin poder profundizar al frente.
Ante un juego tan cerrado, el primero que movió sus piezas en el tablero fue Miguel Herrera, quien introdujo a Giancarlo Maldonado, con intención de buscar la victoria. Al 55’ esta iniciativa tuvo sus frutos, cuando Fernando Navarro colocó un gran centro para el pique del Hobbit Bermúdez que centró para Giancarlo, pero antes de que el atacante conectara, el balón encontró la pierna de Ponce para introducirse en el arco celeste.
El 1-0 fue el golpe que desbarató a un Cruz Azul que sobrellevaba las acciones. Enrique Meza respondió con dos cambios ofensivos, César Villaluz e Isaac Romo; sin embargo, sacrificó el equilibrio de la media al sacar al uruguayo Palau, ese cambió lo pagaría más adelante.
La Máquina fue igual de improductiva, aunque tuviera más gente a la ofensiva. Se volvió predecible y ninguno de sus jugadores pudo tomar la pelota para generar jugadas más elaboradas de peligro.
Bajo este contexto, los Potros fueron más verticales y, sobre todo, más contundentes Al 71’ el peruano Reimond Manco encontró la espalda de los defensores celestes, para mandar un centro que dejó solo al Hobbit Bermúdez, quien definió ante la salida de Corona.
Cuatro minutos después, el equipo celeste terminó con su debacle, cuando Hugo Droguett empujó en el área a Navarro. El penal lo convirtió Maldonado para concretar la goleada de 3-0.
Cruz Azul ya no tuvo reacción. Dejó una mala imagen en el Andrés Quintana Roo y empieza a generar dudas sobre a qué equipo creerle: al que goleó a Estudiantes o al que salió goleado ante Atlante.
21 Juegos tenía Cruz Azul sin perder por diferencia de tres goles; la
última fue ante Puebla en el Bicentenario 2010.
33 goles ha marcado Giancarlo Maldonado con la playera del Atlante; el venezolano lleva siete torneos con los Potros.
Milenio