Cada año, el 30 de abril, se repite el ritual, regalos, fiestas, día libre, conciertos, mucha comida, cine, simulacros de participación y escucha. Los políticos, las autoridades educativas, los padres de familia y los adultos en general, dictan discursos sobre la ternura, la necesidad de su protección y cuidado, el futuro de la patria. Los derechos humanos son parte de un lenguaje muy vistoso pero con muy poco compromiso real y efectivo para garantizarlos.
En Oaxaca, del total de la población, es decir, 3’801,962 personas, 1’444,039 personas son menores de 18 años, esta cifra representa casi el 38% de la población, que según la Convención sobre los Derechos del Niño niña o niño es todo ser humano menor de 18 años. La importancia en términos absolutos y relativos de la infancia y adolescencia oaxaqueña obliga a repensar todas las leyes y políticas que se encuentran elaborando e implementando desde los principios del desarrollo, la participación y del interés superior del niño.
Actualmente en el estado existen leyes que no garantizan los derechos de la infancia y adolescencia, políticas públicas asistenciales y electoreras que sólo benefician a los proveedores y comerciantes de útiles y uniformes escolares, instituciones débiles estructuralmente y sin presupuesto, con voluntad de trabajo pero poca claridad y fuerza para realizar la tarea.
Ante esta situación, el Foro Oaxaqueño de la Niñez urge:
– Realizar las reformas necesarias a las leyes sobre infancia y adolescencia que garanticen plenamente sus derechos.
– Rediseñar las políticas públicas desde la perspectiva de derechos.
– Reestructurar las instituciones encargadas de la atención, procuración, promoción y protección de los derechos de niñas, niños y adolescentes asignándoles presupuestos suficientes para la realización de su tarea.
– Elaborar y promover metodologías y espacios para la participación de niñas, niños y adolescentes en todos los ámbitos de la vida pública, es urgente la construcción de ciudadanía desde la primera infancia.
Las organizaciones que conformamos el FONI hemos comprobado con nuestro trabajo por muchos años, que al escuchar la voz e impulsar la participación de niños, niñas y adolescentes, contribuimos a garantizar el ejercicio de sus derechos, construyendo de manera conjunta condiciones para el bienestar familiar y ciudadanía.”