Dylan Michel llegó a cambiarle la vida y gracias a él, Jonathan Israel Benítez tendrá qué festejar este 19 de junio porque a sus 16 años es un feliz papá.
El pequeño apenas tiene cinco meses de edad y Jonathan ha aprendido a bañarlo, cambiarlo y a ver en él la oportunidad de ser un padre diferente al que tuvo, dedicarle tiempo, hablar con él y alejarlo del ambiente de peligro en el que él vivió.
“No me gustaría que él viviera como yo vivía antes, es que nos hemos cambiado a muchos lugares, donde vivíamos era muy feo la verdad, ahí violaban, secuestraban, vendían drogas y todo eso y sinceramente yo no quiero que caiga, menos así”.
Jonathan conoció a la mamá de su pequeño en una de las brigadas del Instituto de la Juventud del Distrito Federal (Injuve-DF) y el pequeño Dylan nació cuando la pareja estaba a punto de concluir la secundaria.
Papá responsable
A pesar de su corta edad, a Jonathan no le asustó la paternidad: “Yo le dije a su mamá que me iba a hacer responsable y no me he echado para atrás”, aunque ser un padre comprometido con su hija haya significado interrumpir sus estudios de bachillerato.
Hizo examen para la preparatoria y se quedó en uno de los planteles del Instituto Politécnico Nacional, sólo que al iniciar sus clases tuvo que pedir su baja temporal y en agosto se vence, por lo que pronto tendrá que decidir si continúa o no por ese camino.
Más que por cumplir con un anhelo personal, Jonathan desea retomar los estudios para darle a su hijo una mejor calidad de vida: “ahora ya no es para mí sino para él”, aunque de vez en cuando recibe apoyo económico de su madre.
Con su nivel educativo actual sólo ha podido emplearse como lavaloza, mesero y ayudante de un negocio particular dedicado a eventos sociales, en el que obtiene 250 pesos por día, siempre que haya actividad.
Pero ser parte del Instituto de la Juventud del DF y realizar labores en la brigada de Redes le permite acceder a la beca del programa Impulso Joven, de 800 pesos al mes, la cual también recibe su pareja, Mariela Arzate.
Su plan para este mes es emplear esos recursos en la compra de ropa para su pequeño, ya que mientras ocupen el departamento que le dejó su papá a Mariela, no tendrán que pagar renta.
Ser papá joven, dice Jonathan, le permitirá tener una mejor comunicación con su hijo, aunque por ahora no se considera merecedor de un festejo: “siento que la que más se ha llevado todo es ella”, señaló.
Y está consciente de que aún le falta mucho por vivir: “siento que lo que he aprendido es muy poco todavía, ahora sí voy a saber por qué mi mamá solía regañarme”, afirmó.
Samuel Martínez tenía 17 años cuando se convirtió en papá y aunque la noticia le causó sorpresa, asumió su responsabilidad con agrado: “me emocionaba, me veía y aún me veo como un papá diferente, joven, pero con una perspectiva diferente, es mi oportunidad de hacer las cosas distintas”.
Su padre fue duro con él al principio y su idea, ahora que ha comenzado a ver crecer a su pequeño, es dedicarle tiempo especial y suficiente, pero también prepararse para obtener un mejor ingreso y darle una buena vida.
Actualmente Samuel tiene 19 años y su pequeño Ehud Isaac año con dos meses y aunque se observa feliz quiere ofrecerle algo mejor, por lo que ya planea estudiar el Bachillerato a Distancia para tener un ingreso mayor.
Cuando su hoy esposa quedó embarazada, él ya trabajaba como promotor de un negocio de barbacoa y ahora lo es de una radiodifusora, a pesar de ello su salario sigue siendo bajo: recibe tres mil pesos mensuales.
Con el pago de la renta, de mil pesos, en la colonia Guerrero, a Samuel y su familia sólo les quedan dos terceras partes de su salario para todos sus gastos y aunque la relación con sus padres ha mejorado, de ellos no recibe ningún tipo de apoyo.
Con las prestaciones que le otorga la empresa donde trabaja, Samuel pretende darle un hogar y educación correcta a su pequeño “y que tenga padres para rato”, ya que hasta hoy no se arrepiente de haber decidido continuar con el embarazo de su esposa.
El Universal