Las autoridades filipinas elevaron hoy a 58 el número de muertos por los tifones “Nesat” y “Nalgae”, que golpearon el norte del país de forma consecutiva en menos de una semana y dejaron a miles de personas aisladas por las inundaciones.
El servicio meteorológico (Pagasa) indicó que “Nalgae”, el último en golpear Filipinas el pasado sábado, se alejó ayer por la costa noreste del país después de arrasar varias provincias del norte de la isla de Luzón.
Ambos temporales combinados han afectado a 2,9 millones de personas y han causado, al menos, 34 desaparecidos.
Según el Centro de Prevención de Desastres, “Nalgae” ha causado la muerte a un hombre de 35 años sepultado por un alud de tierra en la provincia de Benguet, a un niño de 4 años y a un hombre de 38, los dos ahogados en una riada en la provincia de Tarlac.
Las últimas víctimas registradas por el “Nesat”, que pasó por el norte del país el pasado martes, son dos niños de 8 y 14 años de la provincia de Bulacan, al norte de Manila, otro niño de 11 años de la vecina provincia de Pampanga y un hombre de 57 de la región de Zambales, todos ahogados en las riadas.
Los equipos de rescate siguen trabajando para rescatar a los 28 desaparecidos por “Nesat” y los seis por “Nalgae”, mientras las autoridades siguen recabando datos de víctimas en las zonas más aisladas por las inundaciones.
Cuatro de los últimos desaparecidos son pescadores que salieron a faenar en la provincia de Pangasinan (norte) pese a las advertencias de las autoridades.
Al menos 29 de los fallecidos son menores que, al igual que el resto de víctimas, perecieron ahogados, golpeados por árboles derribados por el vendaval, sepultados por desprendimientos de tierra o electrocutados.
Un puñado de municipios del norte de Manila siguen completamente anegados con decenas de vecinos refugiados en sus tejados mientras los equipos de rescate tratan de abrirse paso en lanchas neumáticas hacia los lugares más inaccesibles.
El director del Centro de Prevención de Desastres recalcó ayer que los rescatadores se encuentran con la dificultad añadida de que muchos vecinos se niegan a ser evacuados por miedo a que sus viviendas sean saqueadas en su ausencia.
Aunque el tifón “Nalgae” abandonó el sábado el país, las lluvias han continuado de forma intermitente al norte del país y sigue existiendo riesgo de riadas en las zonas más bajas a medida que baja el agua de las áreas montañosas, ya que la tierra está saturada y no puede absorber más agua.
Al menos 164.000 personas siguen siendo atendidas en los centros de evacuación provistos por el Gobierno, donde han aflorado problemas de salubridad y otras 190.000 están refugiadas en casas de familiares o amigos.
El país se prepara ahora para la llegada de una nueva depresión tropical, bautizada por los filipinos como “Ramon” y que puede golpear el centro del archipiélago a partir de mañana convertido en un tifón si sigue ganando fuerza.
Al margen del desastre humanitario, “Nesat” ocasionó un coste de 8.600 millones de pesos (147,3 millones de euros o 196,7 millones de dólares) mientras las autoridades siguen recabando datos para conocer los daños causados por “Nalgae”, que ha afectado prácticamente a las mismas regiones que “Nesat”.
Entre 15 a 20 tifones visitan Filipinas cada año durante la estación lluviosa que, por lo general, comienza en mayo y concluye en noviembre.
EFE