Cada uno de los rincones, cada uno de los talleres, cada una de las personas incluso cada una de las piezas elaboradas con barro, tienen algo que contar en Santa María Atzompa; una comunidad llena de misterios, de aromas, de emociones, de ilusiones pero sobre todo de mucha imaginación.
Ángeles, Cristos, diablos, cráneos, ranas, cerdos, aves de diversos tipos, mariposas y muchas figuras más forman parte de una gama de productos que han sido elaborados por una mezcla de minerales y que son exhibidos en el mercado de la organización de Artesanos y Alfareros de esta comunidad.
Con bastón en mano y con un semblante de cansancio, pero con una actitud envidiable, el presidente de la Organización de Artesanos y Alfareros de la comunidad, Martín Mario Enrique López, asegura que la alfarería es un oficio que le ha dado mucho.
Historias que contar
Mientras relata la historia de este lugar, el artesano aterriza sus recuerdos el 12 de octubre de 1988, que fue cuando se dio inicio a la primera etapa de este lugar, en tanto continua sus palabras mencionan a personajes de la historia importante en Oaxaca.
“Este mercado dio inicio cuando Eladio Ramírez López estaba en el poder, la segunda etapa se trato de impulsar con la llegada de Diodoro Carrasco Altamirano, pero no fue hasta con la llegada de Ulises Ruiz Ortiz, cuando se puso la primera piedra de esta etapa”, sostiene.
El hombre que fue galardonado durante la Feria Internacional de Houston Texas. También recuerda la fecha en la que, dice, cuando fue el encargado, junto con su compañera de toda la vida Tomasa Ruiz, de entregar al Papá Juan Pablo II, vacías y jarrones de barro durante su primera visita a la ciudad de México.
El hombre quien se muestra orgulloso de sus logros, reconoce que aún hay mucho por hacer en la alfarería “debemos de innovar”, dice, esto mientras mira con satisfacción el mercado que por muchos años deseó junto con otros 120 artesanos que forman parte de su organización.
Innovar o morir
Abel Luis Torres, secretario de la Organización de Artesanos y Alfareros de Santa María Atzompa, ha reconocido que es necesario “innovar o morir”. Mientras detalla la historia de su taller, el también artesano recuerda los buenos y malos tiempos por los que ha tenido que atravesar.
Sostiene que ante las normas de la Secretaría de Salud y la prohibición del plomo en los productos, debido a sus efectos dañinos en la salud, los artesanos de la zona han tenido que utilizar otros esmaltes para la elaboración de la alfarería.
Aseguró que alrededor de un 30 por ciento de las ventas cayeron ante esta situación, por lo que desde entonces comenzaron a innovar a buscar materiales a favor de la salud.
Mientras explicaba el proceso de la elaboración del barro y las piezas de alfarería, Luis Torres sostuvo que espera que las ventas mejoren durante estas festividades.